Argentina: Entramos de lleno en un régimen autoritario
Los sucesos de las últimas horas confirman lo que ya es claro desde hace unos días. Esto ya no es un régimen democrático. Se cruzó un límite. Ya no estamos bajo el imperio de la ley. Entramos de lleno en un período autoritario. La represión a la marcha de los jubilados mostró los ya habituales abusos de las fuerzas de seguridad cuando las comanda Patricia Bullrich. Los videos lo muestran todo: volquetes de piedras dejados en la zona a propósito; infiltrados de la policía; un patrullero abandonado, abierto, sin nadie que lo cuide y misteriosos encapuchados que lo prenden fuego para las cámaras sin que nadie intervenga; un supuesto panfleto incendiario atribuido al Frente de Izquierda, tan ridículo y con el nombre mal escrito que solo puede ser obra de los servicios de inteligencia. Luego, las detenciones al voleo y las causas judiciales con imputaciones fabulosas. Que nadie se sorprenda de que la policía haya disparado un cartucho de gas no hacia arriba, sino apuntando al cuerpo de un periodista, que ahora lucha por su vida. Lo hemos visto por toda América Latina en los últimos tiempos. Lo vimos también en Jujuy. Habilitada por gobiernos de derecha, la policía dispara …
Ezequiel Adamovsky
Ayer mismo, mientras sucedía la represión, legisladores oficialistas sacaron a un diputado a trompadas del recinto y le impidieron volver a su banca, con el fin de que se caiga el quorum e impedir que la oposición avance en un control de los actos del Presidente. Menem, presidente de la Cámara, aprovechó y levantó inmediatamente la sesión, en lugar de garantizar la seguridad del diputado agredido. No lo digo yo, lo informa el diario Clarín. Es un hecho gravísimo, que convierte el juego democrático y la división de poderes en letra muerta. Una ficción.
Sumemos a eso que el Gobierno viene emitiendo DNUs de todo tipo, totalmente ilegales. El último: el que nos impone nueva deuda con el FMI pisoteando una ley del Congreso que lo impide. Agreguemos que acaban de meter por la ventana, por decreto simple, dos nuevos jueces en una Corte Suprema que ya era bien “colaborativa”, por decirlo suavemente. Jueces de la Corte por decreto, violando claramente lo que manda nuestra Constitución. Todo esto, a días de que todos hayamos visto en directo al Presidente participar en una estafa con criptomonedas, sin que hasta ahora haya habido un fiscal que pida una medida elemental de prueba como es analizar los celulares de los involucrados.
Todo esto pasa, hay que decirlo, porque hay un aglutinante poderoso que sostiene este nivel de autoritarismo e ilegalidad: el interés de clase. El autoritarismo se sostiene en el deseo de los sectores dominantes de que el proyecto de Milei de desmantelar el Estado avance como sea. Las principales fuerzas políticas están sosteniendo un gobierno que no es propio. Milei está desde el comienzo en un virtual co-gobierno con el PRO, cuenta hasta ahora con apoyos decididos de la UCR y no pocos dentro del peronismo. La Coalición Cívica, Margarita Stolbizer y otras fuerzas le dieron aval para tener poderes ilimitados. Todos, menos la izquierda y el núcleo duro del kirchnerismo, a disposición de un gobierno no solo antipopular, sino directamente autoritario, que se maneja en la ilegalidad. La Corte Suprema le dejó pasar hasta ahora todo. Hasta lo más obviamente ilegal pasó. La prensa tradicional todavía mantiene a Milei entre algodones. Estados Unidos y el FMI decididos a darle un apoyo contundente. Los grandes empresarios locales y globales aplaudiendo como focas. Detrás de los bastonazos de la policía, detrás de cada ilegalidad que Milei comete, está ese conglomerado de intereses de clase.
