Silenciar en la calle, apropiarse de la estética: la guerra de las imágenes en Chile
El Gobierno de Piñera "limpia" las calles y ordena la eliminación de los símbolos de una de las mayores revueltas de la historia chilena. Aprovecha una crisis sanitaria, la devolución temporal del terreno público e intenta recuperar la pulcritud simbólica del general Baquedano.
Por Jorge Cancino Palma
Hay algo en el ánimo de silenciar, existe una violencia implícita en ello, no es el fuego que nos espanta tanto, es más bien un agente corrosivo que genera quemaduras más profundas y estructurales.
En 1538 Carlos V ordena destruir todos los ídolos y quemarlos, la guerra de las imágenes que el imperio español comenzó contribuyó al desmantelamiento y a la parálisis de las defensas culturales del mundo indígena[1]. Así, una de las primeras estrategias no bélicas de los conquistadores fue silenciar las imágenes del conquistado, una forma de dejar el camino llano para instalar el imaginario del vencedor. La destrucción del imaginario cultural indígena significaba determinar qué perduraría y qué sería olvidado, cómo se articularía la imagen del mundo indígena desde ahí en adelante. Una guerra simbólica que sabían determinaría el futuro de los imaginarios americanos. Los mismos imaginarios que hoy se disputan la posesión del terreno estético más relevante: la calle. Casi quinientos años después, el aparataje gubernamental en Chile ordena la eliminación de los símbolos de una de las mayores revueltas de su historia, aprovecha una crisis sanitaria, la devolución temporal del terreno público e intenta recuperar la pulcritud simbólica del general Baquedano.
Leer el texto aquí: http://carcaj.cl/silenciar-en-la-calle-apropiarse-de-la-estetica-la-guerra-de-las-imagenes-en-chile/
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