Impactos de la extracción de petróleo y gas y proyectos de carbono en las comunidades del Delta del Saloum, Senegal
El caos climático es tangible en el Delta del Saloum, Senegal. Las comunidades que dependen de la pesca se enfrentan a impactos sustanciales, que se ven acentuados por la industria pesquera y la industria de los combustibles fósiles. Un proyecto de reforestación de manglares, financiado por Shell, ahora se ha convertido en un proyecto de carbono, lo que exacerbará los impactos climáticos sobre las comunidades.
Aissatou Keita
El Delta del Saloum en Senegal es uno de los humedales de mayor importancia económica, ecológica y social en África occidental. Con más de 180.000 hectáreas, clasificadas en la lista de Humedales de Importancia Mundial y en la lista de Reservas de Biosfera de la UNESCO, el Delta del Saloum alberga el segundo mayor parque nacional de Senegal (Parc national du Delta du Saloum), que abarca casi 100.000 hectáreas en la zona central del delta. El delta es el hogar de alrededor de un millón de habitantes de los grupos Serers y Mandingos principalmente. Los habitantes del Delta del Saloum dependen económicamente de sus recursos naturales a través de la pesca y la recolección de mariscos, realizada por más de 5 mil mujeres. Es también un humedal de importancia ecológica gracias a sus extensos bosques de mangles y una biodiversidad muy importante que concentra el 9 por ciento de las especies vegetales del territorio nacional. También hay una gran biodiversidad animal, con numerosas especies de aves, peces y animales terrestres. Un sitio además rico históricamente debido a las acumulaciones de conchas.
El Delta del Saloum ha sufrido la fuerza de los impactos del cambio climático, que ha afectado gravemente la vida de comunidades que dependen de su entorno y, por tanto, ha acentuado la pobreza de comunidades vulnerables. Es posible observar el avance del mar, la erosión costera, la pérdida de playas, la desertificación, la reducción de manglares y otros lugares de desove, la pérdida de tierras de cultivo y pastizales, la salinización del agua y la reducción o insuficiente disponibilidad de agua potable para consumo y riego, así como para otras actividades productivas.A esto se suma la sobrepesca industrial, el agresivo crecimiento de la industria pesquera, las plantas de congelado de pescado y los desechos tóxicos que resultan de estas industrias. Todo esto compite con la pesca artesanal, que genera empleos locales, empodera a la población, especialmente a las mujeres que constituyen un grupo muy vulnerable, contribuye directamente al PIB del país y permite la supervivencia económica de numerosas familias al tiempo que garantiza su seguridad alimentaria. La creciente degradación y sobreexplotación de los recursos hace que hoy las comunidades del delta, compuestas principalmente de pescadores, se vean obligadas a emigrar, muchas veces ilegalmente, a países europeos. La escasez de recursos pesqueros hace que hoy miles de jóvenes sean tragados por el mar Mediterráneo, habiendo preferido correr el riesgo de la emigración ilegal antes que seguir sufriendo en su vida cotidiana los atroces impactos del cambio climático y la sobreexplotación de los recursos.
Proyecto de reforestación y ‘carbono azul’ en Saloum
En la lucha contra el cambio climático, en todo el mundo se están implementando numerosas estrategias de adaptación y mitigación, y el Delta del Saloum no es una excepción. Hemos visto que las iniciativas llevadas a cabo por el gobierno senegalés en Saloum apuntan a fortalecer la resiliencia de las comunidades, así como de las ONG, las organizaciones de la sociedad civil y los comités internos formados por las comunidades. Estos últimos están involucrados en la restauración de ecosistemas degradados en Saloum, tarea que puede dividirse en dos partes: la preservación y la reparación de ecosistemas.
Para llevar a cabo de la mejor manera las actividades de preservación es necesario poner en práctica acciones concretas que permitan a los manglares mantener su capacidad de renovación, mientras continúan cubriendo las necesidades de las comunidades que dependen de ellos. En el Delta del Saloum se realizan actividades de sensibilización para concientizar a la población sobre los problemas que provoca el cambio climático y finalmente para evitar determinadas actividades que degradan los recursos y debilitan los ecosistemas. Eso incluye la prohibición de ciertas prácticas de pesca, deforestación, extracción de arena y conchas de la playa con fines comerciales, así como contaminación del agua con desechos domésticos.
Las mujeres de Saloum son guardianas de sus recursos en la medida que son ellas las encargadas de llevarlos a sus hogares (agua, leña para cocinar, alimentos, etc.). Su principal actividad es la recolección de mariscos y frutos del bosque, que transforman y revenden en todo Senegal. Se han puesto en marcha algunas actividades generadoras de ingresos para superar las prohibiciones, tales como el cultivo de ostras en lo que se denomina el sistema de guirnaldas, la piscicultura, la apicultura o incluso la instalación de estructuras para cocinar que ahorran leña (como estufas mejoradas u hornos solares).
