Crisis climática: La concentración de CO2 en la atmósfera sigue en aumento pese a la pandemia
Los datos más recientes de la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) muestran que los niveles mundiales de dióxido de carbono (CO2) aumentan bruscamente en la atmósfera. Emitimos menos gases de efecto invernado en el transporte y en la industria; pero seguimos arrojando demasiados gases al quemar combustibles fósiles para producir electricidad. Y por otra parte los incendios forestales acaban de inclinar negativamente la balanza. La concentración promedio de CO2 en la atmósfera fue de 416,21 partes por millón
Antonio Cerrillo
En abril de 2020, la concentración promedio de CO2 en la atmósfera fue de 416,21 partes por millón (ppm), la más alta desde que comenzaron las mediciones en Hawai en 1958. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) informa sobre un fuerte aumento en las concentraciones de CO2 de más de 100 ppm desde marzo de 1958. Sin embargo, debido a las emisiones de CO2 originadas por el hombre en sus diversas actividades humanas (quema de combustibles fósiles, pero también las derivadas de las emisiones de los residuos y demás…) las concentraciones de CO2 no sólo aumentan, sino que también se aceleran. Usando registros de núcleos de hielo, es posible medir el CO2 atrapado en el hielo antártico profundo desde hace 800,000 años. Y nunca en los últimos 800.000 años alcanzamos 416 ppm.
Ningún individuo de nuestra especie ha experimentado niveles tan altos de CO2.
Dado que el Homo sapiens apareció hace unos 300.000 años, y el primer rastro de Homo sapiens sapiens (los humanos anatómicamente modernos) data de hace 196.000 años, ningún individuo de nuestra especie ha experimentado niveles tan altos de CO2.
“Todo esto es motivo de una gran preocupación para nuestro clima, y demuestra, una vez más, que se necesitan medidas urgentes para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Para detener el aumento del calentamiento global promedio a 1.5 ° C (respecto a las temperaturas de la época preindusitrial) necesitamos alcanzar cero emisiones netas para 2040 (2055 a más tardar)”, dice Pascal Peduzzi, director de PNUMA / GRID-Ginebra y gerente de programa de la Sala de Situación del Medio Ambiente Mundial.
El 64%de la producción eléctrica procede de energías fósiles
Estos resultados pueden sorprender a quienes asumen con optimismo que Covid-19 reducirá las emisiones mundiales totales.
Si bien es cierto que el tráfico de los vehículos y de los aviones, así como la actividad industrial, se han reducido drásticamente en la mayoría de las partes del mundo desde enero de 2020, el suministro eléctrico se produce en gran medida con combustible fósiles. El 64% procede de esta energía fósiles: carbón, el 38%; gas, el 23%, y petróleo, 3%), según World Energy Outlook 2019.
Los sistemas de calefacción han estado funcionando como antes la aparición de la Covid-19. No se han dado transformaciones trascendentales en este período (como el cambio a las energías renovables, el transporte público, la deforestación).
El cambio exige modificar el modelo energético
Los incendios forestales están incrementando la probabilidad y la gravedad de los sucesos debidos al cambio climático, sobre todo en Brasil, Honduras, Myanmar, Tailandia y Venezuela, y cada incendios emite grandes cantidades de CO2 adicional.
“Sin cambios fundamentales en la producción mundial de energía, no deberíamos tener razones para esperar una reducción duradera de las emisiones”, dice el experto en cambio climático del PNUMA, Niklas Hagelberg.
