Plebiscito por hidroeléctricas; otro volador de luces



Por: Carlos Pérez Alvarado
 
Cada cierto tiempo, a raíz de grandes y polémicos emprendimientos empresariales que eventualmente pudieran afectar a un sector de la ciudadanía, regional o local, se plantea la idea de hacer un plebiscito para saber cuánta gente está de acuerdo, o no, con tales iniciativas. Desde distintos frentes surge esta propuesta, casi siempre como el remedio que cura cualquier enfermedad, cualquier disputa entre bandos poco flexibles. En todo caso, suena muy lógico y coherente consultar la opinión de la gente, especialmente en asuntos en los que pueden sentirse perjudicados, tanto ellos como las generaciones venideras.
Pero un plebiscito no es algo sencillo de aplicar, al menos bajo la actual legislación. Primeramente, ninguna norma convierte un plebiscito en una consulta vinculante, es decir una en que el resultado se convierte en un mandato. O sea, el primer inconveniente es que, a menos que se cambien las leyes, una consulta ciudadana sirve de nada si lo expresado en las urnas es ignorado por completo. Quizás si el mejor ejemplo de ello sea lo ocurrido el año 2004 cuando la ciudadanía de la Región del Bío-Bío organizó un plebiscito en el que participaron 136.783 personas de 22 comunas. De ellas, el 99.01% estuvo en desacuerdo con privatizar la empresa de Agua potable ESSBIO, sin embargo, a pesar de ese categórico resultado y que se le solicitara encarecidamente que suspendiera la decisión, el Presidente Ricardo Lagos no dio marcha atrás y esa empresa estatal pasó a manos privadas. Nada lo obligaba a cambiar esa decisión.
A pesar de todo, sí han habido algunas experiencias de encuestas o consultas comunales en las que un Alcalde ha llamado a que los vecinos voten si con los dineros municipales se construye una escuela o una comisaría, o si se cierra o no una calle al libre tránsito. Esas iniciativas, extrañamente tienen mucha cobertura mediática, pero no son la norma, como lo es en muchos países de Europa (p.e.) donde los residentes de un pueblo o ciudad grande acuden casi todas las semanas para participar de numerosas consultas donde se pronuncian espontáneamente, sin que estén obligados bajo amenaza de multa; van así haciendo progresar entre todos su comunidad y entorno social. La lógica indica que mientras más consultas sean ofrecidas a la población, más democrática es una sociedad, por eso cuesta entender cómo los paladines del sistema político de nuestro país no muestran el más mínimo interés en fomentar y fortalecer esta excelente herramienta de participación. No se ha sabido de ninguno que haya propuesto mecanismos para que los plebiscitos sean comunes, participativos y vinculantes.
Por eso llama la atención que en los últimos días el Senador por Aysén Patricio Walker, rompiendo sorpresivamente su prolongado silencio respecto del tema de las centrales hidroeléctricas, al parecer quiso sorprender con el anuncio de que es partidario de hacer un plebiscito para que los ayseninos decidamos si queremos que se construyan o no las represas en nuestra región. Ni siquiera aclara si se trata sólo de las de Hidroaysén o todas las que piensan construirse, incluyendo las dos centrales, de 100 y 150 MW, que planea Energías Renovables de Aysén Ltda., ligada a su hermano Juan Walker Prieto, que intervendría el Río Ibáñez y se colgaría al gigantesco tendido eléctrico que vendría desde el Baker y el Pascua.
En cualquier caso, para que su iniciativa tenga éxito el Senador tendría que conseguir el apoyo de más de la mitad de sus colegas o el auspicio del Ejecutivo para modificar la legislación y convertir el resultado de una decisión que ahora toman las Coremas, en un verdadero dictamen proveniente de todos los que se expresen con su voto libre y democrático (en teoría). Si le va bien con eso, en seguida el Sr. Walker, tendría que aclarar si tal consulta se efectuaría sólo en Aysén o tendría carácter nacional. Mal que mal lo que está en juego es la Patagonia chilena y, eventualmente, ocho regiones que se verían afectadas por un trazado de más de 2 mil kms de tendido eléctrico. Además el proyecto de Ley debería especificar quiénes podrán votar, si serán sólo los que están inscritos en los registros electorales, o sólo servirá el carné. Si únicamente tienen derecho los primeros quiere decir que el amplio sector de no inscritos, que corresponden justamente a jóvenes que serían los directamente afectados en el futuro, no podrán expresar su voluntad, y pensar que se van inscribir sólo para votar en esa hipotética ocasión no resulta creíble.
Finalmente un plebiscito sobre las represas, legal, vinculante y ampliamente participativo tiene que ser informado. Se debe entonces regular la publicidad en todos los medios y establecer –quizás- franjas televisivas en igualdad de condiciones para todas las posturas y en las que el gobierno de turno debe abstenerse de apoyar sobre todo a las empresas como está ocurriendo hoy día, y decretarse la suspensión inmediata de las campañas multimillonarias en lavado de imagen y publicidad y de lo que eufemísticamente ellos llaman Responsabilidad Social Empresarial la que, casualmente, se parece mucho a las prácticas de los señores candidatos a Diputados o Senadores cuando andan detrás del voto pero que, una vez elegidos (o no), rápidamente se olvidan de lo que la gente realmente quiere o necesita y se dedican a proponer ideas sin futuro.
http://www.radiosantamaria.cl/rsm/noticias/3268.html?task=view

