Contra qué enojarse
Por la ventana que da a la calle entran ruidos. Son ruidos de barrio periférico. Coches. Voces de personas. Algún pájaro si te esfuerzas en escuchar... Cierra las puertas del mueble poniendo un papel pequeño en medio de las dos maderas. Antes lo ha doblado tres veces. A saber cuánto tiempo lleva haciendo eso. Le parece que desde siempre. Que siempre tuvo que poner un papel para que las puertas de ese armario de la cocina permanecieran cerradas. Un papel que ejerce la presión justa para que queden encajadas en su sitio. Dentro hay platos y vasos. Las sartenes están en otro lugar.
María González Reyes
Por la ventana que da a la calle entran ruidos. Son ruidos de barrio periférico. Coches. Voces de personas. Algún pájaro si te esfuerzas en escuchar. Piensa en la frase que dijo una compañera de la asociación en la última reunión y que se le quedó tintineando en la cabeza. “La clave está en contra quién te enojas”.
Piensa que últimamente se siente enojada casi siempre. Se enoja con el tren de cercanías que tiene retrasos todo el rato y le ha hecho llegar varios días tarde y con la lengua fuera al trabajo. Se enoja con el contestador de petición de citas que le da consulta con la dermatóloga para dentro de nueve meses. Se enoja con el precio del alquiler que sube y sube y sube mientras su sueldo, con suerte, sigue igual.
Se enoja.
Piensa que hay más personas enojadas. Muchas personas. Piensa que su enojo no tiene que ir contra las que también están enojadas con los trenes que se retrasan y llevan vagones llenos de gente que se empuja para entrar. Ni con quienes consiguen citas médicas a través de un contestador. Ni con las que miran con preocupación que su cuenta del banco tiene números cada vez más pequeños, tan pequeños que alcanzan apenas para pagar el alquiler. Ni contra las personas que habitan casas en las que, a veces, hay que poner pequeños papeles para conseguir que las puertas de los muebles encajen.
Piensa qué sucedería si todas las personas que viven en su barrio juntasen todos sus enojos. Contra qué los tirarían. Qué serían capaces de romper. Contra qué se enojarían. Contra quién lanzarían su enojo.
Piensa que, quizás, tenga más sentido enojarse con los que lo tienen todo resuelto y por eso nunca se enojan ni con los trenes que se retrasan ni con los contestadores que te tienen en espera al teléfono. Con quienes tienen el poder de decidir que haya otras personas enojadas. Muchas personas.
Porque, quizás, elegir contra quién enojarse sea una forma para cambiar algunas cosas.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/vida-ya/enfadarse - Imagen de portada: Foto: Jorge Franganillo