Es muy difícil imaginar cómo saldremos de este atolladero. No será, seguramente, protegidos por las instituciones que deberían garantizar el Estado de derecho pero hoy son arietes vueltos en contra nuestra. Habrá que pensar en alianzas amplias entre lo poco que queda de compromiso con la democracia dentro del campo político, y las poderosas fuerzas democráticas que, por suerte, nuestra sociedad civil todavía conserva. Cuando esta pesadilla termine –va a terminar– habrá que barajar y dar de nuevo. Repensar de raíz las reglas del juego democrático, hoy convertido en un juego bobo, con los naipes marcados, en el que siempre llevamos todas las de perder
Fuente: https://www.eldiarioar.com/opinion/entramos-lleno-regimen-autoritario_129_12130278.html - Imagen de portada: Miembros de la Policía Federal enfrentan a manifestantes frente al Congreso. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
———
Balas de goma contra jubilados e hinchas
Las hinchadas de varios equipos de fútbol argentinos, enfrentadas entre sí por sus colores, participaron juntas en la concentración de los jubilados que acabó con una fuerte represión por parte de la policía: La policía reprimió una fiesta inolvidable. La convocatoria estaba hecha a las 17 horas en las cercanías del Congreso de la Nación. Hinchas y agrupaciones de clubes de Argentina, dejando de lado las diferencias de colores, habían alcanzado un hecho inédito: marchar juntos para defender a los jubilados que venían sufriendo represión por reclamar contra las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei. Como si jugase la selección campeona del mundo o fuese una fecha de un acontecimiento deportivo trascendental, en el hall de la terminal de Constitución, donde arriban trenes de la zona sur de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de La Plata, resonaban parches de bombos, el fraseo carnavalesco de una trompeta y un canto compuesto por cientos de voces: “Policía, policía, no te lo decimos más, si nos tocan a los viejos, qué quilombo se va a armar”.
Damián Huergo
Los hombres y mujeres que bajan de los colectivos y trenes camino al centro político de Buenos Aires no son barrabravas, como se buscó estigmatizar desde el Ministerio de Seguridad comandado por Patricia Bullrich. “La convocatoria la armaron hinchas de todos los clubes, nucleados en espacios de derechos humanos, de cultura, antifascistas también”, dice Felipe Bertola, integrante de la asociación Identidad Pincharrata, quien estuvo organizando durante la semana con hinchas de su club Estudiantes y con agrupaciones de Gimnasia y Esgrima, rivales históricos de la ciudad de La Plata.
“Los clubes de fútbol de Argentina no son solamente ver al equipo de primera e ir a la cancha los domingos. Vuelcan un sinfín de cosas en la sociedad. Yo me imagino que va a ser una de esas fechas donde vamos a demostrar lo que somos como pueblo. Cuando el Estado no hace las cosas que tiene que hacer, se retira por completo, aparece un nivel de solidaridad que emociona. Lo de hoy, esta unidad futbolística, de hinchadas, es una muestra de lo que somos”, decía Bertola ilusionado antes de la cacería que comenzó Javier Milei a cargo del aparato represivo del Estado.
Antes de las balas, los heridos y los detenidos, hubo una serie de hechos que fueron desencadenando el estallido. El primer movimiento lo hicieron hinchas del club Chacarita durante la primera semana de marzo, cuando un policía le dio un golpe en la cabeza a Carlos Dawlowfki, jubilado de 75 años, que, vestido con la camiseta de Chacarita, protestaba por el recorte de haberes y la merma en la distribución de remedios gratuitos por medio del PAMI (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados). La imagen, difundida por redes y medios nacionales, activó un mensaje sagrado, que despegó desde un más allá de lucha y resistencia, de memoria futbolera y cultural. Una voz que resonó en los oídos de hinchas argentinas y argentinos, una frase de su dios pagano, Diego Maradona, quien en 1992, en una marcha frente a Tribunales en defensa de los jubilados, dijo “hay que ser muy cagones para no defender a los jubilados. A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza”.
