Un río sano no tiene precio





Por Stephen Leahy, enviado especial

NAGOYA, Japón, oct (IPS) - Las represas sobre los ríos pueden generar electricidad, pero para construirlas a menudo se sacrifican pesquerías de alta calidad, según expertos.

"Es muy difícil valuar las pesquerías continentales en dólares, porque representan mucho más que el valor de los pescados que se desembarcan en el muelle", dijo Yumiko Kura, del WorldFish Center (Centro Mundial de Pesca) en Phnom Penh. 

Kura es coautora del informe "Cosecha azul: Pesquerías continentales como servicio ambiental", que subraya la importancia de estas existencias en las dietas, especialmente infantiles, y no sólo en cuanto a las proteínas que aportan, sino también en materia de micronutrientes, entre ellos vitamina A, calcio, hierro y cinc. 

"Estudios detallados en Bangladesh, por ejemplo, han demostrado que el consumo diario de pescado pequeño contribuye al 40 por ciento del requerimiento diario en el hogar de vitamina A y al 31 por ciento de calcio", según el informe presentado este viernes en la 10 Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP 10), que se realiza hasta el día 29 en Nagoya, Japón. 

Además, el estudio señala que se generan más de 60 millones de empleos a tiempo completo y parcial en la pesca y otras actividades como el procesamiento, y que la mitad de estos trabajos los efectúan mujeres. 

Un sistema fluvial como el del Mekong cuenta con una de las reservas pesqueras más productivas del mundo, en buena medida porque hay pocas represas y porque mantiene la mayor parte de sus pantanos, dijo Kura a IPS. 

Los pescadores del Mekong capturan más de 500 especies. Su propia diversidad mantiene la salud del río, y unos 22 millones de personas en Camboya y Laos dependen de esa abundancia. 

Por contraste, los sistemas fluviales de los países industrializados son casi desiertos biológicos, con pocas especies, según un estudio publicado este mes en la revista especializada Nature. 

Paradójicamente, los países ricos emplean vastas cantidades de hormigón para obtener energía y controlar inundaciones, diezmando las capacidades naturales de los ríos de brindar agua limpia y brindar alimento, según el estudio. 

"Lo que nos dejó de boca abierta es que algunas de las mayores amenazas mundiales están en Estados Unidos y Europa", dijo a IPS para un artículo anterior Peter McIntyre, coautor del informe de Nature y zoólogo de la estadounidense Universidad de Wisconsin-Madison. 

Los peces también sirven como importantes vínculos entre los ecosistemas. Los nutrientes y la materia orgánica de sus huevos, cadáveres y excreciones ayudan a mantener la producción de algas, larvas de insectos y otras especies de peces en ríos y lagos, según el reporte compilado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el World Fish Centre. 

Cuando las poblaciones de peces se reducen, puede haber serios efectos colaterales para otros organismos, dijo Jacqueline Alder, del PNUMA. 

La muerte a gran escala de peces cisco en el estadounidense lago Mendota acarreó cambios en la composición del plancton, redujo la cantidad de nutrientes y también la biomasa de las algas. 

"A diferencia de los océanos, las aguas continentales son muy vulnerables y los cambios pueden ocurrir muy rápidamente", dijo Adler a IPS. 

El informe advierte que, pese a más de 40 años de producción mundial constante, se están produciendo rápidos cambios ambientales que ponen en riesgo la viabilidad de las futuras poblaciones de peces, así como el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio. 

Las represas, la agricultura insostenible y las grandes extracciones de agua con fines industriales, junto con la contaminación y la descarga de aguas servidas, tienen impactos significativos sobre los sistemas fluviales, según el estudio. 

Japón tenía pesquerías continentales productivas, pero ahora quedan muy pocas, casi totalmente por culpa de las construcciones, dijo Kura, ella misma japonesa. 

En las últimas dos décadas, muchos de los ríos del país fueron cercados con hormigón, en un intento corto de miras por controlar las inundaciones y mantener los canales de transporte. Los ríos necesitan poder fluir hacia el mar, permitiendo que la vegetación costera y los pantanos los mantengan sanos y productivos, agregó Kura. 

La represa de Pak Mun, construida a comienzos de los años 90 sobre un afluente del río Mekong en Tailandia, causó una reducción de entre 60 y 80 por ciento en las capturas. Sus promotores dijeron que la nueva reserva creada por la represa produciría 220 kilogramos de peces por hectárea, pero apenas se llegó a 10. 

Desde 2001 se aplica una política por la cual se abren las compuertas de la represa temporariamente, ayudando a devolver a cerca de 130 especies al río Mun, reduciendo el impacto del embalse en las existencias pesqueras. 

Sin embargo, hay propuestas para crear otras represas en el Mekong, dijo Kura. 

El valor total de las pesquerías del río es difícil de evaluar. El impacto en materia de empleo, seguridad alimentaria, cultura, salud y biodiversidad en la región no se considera adecuadamente en los planes regionales de desarrollo, que se centran en la energía y la irrigación, añadió.

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