Patagonia / Chubut: Zonificación, la mentira que solo se sostiene con más mentiras

A la hora de defender el resistido proyecto de zonificación que Fernández y Arcioni impulsan en Chubut, no hay ahorro de voces de los personeros de las transnacionales. Hoy, leemos al Secretario General de la Asociación Obrera Minera de la Argentina, Héctor Laplace, y sus declaraciones al medio “El patagónico”. Veamos cada una de sus falsas afirmaciones:

 

1- “Estamos a 100 kilómetros del río y el cianuro no se va a utilizar”.
Como se ve en la imagen, el río Chubut está incluido en la zonificación.Parece que Laplace faltó a la clase de Geografía. O que miente. Nos inclinamos por esta última opción.

2- Los principales beneficiados por el desarrollo industrial serán los pobladores de la región.
En esta misma página hemos publicado una nota en dos partes sobre el tema que sintetiza el capítulo 5 de “15 mitos y realidades de la minería transnacional en Argentina”. Puede leerse la primera parte  aquí  y la segunda parte en este enlace. 

 
3- A principios de 2020 estuvimos en la Meseta y tuvimos reuniones con los intendentes de Telsen y de Gastre, Leonardo Bowman y Genaro Pérez. Ellos están absolutamente convencidos de que la alternativa minera es la única que tienen para que no pasen a ser pueblos fantasmas.”
Podríamos apelar a tragedias mineras como Brumandhino para refutar esta afirmación pero elegimos testimoniar con una realidad más cercana. Estos son algunos de los pueblos fantasmas que esconde el mapa de la provincia de Neuquen según el diario El federal
San Eduardo. La tragedia vistió de luto al pueblo. El 29 de marzo de 1951 una tremenda explosión ocurrió en la mina Santa Teresita, en cercanías del pueblo. Seis mineros fallecieron, con este hecho el pueblo selló su suerte. Supo tener 5.500 habitantes, escuelas y cancha de fútbol. Una vez que la mina agotó su yacimiento, no hubo más trabajo y el pueblo quedó vacío.
Auca Mahuida. Es una de las historias más tristes. El pueblo, hoy en ruinas, se halla al norte de Barda del Medio, en su momento de apogeo fue un lugar donde el trabajo sobraba, su mina de carbón llevaba este elemento hasta la punta del riel, y también se exportaba a Chile. En el año 1947 la mina tuvo una explosión que abrió una filtración de agua y rápidamente las galerías subterráneas se inundaron, falleciendo 23 mineros. Sus restos nunca fueron recuperados y descansan allí, insepultos.

                        

 Villa Rincón Chico. Es un caso ejemplar de cómo un pueblo puede desaparecer en poco tiempo. La localidad, que llegó a tener 10.000 habitantes, se hizo a la par de la construcción de la represa Piedra del Águila. Se pensó que aquí iba a surgir una ciudad con los últimos adelantos tecnológicos y arquitectónicos, se proveía agua del río Limay y aún queda un inmenso entramado de caños subterráneos donde se aseguraban distintos servicios para la ciudad que hoy está en ruinas.

Alicurá. Durante seis años, entre 1979 y 1985, el pueblo llegó a tener miles de habitantes. Cine. Hospital, salas de juego, y lugares para practicar deportes. Albergó allí a los trabajadores de la represa Piedra del Águila, cuando esta obra se terminó, de a poco el pueblo comenzó a morir. Hoy quedan las ruinas de las casas, sus calles y los árboles que plantaron sus habitantes que han hecho un grupo de Facebook, donde se juntan a recordar sus años en el pueblo, que hoy está dentro de tierras privadas.
Challacó. El pueblo fue dos veces ejes de movimiento y trabajo, cuando fue punta de riel del ferrocarril y cuando se descubrió en 1941 petróleo en la vecina Plaza Huincul. Las dos oportunidades históricas no pudieron detener la tormenta del éxodo. El tren llevó las maquinarias necesarias para la explotación del hidrocarburo. La ruta pasaba a un costado de las vías, pero como estaba presentada sobre una depresión natural, se inundada con facilidad debido a la filtración de vertientes. Por esta razón, el pueblo quedó incomunicado y el éxodo lo convirtió en otro de los pueblos fantasmas de la provincia de Neuquén.
4- “Un proyecto minero implica tener agua corriente, energía eléctrica, una correcta recolección de residuos, tomar las previsiones correspondientes en cuestiones de salud, no solo de la gente que trabaja en el proyecto sino de la población en general, y conectividad”
Se impone aquí aclararle a Laplace que el agua, la energía y la gestión de residuos son DERECHOS de los pueblos que los Estados deben garantizar y que resulta repugnante que un sindicalista sugiera que para ejercer esos derechos hay que entregar el territorio a las transnacionales. Repugna también la desidia de los gobiernos que programan el abandono de la gente para extorsionarla luego con proyectos de muerte.
5- Finalmente, Laplace afirmó que el proyecto legislativo descarta “dos miedos” de la población: la utilización del recurso del Río Chubut y el cianuro.
Ya desmentimos la primera afirmación: el río Chubut está DENTRO del trazado de la zonificación. La segunda afirmación, en relación con el uso de cianuro, requiere algunas aclaraciones:
    •     Que se plantee un método por flotación no anula la probable utilización de cianuro.
    •    La movilidad de roca en las explotaciones megamineras producen drenajes ácidos que son tan perjudiciales y tóxicos como el cianuro o más.
    •    En la extracción de uranio está prevista la utilización de ácido sulfúrico.
    •    Los enormes volúmenes de agua requeridos en la explotación megaminera atentan contra la provisión de ese bien escaso a las poblaciones del lugar y a las ciudades de la costa.
    •    NO TENEMOS MIEDOS, TENEMOS CERTEZAS.


Fuente: el patagónico

 

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