Argentina - San Juan: “Temporal, minería y la verdadera cara de la desidia”
por Ximena Angiorama
“Existen diferentes modos de entender o concebir la economía y sus actividades por parte de la sociedad. San Juan, hoy más que nunca nos muestra al país que más allá de una catástrofe climatológica no está atendiendo a la gente común. ¿Es necesario esperar un temporal para darse cuenta de ello, y llorar los daños causados?”
Hace ya más de un año, al contar como se vive en una ciudad atiborrada por la minería; sin obra pública, controles ausentes y desatención a la infancia, otras voces surgieron a gritos. ¿Podrán hoy sonar igual que entonces?
A más de un año de aquellas palabras, la realidad ha cambiado… desafortunadamente para el pueblo de San Juan; como lo presagiaban las voces de quienes para algunos, simplemente disfrutan de decir No.
Con el cese de actividad en Pascua Lama, muchos sanjuaninos, mendocinos y chilenos ya no tienen ese trabajo que “dignificaba” su persona y le daba un sentido a la explotación minera a toda costa. No hay subsidios por desempleo ni mucho menos. Los trabajos precarios, sueldos en negro, caminos de acceso son netamente la cara del peligro de derrumbe, crecientes y catástrofes (y no es el temporal la única causa: un camino con 53 badenes y sin puentes, tarde o temprano colapsa). Un sistema de salud obsoleto, donde se otorga alta a pacientes porque las partidas son insuficientes para darles la atención que requieren -en medicamentos y en alimentos-, precariedad en las viviendas, falta de cloacas y gas de red, entre tanto más.
Y por favor que se entienda: el problema no es que se haya paralizado Pascua Lama. Hay que admitir lo mal que se están haciendo las cosas, y un estado… ausente. Ser contemporáneos quizás no nos permite estudiar fenómenos sociales de manera objetiva. Pero ser contemporáneos, lo que si nos permite saber es que San Juan, y mucho más Jachal; sigue un tanto congelado en el tiempo, como aquella estampa que apasiona, que conmueve y enamora a cada uno de los nacidos en el pueblo, aquerenciados por lo vivido, por lo que fue y por lo que podría haber sido.
Esa gente, hoy puede ser materia de análisis de sociólogos, economistas, y tantos más. Pero la realidad es que según las voces de su gente, son más de 3000 personas que han quedado a la deriva, con obligaciones contraídas por haberse creído la historia que hasta aquí no ha tenido un buen final.
Siguen merodeando… camiones que pasan, van y vienen y ya ni la leyenda de lo que contienen presentan. La impunidad es total. Además se hicieron su propia salida hacia otros rumbos escudados en el nombre del “Corredor bioceánico” y siguen esperando la recuperación de un gobernador que inaugurará un “mega gimnasio” pero que ya tiene otro destino que no son los niños y jóvenes de Jachal. Algunos espejos aún brillan pero la credulidad de la gente ya no es la misma.
Después de la tormenta, nuevos subsidios (ojalá lleguen a quienes realmente sufrieron las inclemencias y no se pierdan como otros aportes que nunca llegan…), intervención del gobierno nacional, mas parches para enfriar la situación y los problemas radicales dormirán hasta un nuevo momento crítico.
El corredor bioceánico ha unido intereses políticos y económicos; pero forman parte de otra grieta en la sociedad sanjuanina.
Por todo esto es que comparto. Nunca pensé que fuera tan rápido que se viviría el desamor por lo que no fue. Un pueblo que no solo está igual que antes, sino que también carga con la frustración de lo que podría haber sido… pero que solamente eran espejitos de colores.
“Existen diferentes modos de entender o concebir la economía y sus actividades por parte de la sociedad. San Juan, hoy más que nunca nos muestra al país que más allá de una catástrofe climatológica no está atendiendo a la gente común. ¿Es necesario esperar un temporal para darse cuenta de ello, y llorar los daños causados?”
Hace ya más de un año, al contar como se vive en una ciudad atiborrada por la minería; sin obra pública, controles ausentes y desatención a la infancia, otras voces surgieron a gritos. ¿Podrán hoy sonar igual que entonces?
A más de un año de aquellas palabras, la realidad ha cambiado… desafortunadamente para el pueblo de San Juan; como lo presagiaban las voces de quienes para algunos, simplemente disfrutan de decir No.
Con el cese de actividad en Pascua Lama, muchos sanjuaninos, mendocinos y chilenos ya no tienen ese trabajo que “dignificaba” su persona y le daba un sentido a la explotación minera a toda costa. No hay subsidios por desempleo ni mucho menos. Los trabajos precarios, sueldos en negro, caminos de acceso son netamente la cara del peligro de derrumbe, crecientes y catástrofes (y no es el temporal la única causa: un camino con 53 badenes y sin puentes, tarde o temprano colapsa). Un sistema de salud obsoleto, donde se otorga alta a pacientes porque las partidas son insuficientes para darles la atención que requieren -en medicamentos y en alimentos-, precariedad en las viviendas, falta de cloacas y gas de red, entre tanto más.
Y por favor que se entienda: el problema no es que se haya paralizado Pascua Lama. Hay que admitir lo mal que se están haciendo las cosas, y un estado… ausente. Ser contemporáneos quizás no nos permite estudiar fenómenos sociales de manera objetiva. Pero ser contemporáneos, lo que si nos permite saber es que San Juan, y mucho más Jachal; sigue un tanto congelado en el tiempo, como aquella estampa que apasiona, que conmueve y enamora a cada uno de los nacidos en el pueblo, aquerenciados por lo vivido, por lo que fue y por lo que podría haber sido.
Esa gente, hoy puede ser materia de análisis de sociólogos, economistas, y tantos más. Pero la realidad es que según las voces de su gente, son más de 3000 personas que han quedado a la deriva, con obligaciones contraídas por haberse creído la historia que hasta aquí no ha tenido un buen final.
Siguen merodeando… camiones que pasan, van y vienen y ya ni la leyenda de lo que contienen presentan. La impunidad es total. Además se hicieron su propia salida hacia otros rumbos escudados en el nombre del “Corredor bioceánico” y siguen esperando la recuperación de un gobernador que inaugurará un “mega gimnasio” pero que ya tiene otro destino que no son los niños y jóvenes de Jachal. Algunos espejos aún brillan pero la credulidad de la gente ya no es la misma.
Después de la tormenta, nuevos subsidios (ojalá lleguen a quienes realmente sufrieron las inclemencias y no se pierdan como otros aportes que nunca llegan…), intervención del gobierno nacional, mas parches para enfriar la situación y los problemas radicales dormirán hasta un nuevo momento crítico.
El corredor bioceánico ha unido intereses políticos y económicos; pero forman parte de otra grieta en la sociedad sanjuanina.
Por todo esto es que comparto. Nunca pensé que fuera tan rápido que se viviría el desamor por lo que no fue. Un pueblo que no solo está igual que antes, sino que también carga con la frustración de lo que podría haber sido… pero que solamente eran espejitos de colores.