Una visión crítica sobre el desarrollo sostenible
Muley a Boabdil: “...he aprendido [...] la mejor lección: disminuir las necesidades para disminuir las fatigas que cuesta satisfacerlas. Y así he llegado a necesitar muy pocas cosas, y esas pocas, muy poco. Porque la verdadera felicidad no está en tener, amigo mío, sino en ser y en no necesitar”.Antonio Gala. El manuscrito carmesí.
Constatada la imposibilidad de un crecimiento infinito se impone la necesidad de aliviar la presión sobre fuentes y sumideros optando por un modelo de desarrollo que libere espacio ambiental para no anular las opciones vitales de los pueblos empobrecidos, las generaciones venideras y los otros seres vivos, en un ejercicio de justicia. Caminar en esa dirección requiere revisar nuestras necesidades, el consumo, la economía y los instrumentos de decisión.
Desde nuestro punto de vista, que reconoce límites al papel de la tecnología para enfrentar los problemas ambientales, no se es más “ecológico” consumiendo productos “verdes” o reciclando; se es más “ecológico” cuando se consume menos. Debemos asumir que una actitud favorable hacia el medio conllevará una mejora de nuestra salud y de nuestra calidad de vida, que no hay que identificar necesariamente con capacidad de consumo y así garantizaremos que ésta se pueda mantener en el futuro
Quienes se identifiquen con estos planteamientos, sin duda distintos de los de quienes hoy desgastan con un uso repetitivo el término “Desarrollo sostenible”, deben poner en cuestión la utilidad de ese concepto ambiguo que, además de los sobreentendidos que implica, presenta casi tantos significados como usuarios y tiene un uso retórico orientado a legitimar el actual estado de cosas. Haríamos bien, por lo tanto, en dejar de contribuir a mantener la falsa apariencia de consenso en torno a él, impugnarlo y recurrir a otros que definan una alternativa real.
Para saber más: Una Visión crítica sobre el ‘desarrollo sostenible’. Luis Enrique Espinoza Guerra.
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