“En cambio, Covid-19 nos brinda la oportunidad de hacer un balance de los riesgos que estamos asumiendo en nuestra relación insostenible con nuestro medio ambiente y aprovechar la oportunidad de reconstruir nuestras economías de maneras más responsables con el medio ambiente”, dice este experto
Fuente: https://www.lavanguardia.com/natural/20200512/481123650267/concentracion-co2-pnuma-incendios.html - Imagen d eportada: Un granjero brasileño y su perro caminan a través de una zona forestal de Amazonia que ardió cerca de Porto Velho el verano del año pasado (Rondonia, Brasil) (CARL DE SOUZA / AFP)
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Hay menos nieve en el 78 % de las montañas del mundo, según un estudio
Antonio Cerrillo
En abril de 2020, la concentración promedio de CO2 en la atmósfera fue de 416,21 partes por millón (ppm), la más alta desde que comenzaron las mediciones en Hawai en 1958. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) informa sobre un fuerte aumento en las concentraciones de CO2 de más de 100 ppm desde marzo de 1958. Sin embargo, debido a las emisiones de CO2 originadas por el hombre en sus diversas actividades humanas (quema de combustibles fósiles, pero también las derivadas de las emisiones de los residuos y demás…) las concentraciones de CO2 no sólo aumentan, sino que también se aceleran. Usando registros de núcleos de hielo, es posible medir el CO2 atrapado en el hielo antártico profundo desde hace 800,000 años. Y nunca en los últimos 800.000 años alcanzamos 416 ppm.
Ningún individuo de nuestra especie ha experimentado niveles tan altos de CO2.
Dado que el Homo sapiens apareció hace unos 300.000 años, y el primer rastro de Homo sapiens sapiens (los humanos anatómicamente modernos) data de hace 196.000 años, ningún individuo de nuestra especie ha experimentado niveles tan altos de CO2.
“Todo esto es motivo de una gran preocupación para nuestro clima, y demuestra, una vez más, que se necesitan medidas urgentes para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Para detener el aumento del calentamiento global promedio a 1.5 ° C (respecto a las temperaturas de la época preindusitrial) necesitamos alcanzar cero emisiones netas para 2040 (2055 a más tardar)”, dice Pascal Peduzzi, director de PNUMA / GRID-Ginebra y gerente de programa de la Sala de Situación del Medio Ambiente Mundial.
El 64%de la producción eléctrica procede de energías fósiles
Estos resultados pueden sorprender a quienes asumen con optimismo que Covid-19 reducirá las emisiones mundiales totales.
Si bien es cierto que el tráfico de los vehículos y de los aviones, así como la actividad industrial, se han reducido drásticamente en la mayoría de las partes del mundo desde enero de 2020, el suministro eléctrico se produce en gran medida con combustible fósiles. El 64% procede de esta energía fósiles: carbón, el 38%; gas, el 23%, y petróleo, 3%), según World Energy Outlook 2019.
Los sistemas de calefacción han estado funcionando como antes la aparición de la Covid-19. No se han dado transformaciones trascendentales en este período (como el cambio a las energías renovables, el transporte público, la deforestación).
El cambio exige modificar el modelo energético
Los incendios forestales están incrementando la probabilidad y la gravedad de los sucesos debidos al cambio climático, sobre todo en Brasil, Honduras, Myanmar, Tailandia y Venezuela, y cada incendios emite grandes cantidades de CO2 adicional.
“Sin cambios fundamentales en la producción mundial de energía, no deberíamos tener razones para esperar una reducción duradera de las emisiones”, dice el experto en cambio climático del PNUMA, Niklas Hagelberg.
“En cambio, Covid-19 nos brinda la oportunidad de hacer un balance de los riesgos que estamos asumiendo en nuestra relación insostenible con nuestro medio ambiente y aprovechar la oportunidad de reconstruir nuestras economías de maneras más responsables con el medio ambiente”, dice este experto
Fuente: https://www.lavanguardia.com/natural/20200512/481123650267/concentracion-co2-pnuma-incendios.html - Imagen d eportada: Un granjero brasileño y su perro caminan a través de una zona forestal de Amazonia que ardió cerca de Porto Velho el verano del año pasado (Rondonia, Brasil) (CARL DE SOUZA / AFP)
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Hay menos nieve en el 78 % de las montañas del mundo, según un estudio
En el 78 % de las áreas montañosas de todo el mundo hay menos nieve como consecuencia de la crisis climática, especialmente perceptible en zonas como Sudamérica, según un estudio del instituto italiano EURAC con datos analizados desde el año 2000. La institución con sede en la ciudad alpina de Bolzano ha creado un mapa con la cobertura de nieve a nivel global mediante imágenes de satélite en alta resolución, mediciones sobre el terreno y modelos de simulación durante dos décadas, entre el 2000 y el 2018.
