Indonesia: La lucha de las mujeres Dayak para proteger los bosques en Kalimantan Central, Indonesia

Este artículo cuenta la historia de un grupo de mujeres de Kalimantan llamado “Hurung Hapakat”, que significa “Trabajando Juntas”. Colectivamente, y enfrentando una fuerte represión, han reclamado tierras de plantaciones de palma aceitera para reivindicar también su soberanía alimentaria, su dignidad y sus saberes tradicionales. Y ellas no están solas.

Boletín WRM 266

Los Pueblos Indígenas Dayak perciben el universo como una madre protectora que expresa su amor y sustenta la existencia humana a través de sus abundantes recursos. Siguen una filosofía de vida llamada "Sesukup Belumbah Adat", que significa: “donde se pisa la tierra, se sostiene el cielo”. Esta filosofía enfatiza como valor central el respeto al lugar que se habita. En consecuencia, el Pueblo Dayak prioriza el cuidado de sus bosques como una forma de demostrar respeto por el universo y sus ancestras y ancestros. Lamentablemente, la codicia de quienes están en el poder ha puesto en peligro el buen mantenimiento del equilibrio del universo.

Antecedentes
Desde la era del Nuevo Orden (1) durante el régimen del ex presidente Suharto (1966-1998), las tierras del Pueblo Indígena Dayak en Kalimantan han estado en la mira de los intereses en busca de oportunidades de inversión. La expansión de las plantaciones de palma aceitera en la región comenzó a principios de la década de 1980. Durante el régimen de Suharto, las plantaciones estatales se expandieron y obtuvieron mano de obra a través del programa de transmigración, que comenzó durante el gobierno colonial holandés principalmente para asegurar mano de obra para las plantaciones en zonas menos pobladas. Los permisos de deforestación otorgados por el Ministerio Forestal durante la década de 1980 llevaron a la destrucción de aproximadamente dos millones de hectáreas de bosques para el establecimiento de plantaciones de palma aceitera y para propósitos de transmigración. El gobierno también otorgó amplias concesiones a conglomerados nacionales involucrados en la industria maderera. En 1984, las autoridades de Kalimantan Central, a través del Plan Maestro de Desarrollo de Plantaciones (RIPP, por sus siglas en indonesio), definieron a la palma aceitera como un producto básico a ser cultivado en gran escala.
Cuando la crisis económica golpeó a Indonesia en la década de 1990, se intensificó la expansión de las plantaciones de palma aceitera. El Fondo Monetario Internacional (FMI) entregó al gobierno un programa para liberalizar la inversión extranjera en el sector del aceite de palma. Con el pretexto de recuperarse de la crisis económica, el gobierno impulsó la expansión de empresas transnacionales palmicultoras. Algunas de ellas son: PT. Kalimantan Lestari Mandiri (KLM Ltd), ubicada entre la aldea de Mantangai Hulu y la aldea de Kalumang, y PT. Usaha Handalan Perkasa (UHP Ltd) en la aldea de Mantangai Hulu.
KLM Ltd. es subsidiaria de un grupo chino llamado Tianjin Julong, que ahora explota como mínimo 50.000 hectáreas de plantaciones de palma aceitera en el país y tiene 140.000 hectáreas adicionales de concesiones aún por desarrollar. También cuenta con tres molinos, dos instalaciones de almacenamiento en puertos fluviales y una planta de procesamiento. (2)
Por su parte, UHP Ltd., que inició operaciones en el país desde 2010, abarca una superficie de más de 15.000 hectáreas de plantaciones de palma aceitera, aledañas a los distritos de Kapuas Hulu Barat y Mantangai. Las personas que vivían en estos distritos perdieron sus tierras fértiles sin que se les brindara explicación alguna acerca del permiso concedido.
Pero la enorme expansión de las plantaciones de palma aceitera no les ha sido suficiente.
Kalimantan también se ha convertido en el objetivo de un programa de alimentación en haciendas a gran escala. El objetivo declarado de este programa es superar la crisis alimentaria manteniendo las reservas nacionales de alimentos, en particular el arroz. Está previsto que se desarrolle en tierras que solían ser el antiguo Desarrollo de Turberas (PLG, por sus siglas en indonesio) (3), así como en tierras privadas que pertenecen a residentes de Kalimantan Central. El programa alimentario ha sido incluido en el Programa Estratégico Nacional (PSN) 2020-2024. Sin embargo, no tiene ninguna diferencia con las políticas anteriores que en su mayoría apuntan a allanar el camino para el despojo de tierras. Según un análisis reciente, ya se talaron más de 1.500 hectáreas de bosques, incluidas turberas, para el programa estatal de alimentación. (4)
