"Las élites y el pueblo viven en realidades impermeables” (Michel Maffesoli)

 

Esta entrevista, realizada por Alexandre Devecchio (Le Figaro) se realizó cuando en Francia se generaron las protestas por el aumento de la edad jubilatoria, y dada las protestas por la muerte de un jóven de 17 años a causa de violencia policial, es interesante conocer la opinión del sociólogo que ha escrito el libro L'Ère des soulèvements (La era de los levantamientos).

Michel Maffesoli descifra las causas de la crisis democrática en Francia. Encuentra razones para esperar una salida positiva a la confusión actual. El sociólogo y profesor emérito de la Sorbona acaba de publicar "Logique de l'assentiment. Dire oui a la vie" (Cerf, 2023). (La Lógica del asentimiento. Decir sí a la vida): “Estamos en un periodo de cambio de época. Los grandes valores de la modernidad (individualismo, igualitarismo, racionalismo, materialismo) están saturados y surgen nuevos valores".


LE FIGARO. Emmanuel Macron logró sacar adelante la reforma, pero sin obtener el consentimiento de la mayoría de los franceses y ahora es víctima constante de un juicio de ilegitimidad. ¿Es éste el resultado de una forma de populismo que está socavando la democracia?
Michel MAFFESOLI.
- La palabra populismo se utiliza con demasiada facilidad para desacreditar la aparición de una reacción popular. Por ejemplo, se ha dicho que las manifestaciones contra las medidas disciplinarias (confinamiento, mascarillas, vacunación "forzosa") desplegadas durante la crisis sanitaria eran populistas. El hecho de que algunos de los pocos políticos que las apoyaron fueran calificados de "extrema derecha" reforzó este descrédito. Para mí, estas diversas manifestaciones son simplemente un signo de la pérdida de confianza de los ciudadanos en sus representantes. La utilización del artículo 49.3 traduce la impotencia del poder legislativo para hacer leyes.
Usted lleva años denunciando una fractura entre el pueblo y las élites. ¿Es esto un síntoma?
Michel MAFFESOLI.
A los ojos del pueblo, los diputados y los jueces pertenecen al mismo círculo que los tecnócratas que gobiernan y los "expertos" que hablan. Cuando el poder instituido está en armonía con el poder instituyente del pueblo, es posible redefinir las reglas del estar juntos, en este caso las reglas de la redistribución entre generaciones como resultado del cambio demográfico o tecnológico. Hoy, las élites y el pueblo viven en realidades impermeables entre sí. Así que la palabra democracia no es más que un encantamiento.
Usted ha escrito un libro titulado L'Ère des soulèvements (La era de los levantamientos). Después de los "bonnets rouges" y los "gilets jaunes", este conflicto social parece más clásico. ¿Es realmente así, o se trata de un nuevo episodio de la misma crisis salpicado de convulsiones esporádicas?
Michel MAFFESOLI.
  Creo que es el mismo tipo de revuelta, digamos de las bases contra las élites, de lo local contra el poder central. Pero el hecho de que el movimiento esté enmarcado por los sindicatos le da la apariencia de una lucha social en el sentido clásico. Y como hemos visto, este marco evita el caos. El hecho es que los manifestantes no cuestionan tanto la jubilación a los 64 años, como su aplicación a todo el mundo, sea cual sea su esperanza de vida en función del sector profesional en el que trabajen. El poder jacobino francés no sabe tener en cuenta la diversidad territorial, empresarial y profesional. Las formas de protesta y las palabras utilizadas para expresarlas difieren, pero siempre se trata de una protesta contra el poder central y su modelo racionalizador.
¿Cómo describiría esta crisis? ¿Podría desembocar en una revolución o en una reorganización?
Michel MAFFESOLI.
En griego, crisis es también la acción de clasificar, cribar, rechazar lo que hay que rechazar: lo sano, y conservar lo que merece ser conservado: lo bueno. Estamos en un periodo de cambio de época. Los grandes valores de la modernidad (individualismo, igualitarismo, racionalismo, materialismo) están saturados y surgen nuevos valores. Es una mutación general. La palabra "revolución" es demasiado "política" para describirlo. Lo que está en juego, como las "jacqueries" medievales, son los múltiples movimientos de revuelta, sublevaciones e insurrecciones. Al mismo tiempo, a nivel local, hay muchos experimentos que demuestran los valores de ayuda mutua, creatividad y preocupación por el bien común que comparten las nuevas generaciones.
En un libro anterior, usted también hablaba del tiempo de las tribus en relación con nuestra época. ¿No es más probable que esta "tribalización" conduzca a una ruptura?
Michel MAFFESOLI.
Describo la saturación del modelo moderno, heredado de la Ilustración y la Revolución Francesa. En concreto, el igualitarismo individualista. La rebelión de los terruños, los gremios y las "tribus urbanas" refleja el paso de un ideal democrático a un ideal comunitario. Un ideal no en el sentido de modelo a alcanzar, sino de idea, de principio que sustenta el imaginario del mundo actual. Así que es cierto, estamos viviendo el fin de una era, pero no es el fin del mundo. Mantengo la esperanza. También hay una enorme vitalidad entre las generaciones más jóvenes.
¿Podemos seguir gobernando en estas condiciones?
Michel MAFFESOLI.
Un cambio de época significa, como decía Vilfredo Pareto, una "rotación de élites". En este momento, se puede ver cómo pocos políticos salen de la torpeza de una élite en vías de desaparición. Si nos fijamos en el periodo del final del Imperio Romano, nos sorprende la histerización del poder. Este poder, aislado en su palacio, gobernaba a través del miedo, miedo a la muerte, miedo a la guerra, miedo a la escasez, miedo al colapso del modelo social. En respuesta, los levantamientos se han hecho cada vez más numerosos y erráticos. Es en el seno de estos levantamientos donde surgirá una nueva forma de organización social, basada en la "proxemia", o territorio. Permítanme recordárselo: "el lugar crea vínculos".
¿Debemos temer la guerra civil?
Michel MAFFESOLI. La guerra civil define bandos que se enfrentan por el poder, con proyectos políticos diferentes. No creo que estemos en esa situación. Los distintos movimientos de revuelta no tienen programa, ni proyecto, no son políticos en ese sentido, sino existenciales. Lo que está en juego es, por supuesto, el rechazo del trabajo cuyo único sentido es "su valor", es decir, su valor de cambio monetario. Una gran parte de los empleos carecen de sentido y no permiten a las personas expresar su creatividad. La "caporalización" (NT: . Imponer un régimen autoritario a un pueblo, un grupo o una institución) de las profesiones más creativas, la enseñanza, los cuidados, incluso la creación de obras de arte, mediante una estandarización cada vez mayor, todo ello produce desesperación, revuelta y, en última instancia, secesión, múltiples secesiones. Esto es lo que está ocurriendo. Estas revueltas múltiples producen poco a poco nuevas formas de estar juntos. Pero no olvidemos que es de la decadencia de donde surge el Renacimiento: "Ordo ab chao" (orden hacia el caos).   

Fuente: Le Figaro - Jueves 20 de abril de 2023 - Publicado en: https://www.climaterra.org/post/maffesoli-las-élites-y-el-pueblo-viven-en-realidades-impermeables

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