Pero para las actividades de restauración hay muchos más actores en juego –e intereses. El aspecto más importante es la plantación a gran escala de manglares en el 25 por ciento del área total. Varios actores están involucrados en tales actividades, como la ONG Wetlands International, la Agencia Francesa de Desarrollo a través del proyecto de política de áreas marinas protegidas, la UICN, el agente de créditos de carbono y programas de reforestación WeForest, entre otros. Las actividades de reforestación las realiza la población, a la cual se le paga por día o por hectárea. El suministro de propágulos está asegurado por la comunidad, más particularmente por las mujeres, lo que les permite generar ingresos considerables durante las campañas de reforestación.
Los programas de reforestación de manglares a gran escala ahora se están convirtiendo en proyectos de carbono, lo que para Senegal y África en general representa prácticamente un suicidio. Estos proyectos de carbono no hacen más que garantizar a las industrias el ‘derecho a contaminar’, aún sabiendo que hay estudios que demostraron que entre los 10 países más vulnerables a las crisis climáticas en el mundo, 8 son africanos. Está claro que los proyectos de carbono son implementados por los contaminadores para continuar con sus actividades devastadoras y limpiar su imagen.Ésa es la primera lucha que deben librar las comunidades del delta. El argumento lineal de este proyecto de carbono es que el dióxido de carbono absorbido por los árboles del manglar podrá ‘compensar’ la contaminación de las empresas contaminantes. Es preocupante que las empresas y ONG involucradas nunca le hayan dicho a la población local quién está administrando o beneficiándose del programa de carbono. Es el caso de la organización WeForest, que no ha informado quién financia su proyecto de plantaciones a gran escala en Saloum y Casamance: la gigante petrolera Shell.
Ha llegado la hora de que el continente africano, especialmente los países vulnerables, se oponga a los numerosos proyectos de carbono (a veces llamados REDD+, soluciones basadas en la naturaleza, programas de compensación, ‘carbono azul’, entre otros) que están proliferándose y solo benefician a los contaminadores.
Si África quiere ganar esta lucha climática, debe comenzar por prohibir los proyectos de carbono en el continente y centrarse en la deuda climática, la justicia climática, la accesibilidad del Fondo Verde para el Clima, que de hecho es un monto absurdo para el continente africano. A esto se suma la urgencia de dejar los combustibles fósiles bajo tierra, ya que son la causa de estos problemas.
La restauración de los bosques de mangles es una prioridad en Saloum para aumentar la resiliencia de las comunidades en un contexto de severos impactos del cambio climático. Lamentablemente, ahora estos bosques también tienen que lidiar con la explotación de petróleo y gas en aguas senegalesas.
Impactos negativos de la actual explotación de petróleo en las comunidades del Delta del Saloum
Senegal va en camino de convertirse en un importante productor de petróleo y gas en África, con tres importantes proyectos: (1) el proyecto de gas del gigante británico de combustibles fósiles BP Grand Tortue Ahmeyim (GTA), (2) el proyecto de gas Yakaar-Teranga, también operado por la empresa BP y destinado al consumo, y (3) el proyecto petrolero en Sangomar, operado por la empresa australiana Woodside. La extracción de gas está prevista para 2023, lo que llevó a BP a decir que este proyecto está “creando un nuevo foco de energía en África”. Junto a estos gigantes de los combustibles fósiles se encuentra Shell, que ha asegurado un nuevo bloque entre Mauritania y Senegal (GTA).
El pozo de petróleo de Sangomar se encuentra a 70 km de la costa del Delta del Saloum, y se proyecta que su explotación se prolongará por un período de 30 años, cerca de las Áreas Marinas Protegidas de Sangomar y Joal-Fadiouth, un área rica en biodiversidad marina y ornitológica. La explotación petrolera es una actividad de alta peligrosidad e involucra numerosas y diferentes etapas que tendrán impacto en la biodiversidad y las actividades socioeconómicas básicas de comunidades vulnerables. Desde las etapas de perforación, instalación y operación hasta el desmantelamiento de la plataforma, las efectos incluirán cambios en la calidad del agua de mar, interrupción de los ciclos reproductivos, inmensas pérdidas de biodiversidad, reducción de las zonas de pesca y aumento de la pobreza.
El Delta del Saloum es zona de pesca para las comunidades y la pesca es su principal fuente de ingresos. Pero hoy en día el pescado ya escasea por los efectos del cambio climático y los barcos extranjeros que siguen saqueando nuestros recursos. Las familias de pescadores se ven obligadas a llegar hasta aguas fronterizas, con el riesgo de ser encarceladas o incluso asesinadas.
Por lo tanto, la actual explotación petrolera reducirá aún más las zonas de pesca, y su intervención acelerará aún más la escasez de pescado para estas comunidades vulnerables. La gran preocupación es cómo las comunidades podrán convivir con la explotación petrolera en los próximos años, ya que el proceso de pérdida de biodiversidad marina se sigue acelerando con el tiempo.