A esto se agrega que el gobierno ha iniciado planes para crear una nueva ciudad capital en los bosques de Kalimantan Oriental, generando una nueva serie de impactos en las comunidades indígenas. (5) Al mismo tiempo, la presión por obtener ‘concesiones de carbono’ para vender créditos de carbono a empresas y gobiernos contaminantes agrega más amenazas sobre las tierras indígenas, generando efectos negativos sobre sus habitantes. (6)
Resistencia para preservar el saber local
Toda vez que se da cuenta de un despojo de tierras, la resistencia y la lucha emergen inevitablemente como respuesta.
Dijah es una mujer Dayak que valientemente asumió un papel de liderazgo cuando UHP Ltd. se apoderó de su tierra. En colaboración con mujeres de Mantangai, en agosto de 2013 organizó una protesta para eliminar las semillas de palma aceitera y reemplazarlas por semillas de caucho. Repitieron esta acción en diciembre de 2014. Además, en junio de 2020, impidieron valientemente el acceso de UHP a sus tierras instalando un portón de madera y ocupando el terreno durante 12 días. Dijah sigue comprometida con la salvaguardia de sus tierras ancestrales, independientemente de las amenazas que enfrenta. “Personalmente no tengo miedo porque es la herencia legítima que recibí de mis antepasados”, expresó con convicción durante una conversación en octubre de 2022 con integrantes de la organización feminista indonesia Solidaritas Perempuan.
Según Dijah, el proceso de acaparamiento de tierras se produjo de forma abrupta. Explicó cómo la empresa se aprovechó de su ausencia y rápidamente despejó su tierra. “Cuando regresamos, ya habían despejado la tierra y habían destruido nuestros árboles recién plantados”, contó. Si bien Dijah reconoce las graves consecuencias que conlleva la resistencia, las mujeres Dayak consideran que defender su tierra es un imperativo, independientemente de la persistente intimidación que enfrentan.
El BRIMOB (Cuerpo de brigadas móviles), que es la unidad táctica, paramilitar y de operaciones especiales de la Policía Nacional de Indonesia, detuvo a Dijah. No obstante, ella conservó su coraje, incluso fortalecido por el apoyo de su colectivo.
Desde el conflicto por la tierra, Dijah y otras mujeres de Mantangai han estado activas en la organización de un grupo colectivo llamado “Hurung Hapakat”, que significa “Trabajando Juntas”. Fue fundado en 2017, y desde entonces 25 mujeres lograron recuperar media hectárea de tierra del control de UHP Ltd. En esa tierra recuperada han plantado varios tipos de vegetales para cubrir la subsistencia alimentaria de la familia, como frijoles, col rizada, berenjena, pimientos, jengibre, pasto limón, cúrcuma, pepino y galanga. Colectivamente, mantienen la trama. Esta iniciativa también se nutre de la siembra de arroz local utilizando semillas y saber tradicionales.
La empresa todavía amenaza con llevar a Dijah a la policía. “Se aprovechan de que la gente no tiene familiaridad con los procedimientos legales, y lo utilizan como una herramienta de terror”, explicó. A pesar de todo, la fuerza y el empoderamiento de Dijah se nutre de la resistencia como parte de un colectivo. El espacio seguro que estas mujeres han establecido y mantenido sirve como plataforma para discusiones de temas entre los que figuran los relacionados con la amenaza de la criminalización, lo que les brinda una sensación de apoyo.
Una de las preocupaciones del colectivo es la desaparición de semillas locales de arroz por el uso masivo de semillas híbridas. Esto es consecuencia de la mercantilización de este grano en el marco de la lógica de producción capitalista.
Una forma crucial de preservar las semillas locales dentro del saber indígena Dayak es a través de la práctica de la agricultura migratoria. Sin embargo, muchas semillas están deterioradas y ya no se pueden plantar. Esto se debe a que la tierra ahora es limitada y las condiciones del suelo son diferentes, lo que complejiza la aplicación de sus prácticas ancestrales así como el entender los nuevos ciclos de la naturaleza cambiante.
Las haciendas alimentarias estatales que ignoran las prácticas ancestrales también agravan la situación. Las semillas de arroz plantadas en esas tierras son semillas comerciales, como Inpari 16. Como resultado, este proyecto es incompatible con las características del suelo dominante de Kalimantan: las turberas. Para las mujeres Dayak, las haciendas alimentarias tienen el potencial de dañar sus entornos en lugar de crear prosperidad, como afirma el gobierno. “Después de eliminar todos nuestros cultivos locales, ¿cómo podemos ser prósperos?”, afirmó Dijah.