La frase, como los versos de autores clásicos, volvió a circular y actualizarse pasadas más de tres décadas. Apareció en memes y flyers que convocaban a la marcha, se escribió con aerosol en paredes, flameó en banderas blancas, brillaba inscrita en camisetas de fútbol vestidas por cuerpos viejos y jóvenes, de hombres y mujeres, que avanzaban hacia la plaza del Congreso. Una frase que se volvió grito, convocatoria, defensa e irreverencia.
Con olfato político, Cherno, integrante de la Coordinadora de Hinchas —organización política y social que nació en 2016 para enfrentar a quienes quieren que los clubes se conviertan en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD)—, intuía horas antes de la represión lo que podía llegar a suceder en la calle. “Toda movilización que no les gusta, que genera un reclamo, el gobierno tiene la estrategia de estigmatizar y catalogarla como algo malo. Ejemplos: cuando fue la marcha de los estudiantes, era gente politizada, casta política; cuando fue el reclamo de los docentes, eran sindicalistas, corruptos, docentes que no trabajaban; cuando fue la protesta de la comunidad LGTBIQ+, les respondió que eran pedofilos; a los muertos de hambre los llamaron planeros, vagos, zurdos, mientras dejaban pudrirse comida en depósitos; a los discapacitados, les dicen idiotas. Yo puedo ser todo eso que nos dicen, pero ellos son fascistas. Tratar a todos los reclamos como algo malo es ser fascista”.
Minutos previos al horario de la convocatoria, la Policía Federal comandada por Bullrich activó un operativo policial ilegal, según la conceptualización del Centro de Estudios Legales y Sociales. Los manifestantes fueron reprimidos con gases lacrimógenos, hubo policías que le pegaron un bastonazo por la espalda a una mujer de 87 años, camiones hidrantes de la Policía de la Ciudad arrinconaron a hinchas y jubilados al grito de “vengan zurdos”, mostrando el valor performativo de una de las frases que más le gusta a decir a Milei. El saldo fue de más de 150 detenidos que en su mayoría fueron liberados a las pocas horas por la Jueza Karina Andrade, para que no se vulnere “un derecho constitucional fundamental como es el derecho a la protesta, a manifestarse en democracia y a la libertad de expresión”. También hubo más de una decena de heridos, entre los que se cuenta el fotoperiodista Pablo Grillo, internado en estado de gravedad tras recibir el impacto en su cabeza de un cartucho de gas lacrimógeno lanzado por la Policía Federal.
“La marcha y la organización social le tocan a este gobierno —dice Analía Castro, integrante del Movimiento Peronista Riverplatense—, le molesta que sean los clubes, que sea la sociedad civil la que se pare frente a las medidas del gobierno, y reprimen para bajar la participación popular. El gobierno de Milei empieza a entrar en un declive y el pueblo ya no se come el discurso de la motosierra y el cambio, se empieza a cuestionar un modelo”.
Durante el último mes, el gobierno de Milei empieza a acusar cierta fragilidad. El pedido desesperado al FMI por un préstamo que no llega, una economía que no despega, acusaciones de estafa por difundir una crypto estafa, sospechas sobre Karina Milei para recaudar dádivas, valijas que pasan de incógnito por la aduana, lamebotismo internacional, pérdida de reservas en el banco central, peleas internas en el Congreso, escraches públicos por su inhumanidad ante catástrofes socioambientales, arbitrismo institucional, baja significativa en su imagen pública, según encuestas que se leen con atención en la Casa Rosada. Señales de un proyecto político y económico en descomposición, de un gobierno que, ante la escasez de soluciones y respuestas, apela a la represión y la mentira sistemática para suplir la ausencia de talento político e inteligencia económica.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/argentina/balas-goma-jubilados-hinchas - Imagen de portada: Marcha de jubilados frente al Congreso. Adhieren hinchas de fútbol de diversos clubes, organizaciones sociales y gremios. EMMANUEL FERNANDEZ