"Desconcierto" en Fukushima al dispararse el calor dentro del reactor 2



Tepco investiga si las mediciones se deben a que un termómetro de la unidad está averiado
J. S. Madrid 

Máximo desconcierto en Fukushima. La unidad 2 de la central lleva toda una semana dándole quebraderos de cabeza a los técnicos de Tepco: la temperatura tomada en el suelo del reactor, donde está parte del núcleo fundido, no deja de crecer de forma disparatada mientras el resto de las mediciones del reactor son perfectamente correctas. En los dos últimos días, las mediciones en el fondo del reactor han pasado de 74 ºC a 95 ºC. Y todo a pesar de que los operarios de Tepco llevan desde el lunes pasado inyectando grandes cantidades de agua fría y ácido bórico para evitar que la máquina vuelva a quedar fuera de control.
La compañía nipona reconoce que no sabe a qué se deben esas mediciones. De momento, mientras siguen tratando de enfriar esa zona del reactor, señalan que puede deberse a que el termómetro que hay en ese punto puede estar roto. "Si la temperatura está realmente por encima de 90 grados, puede ser que haya un punto en la vasija de presión al que no está llegando el agua. Si no se hace nada, la temperatura seguirá subiendo y la vasija de presión se puede dañar. Tepco tendrá que cambiar la forma en que se inyecta agua o la cantidad del agua inyectada", explicó ayer un portavoz de la eléctrica.
Sin embargo, Tepco considera que lo más probable es que el medidor de temperatura está averiado, ya que los otros dos termómetros que hay en el fondo del reactor se mantienen por debajo de los 40º. El 1 de febrero, los tres medidores marcaban entre 44º y 50º. A partir de ese momento, uno de ellos comenzó a dar registros cada vez más altos. El agua inyectada ha llevado a los otros dos puntos del reactor a rebajar su temperatura hasta los 34º.
El riesgo de los cien grados
El pasado diciembre, el Gobierno japonés certificó que todos los reactores de la central de Fukushima habían entrado en "condición de parada fría", lo que permitía comenzar con el plan para desmantelar la planta y, más adelante, permitir el regreso de algunos evacuados a sus casas. Uno de los principales requisitos para considerar estables los reactores es que su temperatura esté por debajo de 100º; más allá se considera probable el riesgo de que el combustible atómico vuelva a fundirse. De momento, Tepco asegura que no se ha detectado un aumento de las emisiones radiactivas.
El ministro de Medio Ambiente y responsable de lidiar con la crisis nuclear, Goshi Hosono, afirmó ayer en el Parlamento japonés que para el Gobierno los reactores siguen en parada fría, como muestra el resto de mediciones. "La fluctuación del dispositivo es desconcertante. En este momento, sin embargo, no es necesario cambiar la decisión de que [el reactor está] en un estado de parada fría", aseguró Hosono, según recoge la agencia Kyodo. 

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La irresponsabilidad y persistencia de la apuesta fáustico-atómica



El presidente de la compañía eléctrica de Atalanta Southern Company, Thomas Fanning, anunció el pasado jueves 9 de febrero de 2012 que el organismo regulador del gobierno norteamericano, la NRC, ha aprobado el pedido para la construcción de dos nuevos reactores nucleares, diseñados por Westinghouse. en la central de Vogtle, este de Georgia, al sur de la ciudad de Augusta [1]. La primera vez en 30 años.
La última vez que la comisión reguladora norteamericana aprobó la construcción de una planta nuclear fue en 1978. Un año después se produjo la fusión parcial del reactor de Three Mile Island en Pensilvania, uno de los peores y más graves accidentes de la historia de la industria nuclear. Después de lo sucedido, las solicitudes para la construcción de nuevos reactores quedaron paralizadas.
La NRC –que tras el accidente de Fukushima dictó nuevas medidas de seguridad para las 104 plantas nucleares que operan en el país- aprobó el plan de la compañía eléctrica por cuatro votos contra uno. No fue una decisión unánime. El voto en contra fue del propio presidente de la Comisión, Gregory Jaczko, quien citó en su argumentación, no podía ser de otra forma, el accidente nipón de marzo de 2012: ”No puedo respaldar este permiso como si Fukushima no hubiera ocurrido” [2]. Jaczko protestó porque no se habían incluido nuevas medidas de seguridad en el diseño pensando en posibles desastres nucleares, señala la periodista de Público, quien apunta que la decisión puede “abrir nuevas oportunidades en nuevos estados”. Compañías eléctricas de Florida y las Carolinas ya han presentado propuestas basadas en el mismo tipo de reactor.
La Southern Company espera poner en marcha los dos nuevos reactores, con un coste total de 14.000 millones de dólares, en 2016. Para Marvin Fertel, presidente y director general del Instituto de Energía Nuclear, el jueves fue un día histórico. No se anduvo con subterfugios: “[La votación en la NRC] es un aviso claro al mundo de que Estados Unidos reconoce la importancia de extender la energía nuclear como componente clave de un futuro energético con bajo consumo de carbono, crucial para la creación de empleos, la diversificación del suministro de energía y la seguridad energética". ¿Les suena la música? ¿Recuerdan la letra sobre empleos y seguridad energética?
El presidente Barack Obama, al igual que otros partidarios de la energía nuclear, ha declarado que con la energía nuclear “el país reduciría su dependencia de los combustibles fósiles y generaría energía sin producir las emisiones a las que se atribuye el calentamiento global”. La parcial falsedad de la afirmación es de manual [3]. Por detrás –o por delante más bien- el gobierno ofreció al proyecto Vogtle, la central donde ubicarán los reactores, 8.300 millones de dólares en garantías de préstamos federales, el 60%, aproximadamente, del coste del proyecto. ¡Lo público al servicio de lo privado! Es parte, se afirma, de la política del gobierno Obama para ampliar la energía nuclear. ¡Podemos empezar a temblar de nuevo! ¡Hay elecciones en noviembre!
Por lo demás, ¿dónde están las supuestas novedades del gobierno Obama? Es necesario relanzar de nuevo el movimiento antinuclear, también en Estados Unidos, hoy más que nunca ¡Mejor activos hoy que mañana radiactivos! Dicho con las sentidas y sabias palabras de Kenzaburo Oé: “Hoy constatamos que el riesgo de las centrales nucleares se ha hecho realidad. Sea cual sea el final del desastre que nos acecha –y con todo el respeto que me producen los esfuerzos desplegados para combatirlo-, su significado no se presta a ambigüedad alguna: la historia de Japón ha entrado en una nueva fase en la que de nuevo nos encontramos bajo la mirada de las víctimas de lo nuclear, de esos hombres y esas mujeres que demostraron un enorme coraje en su sufrimiento. La enseñanza que podamos extraer del desastre actual dependerá de la firme resolución de aquellos que consigan sobrevivir de no repetir los mismos errores“ [4].
¡De no repetir los mismos errores!

Notas:
[2] Isabel Piquer, “EEUU aprueba su primera planta nuclear en 30 años”. Público, 10 de febrero d 2012, p. 36
[3] Véase Eduard Rodríguez Farré y Salvador López Arnal, Ciencia en el ágora. Mataró (Barcelona), El Viejo Topo (en prensa), capítulos I y VI.
[4] Kenzaburo Oé, Cuadernos de Hiroshima, Anagrama, Barcelona, 2011, p. 216.

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