La cultura tóxica que nos ofrece una sociedad materialista

Transcripción del discurso de Gabor Mate,  médico y escritor húngaro, radicado en Canadá. Autor de varios libros, especialista en el estudio y tratamiento de las adicciones, trastorno por déficit de atención y experiencias tempranas en la infancia.

"Cuando miramos a esta sociedad que consideramos la más exitosa de la historia del mundo desde la perspectiva de la salud, vemos que el 50% de los adultos sufre en realidad alguna enfermedad crónica, cardíaca, hipertensión arterial, cáncer o alguna enfermedad autoinmune.

                        Porcentaje de la población con enfermedades crónicas, 1995-2030


Se dice que el 50% de los adolescentes de hoy en día cumplen con los criterios de diagnóstico de una u otra condición de salud mental. Hay 3,5 millones de niños en este país, Canadá, que toman medicamentos para el síndrome de deficiencia de atención y en los EE.UU, los antipsicóticos Risperdal y Seroquel creo que están entre los cuatro o seis primeros recetados, por no hablar de los antidepresivos (Nota del traductor: se recetaron 224 millones de antidepresivos en EEUU en 2021 (en una población de 350 millones)

Porcentaje de chicos con déficit de atención en EEUU 1997-2018

Pero si entendemos que la fisiología de los seres humanos se ve afectada por sus relaciones, entonces vemos que si hay estrés, se eleva el cortisol, que es una hormona que suprime el sistema inmunológico. La adrenalina también aumenta, y desorganiza el sistema nervioso.  En el corto plazo estas hormonas te ayudan a luchar o a escapar, pero en el largo plazo realmente pueden inhibir y debilitar el cuerpo.
No es de extrañar, entonces, que las personas que están aisladas y estresadas sean más propensas a desarrollar enfermedades, es decir, que la enfermedad no es una simple manifestación de algún proceso físico único, sino que refleja vidas particulares en un entorno particular, en una cultura particular.
Entonces, cuando hablo de la cultura tóxica que una sociedad materialista ofrece a sus miembros, ¿a qué me refiero? Bueno, el materialismo es realmente un sistema de creencias o de comportamientos que considera que las cosas materiales, y en particular el control y la posesión de las cosas materiales, son más importantes que los valores humanos como la conexión, el amor o que los valores espirituales como el reconocimiento de la unidad de todo.
Y ese es el tipo de cultura en la que vivimos.
Curiosamente, la derecha religiosa, en su oposición a la idea del cambio climático o a la idea de que el medio ambiente es importante, citará el Antiguo Testamento en el que se da a los seres humanos la administración de la Tierra y de todas las criaturas. Pero cuando hablan de administración quieren decir control y dominio. Hay otra manera de ver la administración que es cuidar y nutrir.
Y en el sentido materialista, es ese control y propiedad lo que  importa. Y eso significa que la propia cultura, aparte de las toxinas físicas que arrojamos al medio ambiente y la forma en que alteramos el aire que respiramos y el sol que nos golpea gradualmente en la Tierra, también nos afecta la toxicidad de las relaciones humanas -o la falta de relaciones humanas- que este tipo de sociedad, que enfatiza los valores materiales nos enseña a perseguir. 