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Diputados cuestionan línea de transmisión de HidroAysén en comisión de Minería y Energía


La mayoría de los diputados de la comisión de Minería y Energía, rechazó las declaraciones del vicepresidente ejecutivo de HidroAysén, Daniel Fernández, en el sentido de la línea de transmisión necesaria para llevar la electricidad generada en Cochrane hasta Santiago.

A pesar de que Fernández fue enfático en explicar que la altura de las 6000 torres de alta tensión sería 40 a 60 metros de altura, disminuyendo el impacto visual, y que el trazado a construir por nueve regiones de Chile, no superaría los 2.000 kilómetros de largo, el diputado Alfonso de Urresti, presente en la sala, expresó su rechazo al paso de la línea por la región De los Ríos, a la cual representa.

El parlamentario también se refirió a la capacitación y becas de estudio que la empresa ha entregado en Aysén, indicando que las deficiencias históricas del Estado con las regiones australes, no deben ser asumidas por una empresa privada.

También presenciaron la presentación los diputados por la Región de Aysén, David Sandoval y René Alinco, éste último quien consultó por el impacto en la región dando como ejemplo lo sucedido con empresas salmoneras y mineras que sólo han entregado empleo barato y gran contaminación en la zona.

Todo tiene un costo, nosotros queremos que sea el mínimo posible (...) Hoy día la gente de Aysén necesita trabajo y un buen sistema de salud, dijo.

Por su parte, el diputado David Sandoval aclaró que aquí hay una empresa que está instalando un proyecto que no le resuelve ningún problema a la Región de Aysén, sino está pensado en resolver el problema energético del país.

Asimismo, se mostró interesado en que la ciudadanía local exprese su aprobación o rechazo a las represas antes que se tome una determinación definitiva.

La sesión se extendió por más de dos horas y, tal como lo dijera el presidente de la comisión, Alejandro García Huidobro, ésta evidencio lo necesario de debatir sobre los impactos y conveniencia de un emprendimiento tan controvertido para Chile como HidroAysén.

En tanto, debido a las numerosas consultas y cuestionamientos de los diputados, Daniel Fernández no tuvo tiempo para responder, por lo que quedó citado para continuar la sesión el próximo miércoles a las 15:30 horas en el Congreso en Valparaíso.

upi/ha/cdr

http://noticias.123.cl/noticias/20110310_bdae68de64d1f038e721395b45657c8b.htm

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