Menos nieve
El resultado revela “una situación preocupante” sobre todo a alta cuota: sobre los 4.000 metros de altitud todas las zonas montañosas observadas “está empeorando”, pierden extensión nevada, duración de la nieve y aumenta la temperatura del aire, se lee en el informe.
La autora del documento, Claudia Notarnicola, explicó que esta tendencia llega después de un invierno de poca nieve y una primavera que ha entrado antes de tiempo: “Durante los años estos fenómenos se han ido sumando y ahora son muy visibles”, sostuvo.
Las zonas de alta montaña son importantes porque hacen las veces de “centinelas”, de avisos, en la crisis climática, por lo que crear un mapa mundial de la cobertura blanca sirve para saber la situación y la evolución del clima en las distintas partes del mundo.
Entre los 1.500 y los 2.000 metros de altura, el aumento de la temperatura se ha duplicado respecto a la media general y eso está menguando la cantidad de nieve y hielo en los picos.
“Podemos ver, por ejemplo, que en el 78 % de las zonas observadas la nieve está cayendo. La duración de la nieve además es variable y depende de su fusión precoz en la primavera, más que de que las primeras nevadas lleguen ya en pleno invierno”, señala la experta.
Por encima de los 4.000 metros “la mayor parte” de las zonas empeoran: aumenta la temperatura, disminuye la extensión del manto nevado, decrecen las precipitaciones y se deshacen antes.
Crisis climática
El mapa de Eurac establece que hay zonas que sufren los estragos de la crisis climática en mayor medida, como Sudamérica, donde se aprecia una tendencia de empeoramiento.
O por ejemplo en la cordillera europea de los Alpes, donde la situación es “menos grave” aunque su zona oriental “sufre más” que el área occidental.
Como excepción, los datos del instituto apuntan a que hay zonas en Rusia donde la cobertura nevada ha aumentado.
Esto se debe a que la temperatura, aunque aumenta, queda bajo cero y, junto a la humedad del aire, favorece la formación de la nieve, se concluye.
Fuente: EFEverde - Imagen: EFE/GEORGE FREY
Menos nieve
El resultado revela “una situación preocupante” sobre todo a alta cuota: sobre los 4.000 metros de altitud todas las zonas montañosas observadas “está empeorando”, pierden extensión nevada, duración de la nieve y aumenta la temperatura del aire, se lee en el informe.
La autora del documento, Claudia Notarnicola, explicó que esta tendencia llega después de un invierno de poca nieve y una primavera que ha entrado antes de tiempo: “Durante los años estos fenómenos se han ido sumando y ahora son muy visibles”, sostuvo.
Las zonas de alta montaña son importantes porque hacen las veces de “centinelas”, de avisos, en la crisis climática, por lo que crear un mapa mundial de la cobertura blanca sirve para saber la situación y la evolución del clima en las distintas partes del mundo.
Entre los 1.500 y los 2.000 metros de altura, el aumento de la temperatura se ha duplicado respecto a la media general y eso está menguando la cantidad de nieve y hielo en los picos.
“Podemos ver, por ejemplo, que en el 78 % de las zonas observadas la nieve está cayendo. La duración de la nieve además es variable y depende de su fusión precoz en la primavera, más que de que las primeras nevadas lleguen ya en pleno invierno”, señala la experta.
Por encima de los 4.000 metros “la mayor parte” de las zonas empeoran: aumenta la temperatura, disminuye la extensión del manto nevado, decrecen las precipitaciones y se deshacen antes.
Crisis climática
El mapa de Eurac establece que hay zonas que sufren los estragos de la crisis climática en mayor medida, como Sudamérica, donde se aprecia una tendencia de empeoramiento.
O por ejemplo en la cordillera europea de los Alpes, donde la situación es “menos grave” aunque su zona oriental “sufre más” que el área occidental.
Como excepción, los datos del instituto apuntan a que hay zonas en Rusia donde la cobertura nevada ha aumentado.
Esto se debe a que la temperatura, aunque aumenta, queda bajo cero y, junto a la humedad del aire, favorece la formación de la nieve, se concluye.
Fuente: EFEverde - Imagen: EFE/GEORGE FREY