Para garantizar la protección de su tierra, las mujeres Dayak han adoptado un enfoque estratégico para el cultivo. Remi, otra integrante del colectivo Hurung Hapakat, cree firmemente que cultivar la tierra es una manifestación tangible de su defensa. “Si la descuidamos, la gente la percibirá como tierra ociosa y eso hará que se sientan con derecho a apoderarse de ella. Sin embargo, si la cultivamos constantemente, ya no se atreverán a hacerlo”, afirmó con convicción en octubre de 2022. El proceso de recuperación de tierras está estrechamente relacionado con la sensibilización a través de debates y reuniones, en particular en lo que respecta a la continuidad del movimiento de mujeres que han creado. Sri, otra miembro de Hurung Hapakat, explica: “Es crucial tener un movimiento de mujeres porque a veces las mujeres son percibidas como débiles cuando actúan solas, pero cuando nos unimos como grupo, nuestras voces se escuchan más fácilmente”, poniendo énfasis en la vital importancia de crear y mantener un movimiento de mujeres.
Tejiendo el ratán, cosiendo la esperanza
La organización colectiva de mujeres por la resistencia no ha ocurrido solo en Mantangai. También se creó otro colectivo de mujeres en Kalumang Village, Kapuas, en Kalimantan Central. Su resistencia al desmonte a gran escala ha fomentado un sentido de solidaridad entre las mujeres del pueblo. Cuando las autoridades ignoran sus voces y demandas, encuentran formas de fortalecerse mutuamente.
Lamentablemente, la construcción social sobre los roles de género dentro de la comunidad hace que la toma de decisiones colectiva sea muy sesgada, al identificar solo a los hombres como los tomadores de decisiones. Debido a esto, varios de los proyectos en el pueblo se llevan a cabo sin el conocimiento o consentimiento de las mujeres. Esta situación las animó a proponer un Reglamento Comunitario que promueva y facilite la participación de las mujeres en la toma de decisiones. La iniciativa ha recibido una respuesta positiva por parte del jefe de la comunidad, quien ha mostrado voluntad para aceptar y apoyar una mayor participación femenina en la toma de decisiones. Para Rica, una mujer del pueblo de Kalumpang, “la participación de las mujeres en la toma de decisiones es primordial”.
Las mujeres de Kalumang también formaron dos grupos por la independencia económica: un grupo de parcela colectiva y un grupo de tejido de ratán. El primero tiene 20 integrantes con el objetivo de cultivar vegetales para sus necesidades diarias y a la vez garantizar la soberanía alimentaria, mientras que el segundo tiene 8 integrantes con el objetivo de preservar su conocimiento tradicional del tejido de ratán.
Siguiendo la filosofía de vida Dayak, Rica y las mujeres Kalumpang continúan manteniendo el equilibrio de sus vidas en los bosques a través de la conservación y el respeto de lo que les rodea, incluido el ratán, que se quemó por completo durante los incendios de 2015. “Desde entonces, [el ratán] ha sido difícil de encontrar, así que comenzamos a plantarlo nuevamente para que siguiera siendo útil”, dijo Rica.
A través del ratán, los grupos de mujeres de Kalumang introdujeron varios tipos de artículos de tejido, como bolsos, accesorios, esteras y varias otras formas de artesanía. Tejer también hace que sus discusiones sean mucho más agradables. Actualmente, numerosas personas conocen sus productos a través de sus ventas colectivas. Otra ventaja es que también les puede ayudar a extender la continuidad de la lucha. Mientras sigan tejiendo, ese ratán seguirá estando en el suelo de Kalimantan. “Plantando ratán u otros árboles, también defendemos nuestra tierra”, expresó Rica con entusiasmo.
Una reflexión sobre y con el Pueblo Dayak nunca estará completa sin una reflexión sobre Kaharingan, la religión indígena de los Dayak. Kaharingan significa “existir, crecer o vivir”. Se simboliza como Garing o el árbol de la vida, que significa equilibrio o armonía en la relación entre los seres humanos, entre los seres humanos y la naturaleza, y entre los seres humanos y Dios. Los integrantes del pueblo Dayak, especialmente los Benawan Dayak, defienden el valor del respeto por la tierra, el agua y los bosques. Para ellos, todos estos elementos contienen vida que debe ser custodiada continuamente. Por lo tanto, el Pueblo Dayak es muy sabio en su trato con la naturaleza, así como en la construcción de su vida social, de acuerdo con el mandato de sus antepasados, que está contenido en la expresión "Haga Lewun Keton, Petak Danom, ela sampai tempun petak nana sare". El Pueblo Dayak ha internalizado este mandato para proteger sus comunidades y tierras.
 
