Chile: Coautoría coral con la naturaleza: reseña y conversación sobre el libro «Aguas Libres»

Ya sea en la costa al borde del mar o alrededor de las siluetas de lagunas, pareciera que como especie anhelamos la cercanía con las aguas. El comportamiento hidrófilo se repite en casi todos los aspectos de la vida, desde el imperativo biológico de necesitar este elemento para la sobrevivencia a la capacidad de luchar por su subsistencia.

Texto por Petra Harmat

Entre ríos, lagos, lagunas, glaciares y más, la hidrografía de Chile tiene un carácter indudablemente heterogéneo que responde también a la de las geografías, paisajes y lugares humanos y no humanos que proliferan en este país. La fragilidad hídrica es histórica y visible, cuyo resultado es una crisis del agua que se profundiza año tras año. Según el estudio Radiografía del agua. Brecha y riesgo hídrico en Chile, un 76% de la superficie de chilena está afectada por sequía, desertificación y suelos degradados (SudAustral Consulting SpA, 2016); y 110 acuíferos del país se encuentran actualmente con una demanda comprometida superior a su recarga (Ministerio del Interior, 2015). Para 2025, en dos años más, Chile se encontrará en el listado de los 30 países con mayor estrés hídrico en el mundo (WRI, 2015). Estas cifras se dieron a conocer el 2019.

Fuera de parámetros institucionales, productivos y económicos, ¿cómo se relacionan los habitantes de este territorio desde y por estas escasas aguas? ¿Y qué dicen las artes y las comunidades? Sobre estas miradas acuosas es esta reseña en conversación con María José Barros Cruz, profesora del departamento de Literatura de la Universidad Adolfo Ibáñez y autora del libro Aguas libres. Conversaciones con artistas y activistas por la defensa de las aguas en Abya Yala, escrito en pandemia y publicado por la editorial Ocholibros. El libro podría dividirse en dos: por un lado, las primeras 104 páginas muestran las conversaciones con trece artistas y activistas, tanto nacionales como extranjeros. Desde allí hasta la página 179, sección que se titula Cuerpos de Agua, se ven sus trabajos creativos en sus múltiples medios a través de fotografías a color.
“Los artistas aquí reunidos nos invitan a pensar críticamente sobre las consecuencias sociales, ambientales y culturales provocadas por un capitalismo que se sostiene en una lógica predatoria y patriarcal”, sostiene la autora respecto al libro. La selección y reunión de los artistas, sus obras y sensibilidades, inquieren repensar la conexión que tenemos con las aguas, así como sumergirse en su carácter multiforme, para ver nuevas posibilidades en un contexto crítico para los ecosistemas del planeta. 

María José cuenta que su vínculo con el agua comenzó con sus viajes al sur, con ríos que atraviesan la localidad de Curarrehue, en el Wallmapu oriental, específicamente con los ríos Maichin y Trancura. ©Rai Singh Uriarte

Orígenes
Partiendo por los orígenes en la relación con las aguas, María José cuenta que su vínculo comenzó con sus viajes al sur, con ríos que atraviesan la localidad de Curarrehue, en el Wallmapu oriental, específicamente con los ríos Maichin y Trancura. “Toda esa belleza y toda esa naturaleza desbordante, que es casi mágica, me llevó a que me conectara material, espiritual y sensorialmente con las aguas, y desde ahí fue creciendo y emergiendo una inquietud en torno a los ríos en primer lugar y después a las aguas en sus múltiples manifestaciones”, rememora.   
La cautiva lo corporal y sensorial que entregan tan generosamente las aguas, así como su entorno de piedras, colores, olores, algas, barros. Pensando en las aguas externas y libres, pero físicamente encerrada, María José entrevistó y escribió en pandemia sobre las obras y pensamientos de Carolina Caycedo, Cecilia Vicuña, Seba Calfuqueo, Daniela Catrileo, Roxana Miranda Rupailaf, Delight Lab, Claudia Müller, Violeta Paus, Patricia Domínguez y Raquel González, Nicole Ellena y Erick Vigouroux, Álvaro Sarmiento, Denis Chapon, y finalmente a Paula de Solminihac. 