Fue con estas preocupaciones que nos dejó Alimatou SARR cuando murió. Ella fue una guardiana de los recursos naturales del Delta del Saloum, y tempranamente alertó a la comunidad sobre los riesgos de la explotación petrolera. Las mujeres de las Islas Saloum claman desde el corazón por la seguridad de sus espacios. Nos cuentan que desde la perforación de los veintitrés pozos petroleros frente a Sangomar se ha observado en la zona un rápido ascenso del nivel del mar, lo que acentúa la erosión costera y amenaza con hacer desaparecer las actividades socioeconómicas básicas, que incluyen el cultivo de ostras, la apicultura en los manglares, la recolección de mariscos, la pesca, la producción de sal, el procesamiento de productos pesqueros y el turismo ecológico.
El gobierno de Senegal siempre ha hablado positivamente de la explotación de petróleo y gas, invocando las ganancias empresariales y los impactos positivos en la vida de las comunidades. Según el estudio de impacto del gobierno y sus discursos, los impactos negativos sobre la biodiversidad y las comunidades no son significativos. A veces hacen referencia a que la distancia entre el lugar de explotación y las zonas de pesca son bastante distantes. Pero si la distancia tuviera un impacto positivo en la contaminación ambiental, África tendría suerte hoy, porque contribuimos menos a la contaminación pero sufrimos más los impactos negativos. No existen las fronteras ecológicas.
Cabe recordar que estas comunidades que dependen de la pesca son vulnerables en dos niveles:
En cuanto al clima, hay una creciente escasez de recursos naturales, suelos pobres, salinización de la tierra, hambruna, reducción de las precipitaciones, reducción de la pesca, erosión costera, pérdida de biodiversidad, desplazamientos y emigración ilegal. Esto acentúa la pobreza y la desesperación dentro de las comunidades vulnerables cuyas actividades socioeconómicas básicas dependen de los manglares.
En cuanto a los compromisos del gobierno y de las empresas, la nueva legislación para el petróleo y el gas solo hace una ligera consideración sobre la protección ambiental, que es el límite legal. El compromiso de las empresas, como suele ocurrir, es con la RSC (responsabilidad social empresarial), sin ningún texto vinculante que obligue directamente a la empresa con la comunidad en caso de pérdida o daño. Las disposiciones a nivel nacional para las comunidades locales son de acuerdo al llamado ‘contenido local’. Esto significa que las empresas operadoras pueden integrar empresas y mano de obra local en su proceso de producción en el país donde ejecutan sus proyectos.
Con la futura explotación de petróleo y gas cabe esperar que los manglares de Saloum se verán más afectados, así como los manglares vecinos de Gambia y Casamance. Asimismo, que las actividades socioeconómicas básicas de las comunidades se verán más afectadas por el deterioro de los manglares, la contaminación de las aguas, la pérdida considerable de biodiversidad, el descenso de la pesca, la desaparición de determinados hábitats así como de patrimonios culturales e históricos del Delta del Saloum.
Las comunidades vulnerables sufren la fuerza de los efectos adversos del cambio climático, aun cuando estas no son la causa. A esto se suma la prisa por explotar petróleo y gas sin considerar los impactos sociales y ecológicos sobre las comunidades y los manglares. Las compañías multinacionales de petróleo y gas, que están entre las causantes del cambio climático, exacerbarán aún más las dificultades que enfrentan las comunidades en el Delta del Saloum.
Asimismo, compañías como Shell pretenden vender una imagen ‘verde’ cuando financian plantaciones a gran escala de manglares bajo un programa de carbono azul, que les da derecho o legitimidad para continuar con sus actividades extractivas.
Aissatou Keita: Integrante de la plataforma nacional de actores por la justicia climática en Senegal
Fuentes de información:
- Greenpeace Africa, 2018: Oil and gas exploitation in Senegal: new threats to marine and coastal ecosystems
- Advisory Group, 2018: Oil and Gas, Thematic factsheet
- Woodside, Development of the SNE field phase 1, Environmental and social impact study
- Dr Ndickou Guaye, 2021, Offshore exploitation and influence on the rights of artisanal fishermen
- Ministry of the Environment and Sustainable Development, 2018, For a sustainable and healthy exploitation of gas and oil resources- Evaluation of Sustainable Assets (SAVi) of the Saloum Delta in
- SAVI, Senegal: An economic assessment of the contribution of the Saloum delta to sustainable development, focusing on wetlands and mangroves
- BP, The Greater Tortue Ahmeyim Project
- African Energy, 2023, Mauritania, Senegal excites supermajors as Shell gets new block, BP hones GTA plans
Fuente: Boletín WRM 266 22 Julio 2023 - https://www.wrm.org.uy/es/articulos-del-boletin/impactos-de-la-extraccion-de-petroleo-y-gas-y-proyectos-de-carbono-en-las-comunidades-del-delta-del-saloum-senegal - Imagen de portada: Delta del Saloum