Cómo la apuesta de la banca por el petróleo devasta la Amazonia

La destrucción del amazonas tiene varias causas extractivistas, pero de fondo, hay una que engloba todas: la banca. Los negocios de las entidades financieras en el continente latinoamericano y el respaldo a inversiones para la explotación (y exploración) de yacimientos de petróleo y gas son uno de los factores que más ha contribuido a la devastación del ecosistema. Así lo revela una investigación realizada por un grupo de expertos del StandEarth Research Group que detalla cómo ocho bancos internacionales están detrás del 55% de la financiación a empresas con proyectos petroleros que han dañado (y dañan) la Amazonía en Perú, Colombia, Brasil y Ecuador.

Alejandro Tena

La investigación hace referencia a los flujos de dinero e inversiones realizadas por la banca en los últimos 15 años, en el periodo 2009-2023. En total las ocho entidades financieras destinaron 11.000 millones a proyectos de combustibles fósiles que han contribuido a calentar el planeta, acelerar la deforestación en uno de los pulmones América Latina y desplazar a miles de grupos indígenas afectados por la infraestructura y maquinaría pesada.
Estos ocho bancos son JPMorgan Chase, Itaú Unibanco, Citibank, HSBC, Bank of America, Banco Bradesco, Goldman Sachs y el Banco Santander. Aunque concentran el 55% de las operaciones relativas a explotación de petróleo y gas en la Amazonía, solo representan el 5% de las más de 2.065 entidades financieras que, en los últimos 15 años, han respaldado proyectos de este tipo en la Amazonía.
        Los bancos 'pasan' del Acuerdo de París: las inversiones en petróleo y gas siguen al alza mientras la crisis climática amenaza al mundo

Finanzas de la banca para petróleo y gas de la Amazonia

JP Morgan Chase

1 913 108 000
CitiBank

1 850 236 000
Itaú

1 742 850 000
HSBC

1 299 241 000
Banco Santander

1 271 122 000
Bank of America

1 187 667 000
Bradesco

1 015 153 000
Goldman Sachs

741 489 000


La mayor parte de las compañías financieras que aparecen son estadounidenses, aunque en el ranking se ha colado una entidad española, el Banco Santander. La empresa de Ana Patricia Botín es la quinta que más inversiones a petróleo y gas del amazonas respaldó en los últimos 15 años, con una suma de dinero que, según la publicación, supera los 1.200 millones de dolares.
En total, el Santander ha participado en 95 operaciones, con un papel inversor protagonista en el 76% de los proyectos en los que ha estado involucrado. El rastreo de dinero realizado por los investigadores revela que la entidad española ha dado apoyo a las perforadoras petroleras de la petroquímica Comodoro Rivadavia, que ha explotado los bosques de la Alazonía ecuatoriana en búsqueda del hidrocarburo. También ha dado apoyo financiero a Eneva S.A. y su complejo gasista en Parnaíba, la refinería de La Pampilla de Repsol Perú, involucrada en uno de los mayores derrames de crudo al mar de la historia de América Latina.
Preguntadas por el impacto de las actividades del banco en la Amazonía, fuentes del Santander se remiten a los últimos compromisos ambientales firmados por la empresa y recuerdan que la entidad fue el primer banco en unirse a la Innovative Finance for the Amazon Cerrado and Chaco para minimizar los impactos en el ecosistema.
"Esta investigación resalta el rol fundamental de los bancos para transformar la economía energética que contribuye a la crisis climática", explica Angeline Robertson, una de las investigadoras principales de Stand Research Group. "La Amazonía es una región
clave para que los bancos introduzcan políticas globales decisivas que ayuden a defender los derechos humanos, proteger la biodiversidad y mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 ºC. Sin embargo, seguimos viendo cómo los bancos financian la expansión petrolera y de gas en la mayor selva tropical del mundo", zanja.

Fuente: https://www.publico.es/sociedad/apuesta-banca-petroleo-devasta-amazonia.html#analytics-seccion:listado - Imagen de portada: vista aérea que muestra la deforestación cerca de un bosque en la frontera entre la Amazonia y Cerrado en Nova Xavantina, estado de Mato Grosso, Brasil, 28 de julio de 2021. — Amanda Perobelli / REUTERS

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