Portada del libro «Aguas Libres». ©Petra Harmat

Sobre el libro, miradas y ríos
El libro se lee como una obra colaborativa y colectiva, compiladora de las distintas voces. Las trece personas que están reunidas hacen de la obra “un trabajo polifónico y coral”, afirma María José. Con todo, la resonancia con cada una de ellas fue irrepetible y diversa. Una breve biografía antes de cada conversación con los entrevistados da el contexto necesario para aproximarse con calidez a su vida y obra, y sus vínculos con las aguas. ”El agua es un sujeto de derecho, con voz y memoria”, es el manifiesto.   
Una de las entrevistas que destaca es la de la artista colombiana nacida en Londres, Carolina Caycedo, sobre quien reflexiona: “ella hace todo un trabajo territorial, con comunidades en Colombia, Estados Unidos y otros países. Cuenta esta anécdota biográfica personal sobre la represa que estaban haciendo en el río Magdalena y también las historias de su abuelo. Fue muy bonito escuchar de ella y de otros entrevistados que todos, en el fondo, somos cuerpos de aguas, tenemos nuestras propias historias, filiaciones y genealogías con las aguas. Todos tenemos algún abuelo, mamá, hermano que tiene alguna relación con las aguas”.  

Patricia Domínguez y Raquel González en «Las viudas del agua», durante armado de set. ©Emilia Martín

En el libro, Carolina Caycedo conversó acerca de su serie Retratos del agua / Water portraits (2016), relacionándolo con las aguas y su materialidad. En este sentido dice: “El río, entonces, me ha permitido ver una pluralidad de perspectivas. De hecho, el río es un pluriverso, como bien lo menciona Arturo Escobar. Y, en este sentido, me ha servido para nutrir mi propio proceso de descolonización. Mi trabajo Retratos del agua, precisamente, es un ejercicio que busca representar un río como sujeto, en vez de representarlo por medio de un paisaje. Es un ejercicio que tiene que ver con la descolonización de la mirada y con entender el hecho de que como artistas también hemos sido cómplices de ese proceso de colonización”.     
Daniela Catrileo, escritora y profesora de filosofía, es otra de las artistas por las aguas. En este caso, este elemento atraviesa su obra poética. Catrileo comenta en el compilado que toma el imaginario del río como figura de pensamiento, sin separarlo de su cuerpo, en su poemario Río herido: “He utilizado la figura del río en el libro como un símbolo, aquello que las aguas escriben en la tierra, el río como herida, huella y escritura sobre un territorio. El río como viaje en sí mismo: representando la diáspora y el exilio. Cambiar un río por otro como una continuidad”.   
Desde la provincia de Petorca, la dupla de la artista Patricia Domínguez y Raquel González, activista de Modatima, hablan de un trabajo resonante y crítico acerca de las acciones antrópicas en ese territorio, golpeado hace años por la crisis hídrica. Con la obra colectiva de mujeres Las viudas del agua, Raquel dice en el libro que “decidimos levantar una lucha desde el arte, con visión femenina, en una fusión de mujeres con diferentes oficios y profesiones que buscan visibilizar la problemática que se vive día a día en nuestro territorio y que nos afecta como humanidad”. 

Performance de Daniela Catrileo, en la desembocadura del río Aconcagua. Trabajo multidisciplinar La escritura del río. © cortesía Daniela Catrileo

