El nuevo rey De la soja


Por: Nicolas Diana
Lázaro Báez, el empresario, socio comercial e íntimo amigo de Néstor Kirchner, tiene un nuevo emprendimiento: plantar soja en la Patagonia, el “yuyo” que tantos dolores de cabeza le trajo al Gobierno y a su compañero, el ex presidente. El proyecto, por demás ambicioso, se puso en marcha hace un mes cuando Báez viajó a Corea para inmiscuirse en las técnicas de sembrado en zonas extremas. Los resultados de las reuniones que tuvo con los técnicos asiáticos lo entusiasmaron tanto que volvió dispuesto a todo: “Si invertimos en sistemas de riego, mejoras del suelo y conseguimos buenas semillas, tenemos posibilidades de empezar a sembrar en El Calafate”, se ilusiona Báez. Además de soja, el empresario que más se benefició con la obra pública en la era K, quiere hacer pruebas para sembrar trigo, cebada y centeno. Sus allegados dicen que está invirtiendo gran parte de su fortuna en el nuevo proyecto y que quiere ser el pionero en sembrar en la zona. Báez se diversifica y ahora apuesta al campo.
Emprendedor
El año pasado, Lázaro creó Austral Agro, una empresa que empezó a canalizar inversiones hacia ese sector y que está autorizada para incursionar en actividades agrícolas, ganaderas y de importación y exportación de cereales, frutos y otros productos. Primero compró más de 140.000 hectáreas en Santa Cruz y las llenó de ovejas, una de las actividades típicas de la zona. Pero los avances tecnológicos y las nuevas tendencias en cultivo lo motivaron a diversificar sus negocios agrarios. Ahora quiere llevar soja al frío de El Calafate. Y aunque parezca inverosímil, los expertos dicen que es posible hacer crecer el “yuyo”, además de otros cultivos. “Hace algunos años se hicieron pruebas en El Calafate, en la zona de Punta Arenas, y logramos que creciera soja y trigo, pero con bajos rendimientos”, grafica un ingeniero agrónomo calafatense. También hay experiencias sojeras en las provincias de Neuquen y Río Negro con excelentes resultados . En las tierras que Báez tiene en el sur ya comenzó a hacer mejoras en los suelos, invirtió en sistemas de riego y mejoró las estructuras edilicias. Además, cercó y subdividió todos los campos y está trabajando sobre alisamiento de los terrenos. Aunque una parte de los campos, asegura Báez, seguirá destinado a la cría de ovejas. Pero Lázaro no apunta sólo a la soja y está averiguando qué otras semillas pueden crecer en los áridos suelos de la Patagonia. Hace 15 días se reunió con un grupo de expertos rusos en Buenos Aires para saber qué tipos de cultivos se llevan adelante en el frío país europeo. Los hombres le aconsejaron probar con el trigo ruso, una semilla mejorada genéticamente que puede aguantar bajas temperaturas y cierta aridez del suelo característica de El Calafate. Además, le explicaron que si quiere que el negocio prospere debe invertir en sistemas de riego de avanzada y tener cuidado con los vientos fuertes de la zona que atentan contra los cultivos. También tuvo reuniones con expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) –que le aconsejaron invertir en fertilizantes ya que la tierra en Santa Cruz suele ser pobre en minerales– y encargó una batería de estudios de factibilidad para ver si el proyecto tiene futuro.
El negocio
Para llevara adelante su innovador plan agropecuario, los especialistas le aconsejaron trabajar sobre superficies reducidas y controladas. “Es el primer paso. Si da resultado se puede ir extendiendo a superficies más grandes”, explica un ingeniero agrónomo que conoce los negocios de Báez en el sur. “El problemas es que las cosechas son con rindes muy bajos. Esto no es como en la provincia de Buenos Aires que tirás una semilla y crece sola”, explica. En El Calafate, son pocos los meses al año sin nieve –entre fines de octubre y principios de marzo–, y hay que aprovecharlos al máximo. Por eso, Báez se apura en preparar la zona. Su sueño es poder hacer los primeras ensayos esta temporada. Lázaro sabe que el negocio del agro le va a llevar varios años de pruebas y análisis hasta que sea rentable. Eso sí, mientras tanto no piensa abandonar los jugosos negocios que le brinda la obra pública K. “No pienso dejar la construcción, esto es una inversión a futuro y hay mucho para investigar”, se entusiasma Báez. Pero los opositores en El Calafate, tienen otra lectura: “Quiere invertir en campos porque cuando los Kirchner dejen el poder se le acaba el negocio de la obra pública”.
El socio
Quienes frecuentan a Báez aseguran que hace rato tenía ganas de participar del negocio de la soja y el agro, pero que el conflicto con el campo le retrasaba los planes. “No hubiese caído muy bien en medio del quilombo con los ruralistas”, dicen sus voceros.
Lázaro Báez es íntimo amigo de Néstor Kirchner desde los tiempos que gobernaba Santa Cruz. Su relación es tan cercana que comparten negocios: son socios en un fideicomiso que financió la construcción de un complejo de diez departamentos en el centro de Río Gallegos. Su crecimiento económico fue tan veloz que en pocos años pasó de ser empleado del Banco de Santa Cruz a empresario con negocios en el sector petrolero, en el rubro inmobiliario y sobre todo en la obra pública. Báez es señalado desde la oposición, con Elisa Carrió a la cabeza, como testaferro del ex presidente. Su vínculo con Kirchner es tan cercano que es uno de las pocos pingüinos que comparte la intimidad del matrimonio presidencial en la Quinta de Olivos. Como muestra de lealtad K, le dio trabajo al valijero Claudio Uberti en una de sus empresas, Austral Construcciones, y le paga 25.000 pesos al mes. Baéz compra tierras, alisa los suelos, invierte en maquinarias y busca las mejores semillas para volver fértiles las tierras áridas de El Calafate. No quiere quedarse afuera del boom agropecuario.(Revista Noticias/Agencia OPI Santa Cruz) http://www.opisantacruz.com.ar/home/2008/10/03/el-nuevo-rey-de-la-soja/3720

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