Suelo pegajoso y techo de cristal

Las mujeres están socializadas para el cuidado y la gestión de la vida, esto no incapacita a ninguna mujer a tomar decisiones, sin embargo el imaginario social patriarcal concluye siempre que los hombres hacen mejor unas tareas y las mujeres hacen mejor otras. Cuidar, dialogar, pensar en las personas que te rodean, son cualidades que no tienen ningún valor económico, de hecho son profesionalmente castigadas, se busca gente seria, segura de sí misma, que no dude, que no tenga miedo a pisotear a la competencia.

¿Debemos las mujeres aprender a destruir y competir, debemos incorporarnos a las dinámicas y jerarquías de las grandes empresas en las que la autoridad se legitima por el puesto que se ocupa y no por las capacidades de las personas? El suelo pegajoso que adhiere a las mujeres a sectores de trabajo donde no se controla el poder pero se mantiene la vida, nos hace preguntarnos si debemos empoderarnos y saltar con fuerza para despegarnos.

La igualdad que nos venden es la igualdad dentro de las estructuras de poder establecidas, dentro del mercado organizado por el poder patriarcal capitalista, y en esa estructura nos dejan entrar a las mujeres. Tenemos la capacidad para transformar la realidad y construir unas condiciones laborales en las que se valore la vida, el cuidado y la diversidad de opiniones. 

La creatividad feminista inventa alternativas y entiende que la igualdad no es que me permitas hacer lo que tú haces, sino que desactivemos las dinámicas actuales que machacan a casi todas las personas que las mantienen.
Texto de Paula de Dios extraído del periódico Diagonal

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