La lucha por el agua: presente y futuro
“El acceso al agua tiene género, etnia y clase social”, afirma Aimé Tapia, investigadora mexicana. La elección de género en el libro –cuenta María José–, tampoco cree que es casual: “Hay grupos sociales que se han visto más afectados por todo este contexto de crisis hídrica y, en ese contexto, son las mujeres las que han tenido que salir a dar más la lucha y eso se ve muy claramente en el arte, en las manifestaciones artísticas donde en su mayoría son también mujeres las que se han dedicado a pensar los problemas y la materialidad de las aguas”. Siendo la mayoría mujeres, lejos de la curiosidad, en el libro se cumple justamente ello y se retrata con naturalidad. Las mujeres han sido las principales voceras de los conflictos socioambientales en Abya Yala.
El libro también revela la materialidad multiforme de las aguas que también se hacen viva en las distintas perspectivas y voces; para unos, es un elemento político que tenía que ver con la desprivatización de los derechos de aguas; para otros, un trabajo hacia un mundo inexplorado, una materialidad, un lenguaje; para otros, tiene que ver con el viaje, con las migraciones, con los tránsitos individuales o colectivos. “Todos nosotros somos sujetos que dependemos, pensamos y sentimos con el agua, eso creo que se ve mucho en el libro: una mirada de caleidoscopio de personas que se vinculan con el agua desde lugares muy distintos: ideológicos, estéticos, históricos, afectivos”, comenta María José. 
Donna J. Haraway, escritora y profesora estadounidense de los departamentos de Historia de la Conciencia y de Estudios Feministas de la Universidad de California, señala que los conceptos como apocalipsis o Antropoceno son poco movilizadores. Explica María José que los conceptos “se quedan en la idea de catástrofe y realmente no son capaces de empujar o movilizar a la acción para tratar de revertir esta situación. Claro, estamos en un desastre ecológico, pero también hay cosas que todavía se pueden hacer”. La autora tiene esperanzas en los cambios que se pueden generar desde trabajos colectivos o en comunidades en territorio, desde las artes y las humanidades. Como las comunidades humanas que han luchado siempre por sus territorios y por su biodiversidad, la invitación es a volvernos agentes activos de cambio para reparar y proteger el medio ambiente, unidos.   
Aguas libres. Conversaciones con artistas y activistas por la defensa de las aguas en Abya Yala es leer sobre encuentros, de diversidad creativa, de sensibilidades emanadas de territorios situados, de determinaciones, de expresiones que se relacionan con el mundo. Como caudales que se oyen desde distintas geografías, sus voces pertenecen y se ocupan de lo vivo, como guardianes de los gritos del agua viva bajo sus propias visiones. 
Queda como tarea pensar y acordar nuevos conceptos que aborden, desde otras veredas menos pesimistas y objetivas, este presente y futuro. Y, también, recuerda a la reflexión que hace Gilles Clément: “hemos cambiado de reino, hemos cambiado de época; el Antropoceno nos asimila de oficio a la naturaleza. Si no aceptamos esta asimilación con humildad, seguiremos creyéndonos alejados de la naturaleza para dominarla (es decir, destruirla en última instancia). En el momento en que reconozcamos habitar los confines de esta cadena de dependencia que nos une a la naturaleza, ya no podremos más que actuar en una relación de complicidad y compartición”.
En el libro resuena, como un goteo de agua fina, frágil pero continua, el conjuro ofrecido por su autora: “Este libro no es sólo un libro. Es una invocación por las lluvias; una romería a la laguna situada en lo alto de la montaña, una jarrita de chicha para ofrendar a la tierra, un canto infantil para que caiga el chaparrón, un santuario con agüita milagrosa para curar a los enfermos. Soy el agua, soy la vida”.

Referencias
Barros, M.J. (2022). Aguas libres. Conversaciones con artistas y activistas por la defensa de las aguas en Abya Yala. Editorial Ocholibros.
Clément, G. (2021). Jardines, paisajes y genio natural. Puente Editores.
Fundación Chile, Santiago, Chile. (2018). Escenarios Hídricos 2030. Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile.
Para comprar el libro: https://www.ocholibros.cl/libro/aguas-libres-conversaciones-con-artistas-y-activistas-por-la-defensa-de-las-aguas-del-abya-yala_904
Fuente: Revista Endémico - https://endemico.org/coautoria-coral-con-la-naturaleza-resena-y-conversacion-sobre-el-libro-aguas-libres/ - Imagen de Portada: ©Dagmara Dombrovska
 

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