Y desde esa perspectiva tenemos que entender que la medicina no es simplemente una ciencia. es mucho más que eso. Es también una ideología. Es una forma de ver a los seres humanos.
Así que, cuando miramos a los seres humanos como individuos, sin comprender la importancia de las relaciones sociales y sus interacciones emocionales y psicológicas con los demás,  en realidad no es más que una manifestación de la misma perspectiva individualista del empresario que dice  "sólo importo yo y lo que gano o lo que controlo" y que todos estamos en competencia unos con otros. Y esa perspectiva ideológica- económica también se muestra de una forma particular en la práctica de la medicina.
Pues bien, la realidad es totalmente diferente, la realidad nos dice que no estamos separados y esto empieza ya en el embarazo. Así, un estudio de la Universidad Johns Hopkins en 2004, por ejemplo, demostró que la reactividad al estrés del feto se ve afectada por el estrés, la depresión o la ansiedad de la madre. Y cuando se observan los latidos del corazón y el movimiento de los bebés en el útero de madres que están estresadas, deprimidas o ansiosas, se observan diferentes patrones de actividad y eso tendrá efectos de por vida... así que esta entidad mente-cuerpo y esta interacción  con el entorno y el individuo comienza ya en el útero.
Un informe de Harvard a principios de este año, habló sobre el impacto del estrés tóxico en los niños. Y estos niños que experimentaron estrés, en parte debido a que el medio ambiente era estresante por  padres  estresados o abusivos, de grandes son significativamente más propensos a enfermedades del corazón, obesidad, diabetes, mellitus, presión arterial alta, y toda una lista de otras condiciones médicas.
Y desde la misma perspectiva, cuando miramos algo como la epidemia de obesidad en los Estados Unidos, en donde el 30% de los niños  tienen un sobrepeso significativo, no es un problema alimentario. Bueno, es un problema de alimentos, la comida chatarra y todo eso. Pero es sobre todo un problema de estrés, porque lo que la gente hace es calmar su estrés como sucede con cualquier adicción. Calman su estrés con sus conductas adictivas, y esas comidas chatarras funcionan a corto plazo porque liberan hormonas del bienestar en el cerebro.  Así que si quieres prevenir la obesidad, no es suficiente decirles que no coman comida basura o que hagan más ejercicio. Tienes que  preguntarte, qué es lo que falta en sus vidas para que estén tan estresados para calmarse de esa manera particular. Y lo que falta en sus vidas, por supuesto, son relaciones humanas de crianza y apoyo.  De nuevo, no porque los padres no están tratando de hacer lo mejor, sino porque los padres están tratando de hacer lo mejor en circunstancias imposibles.
Si observamos lo que realmente desencadena el estrés, los factores más importantes que lo desencadenan son la incertidumbre, la falta de información y la pérdida de control. Ahora bien, ¿Qué sucede en una cultura en la que la economía se está yendo por un tubo y donde las decisiones se toman lejos de ti por personas que ni siquiera te conocen y no sabes dónde están?. ¿Dónde tu vida se ve muy afectada por estas grandes fuerzas sobre las que tienes cada vez más la sensación de que no tienes ningún control o incluso influencia?. Bueno, esto significa que mucha gente va a estar estresada. Mucha incertidumbre. Mucho estrés. Y ese estrés entonces, conducirá a comportamientos adictivos. Ese estrés se transmitirá a sus hijos.
En el siglo XIX Karl Marx habló de la alienación. La alienación es una separación, es ser  extraño a algo.  Y Marx dijo que había cuatro alienaciones en esta cultura.
Una es estar alienado de la naturaleza. En una conferencia dedicada a mirar el medio ambiente físico y natural, no tengo que decirles mucho para mostrar lo alienados que estamos de la naturaleza, cuanto estamos destruyéndola.
La segunda alienación es con respecto a otras personas. Y eso significa que tenemos menos contacto. Tenemos menos intimidad. Tenemos menos confianza. Tenemos menos sentido de la relación. Y eso, por supuesto, como he mostrado, conduce a una mayor propensión a la enfermedad, física y mental.
Estamos alienados de nuestro trabajo. mucha gente ya no hace un trabajo que tenga algún significado para ellos.  Y  los seres humanos somos criaturas productivas, realmente somos creados a la imagen de Dios, estamos destinados a crear. Cuando hacemos un trabajo que no es creativo, que no refleja lo que somos, eso causa depresión, ansiedad, un sentido de falta de significado. Y cuando tenemos una sensación de falta de sentido, querremos sustituir esa sensación de falta de sentido, ese sentido que hemos perdido por todo tipo de otras actividades.
Y entonces nos obsesionamos en cómo nos vemos, en qué piensa la gente de nosotros, de lo que podemos obtener, poseer, del éxito, de lo que podemos lograr y de todos los falsos sustitutos que no pueden llenar la falta de alegría.
Por último, y lo más importante, estamos alienados de nosotros mismos. ¿Cuántos de vosotros habéis tenido la siguiente experiencia: que tenéis un poderoso presentimiento sobre algo a lo que no habéis prestado atención y os habéis arrepentido después? Bueno, eso significa que en algún momento de tu infancia te separaste de ti mismo, porque ningún niño nace sin sentimientos instintivos, los niños están totalmente conectados a ellos.
Pero en esta cultura ocurre algo muy poderoso que te aleja de tu verdadero yo, porque el mundo no soporta quien eras realmente. Y tus padres, estresados, no pudieron honrar y reconocer quien realmente eras. Como padre  hice eso a mis hijos sin querer. Y entonces nos alienamos de nosotros mismos. Apagamos nuestros sentimientos viscerales y eso sentimientos no son un lujo,  nos dicen lo que está bien y lo que está mal. Nos dicen lo que es peligroso y lo que es amigable. Nos dicen lo que es seguro y lo que es peligroso. Y nos dicen lo que es verdadero y lo que es falso. Así que cuando estamos alienados de nuestros sentimientos instintivos ya no tenemos un sentido de la realidad. Ya no tenemos sentido de la verdad.
La buena noticia es que el ser humano puede recuperar el sentido de la conexión consigo mismo, al igual que nosotros podemos recuperar el sentido de la conexión con la naturaleza. Y la empatía, es una cualidad humana genuina que está en nosotros. De hecho, estamos programados para la empatía. Esa es nuestra naturaleza como seres humanos. Así que, contrariamente al mito de nuestra cultura, de que somos criaturas individuales, agresivas y competitivas, en realidad estamos programados para la empatía, para la conexión, para el amor y para la compasión. Así que para avanzar todo lo que tenemos que hacer, no es una tarea fácil, pero ciertamente está disponible en nosotros es volver a nuestra verdadera naturaleza, gracias…

Fuente: https://www.climaterra.org/post/la-cultura-tóxica-que-nos-ofrece-una-sociedad-materialista - Imagen de portada: Pijamasurf
 

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