Miles de millones de cigarras salen a la luz tras pasar 17 años bajo tierra: La región Este de EE UU asiste a un aluvión de estos ruidosos insectos.
Las cigarras periódicas pasan la mayor parte de su vida bajo tierra, en ciclos de 13 o 17 años, en los que se alimentan de las raíces de las plantas. Pero esa larga infancia de las ninfas ha llegado a su fin para miles de millones de ejemplares de estos longevos insectos, que estas semanas han comenzado a salir del suelo en el este de EE UU. Y con su habitual falta de discreción: los machos, buscando aparearse, frotan partes de su cuerpo y producen un característico sonido que estos días resuena como una enorme radio mal sintonizada en los campos de Virginia, Virgina Occidental y Carolina del Norte. De una sola hectárea de terreno pueden surgir hasta tres millones y medio de ejemplares.
"Las localidades y las granjas (...) pueden sufrir un problema considerable de ruido", apunta el entomólogo Eric Day, en un comunicado de su universidad, Virginia Tech, que detalla que los habitantes de la región estadounidense asisten a un fenómeno que no se producía desde 2003 o 2004, aunque en algunas partes vivieron otro similar en 2013, correspondiente a otro ciclo de cría.
La duración del ciclo vital varía según la especie de cigarra, también llamada chicharra. Algunas lo desarrollan en un solo año, pero otras, como las que ahora emergen a millones, viven en periodos de 13 o de 17 años. Una hipótesis que explica esa rara frecuencia –ambos son números primos– apunta a que así se evita coincidir con los ciclos de unos depredadores que en todo caso se darán un enorme festín, pero no darán abasto para acabar con todos los insectos.
Las cigarras ni pican ni son tóxicas. Esto, unido a su gran tamaño, hace que sean un manjar deseado por varios depredadores. Sí puede ser dañina, para muchas plantas, su puesta de huevos. Las hembras los depositan en unos tubos llamados ovipositores que colocan en pequeñas ramas y las marchitan. Si la planta es joven y gran parte de ella sufre el daño puede llegar a morir. Por eso, los agricultores de las zonas afectadas calculan el tiempo de sus plantaciones para que no coincidan con los temidos pero previsibles ciclos de las chicharras.
De los ovipositores salen las ninfas, que caen al suelo y se entierran para alimentarse, sin dañarlas, de raíces hasta que llega la hora de salir, mudar, echar a volar, buscar pareja y, en el caso de las hembras, morir a las pocas horas tras la puesta.
La nueva oleada de cigarras preocupa a los agricultores, pero hace las delicias de los entomólogos. "Este insecto es fascinante, y a menos que tengas frutales o viñedos, puedes disfrutar del fenómeno", apunta Doug Pfeiffer, catedrático de entomología en Virginia Tech.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/05/26/mundo_animal/1590481609_582513.htmlImagen: Ejemplares adultos de cigarras en Virginia (EE UU). Getty
"Las localidades y las granjas (...) pueden sufrir un problema considerable de ruido", apunta el entomólogo Eric Day, en un comunicado de su universidad, Virginia Tech, que detalla que los habitantes de la región estadounidense asisten a un fenómeno que no se producía desde 2003 o 2004, aunque en algunas partes vivieron otro similar en 2013, correspondiente a otro ciclo de cría.
La duración del ciclo vital varía según la especie de cigarra, también llamada chicharra. Algunas lo desarrollan en un solo año, pero otras, como las que ahora emergen a millones, viven en periodos de 13 o de 17 años. Una hipótesis que explica esa rara frecuencia –ambos son números primos– apunta a que así se evita coincidir con los ciclos de unos depredadores que en todo caso se darán un enorme festín, pero no darán abasto para acabar con todos los insectos.
Las cigarras ni pican ni son tóxicas. Esto, unido a su gran tamaño, hace que sean un manjar deseado por varios depredadores. Sí puede ser dañina, para muchas plantas, su puesta de huevos. Las hembras los depositan en unos tubos llamados ovipositores que colocan en pequeñas ramas y las marchitan. Si la planta es joven y gran parte de ella sufre el daño puede llegar a morir. Por eso, los agricultores de las zonas afectadas calculan el tiempo de sus plantaciones para que no coincidan con los temidos pero previsibles ciclos de las chicharras.
De los ovipositores salen las ninfas, que caen al suelo y se entierran para alimentarse, sin dañarlas, de raíces hasta que llega la hora de salir, mudar, echar a volar, buscar pareja y, en el caso de las hembras, morir a las pocas horas tras la puesta.
La nueva oleada de cigarras preocupa a los agricultores, pero hace las delicias de los entomólogos. "Este insecto es fascinante, y a menos que tengas frutales o viñedos, puedes disfrutar del fenómeno", apunta Doug Pfeiffer, catedrático de entomología en Virginia Tech.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/05/26/mundo_animal/1590481609_582513.htmlImagen: Ejemplares adultos de cigarras en Virginia (EE UU). Getty