(1) El Nuevo Orden (en indonesio: Orde Baru, abreviado Orba) es el término acuñado por el segundo presidente de Indonesia, Suharto, para caracterizar su administración desde que llegó al poder en 1966 hasta su renuncia en 1998.
(2) China Dialogue, From palm to Plate.
(3) El presidente Suharto emitió un decreto presidencial en 1995 para convertir un millón de hectáreas de turberas de Kalimantan Central en campos de arroz. En 1999, el presidente B.J. Habibie dio por terminado el proyecto, pero ya se habían producido enormes daños y afectaba a vastas comunidades. Las turberas degradadas ya no pueden funcionar como almacenamiento de agua o regulador hidrológico, de ahí la dramática fluctuación en los niveles de las aguas subterráneas, lo que provoca frecuentes inundaciones durante la temporada de lluvias e incendios durante la estación seca. Actualmente existen decenas de concesiones de palma aceitera en esta zona. A menudo estallan incendios dentro de estas concesiones, pero rara vez se obliga a las empresas propietarias a hacerse cargo. Pueden ampliar (en inglés) aquí.
(4) Mongabay, High-carbon peat among 1,500 hectares cleared for Indonesia’s food estate, April 2023.
(5) Boletín WRM 259, La coerción del megaproyecto de la Nueva Ciudad Capital de Indonesia y el abandono del Pueblo Balik, enero 2022.
(6) WRM, 15 años de REDD, El proyecto REDD+ Katingan en Indonesia: la mercantilización de la naturaleza, del trabajo y de la reproducción de la vida, abril 2022.

Fuente: Boletín WRM 266 22 Julio 2023 - Imagen de portada: Deforestación para plantar palma aceitera en Indonesia.

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