Agroecología frente al cambio climático





Entrevista a Eduardo Gudynas, del Centro Latinoamericano de Ecología Social con sede en Uruguay



En el marco del V Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Productores Ecológicos, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Eduardo Gudynas, del Centro Latinoamericano de Ecología Social, con sede en Uruguay. El contenido de esta entrevista se vincula al tema que trata este número de LEISA: ‘Agua, ecosistemas y agricultura’, especialmente porque enfoca, en una perspectiva regional latinoamericana, los efectos del cambio climático y las propuestas de acción para afrontarlos.

LEISA: ¿Podría resumirnos brevemente las ideas centrales de su presentación del día de ayer?
EG: Lo que hemos discutido en estas jornadas con los productores ecológicos latinoamericanos es la inminencia del cambio climático global. Un proceso que está en marcha y que va a afectar el régimen de temperaturas y de precipitaciones y, por lo tanto, van a haber grandes cambios, a escala planetaria, en la producción agropecuaria. Consecuentemente ocurrirán cambios también dentro de América Latina. Hay varios modelos de análisis y prospectiva que indican que, por ejemplo, en algunas zonas del continente, como la cuenca del Plata, habría un aumento en las precipitaciones medias mientras que en otras zonas, como los Andes centrales o la costa del Caribe, se espera una reducción en las precipitaciones. También tendremos un incremento de los extremos de temperatura, con mayores heladas y más días con heladas, y también con una mayor frecuencia de ondas de calor. Así, se va presentando un escenario de alta incertidumbre y alta variabilidad climática. Por lo tanto, la producción va a estar muy afectada.
LEISA: ¿Los productores ecológicos se verán igualmente afectados por el cambio climático?
EG: En este contexto de alta variabilidad de las condiciones climáticas la agroecología es una de las mejores alternativas para enfrentar el riesgo. ¿Por qué? Porque aprovecha el saber local, el saber tradicional con mejores tecnologías, por ejemplo, para la captación y el manejo del agua, para evitar la erosión y una mejor gestión de los suelos. Además, porque aprovecha la variabilidad genética de diversas especies adaptándola a diferentes condiciones climáticas, de temperatura y de suelos. Por lo tanto, la agroecología está mejor preparada en este contexto de alta incertidumbre. Y lo que hemos explorado también es que en el futuro, en un mundo sin petróleo, de nuevo la agroecología está mejor preparada.
LEISA: ¿Se están aprovechando estas ventajas de la agroecología para incorporarla en los planes de desarrollo agropecuario en nuestros países?
EG: Justamente, si la agroecología está mejor preparada y es la mejor opción en la actualidad, el debate ya no debe ser solamente sobre cuestiones específicas, a nivel de prácticas agronómicas, por ejemplo de manejo de suelos, sino que hay que dar un salto cualitativo y tratar de articular e introducir la agroecología en las discusiones sobre desarrollo y sobre políticas agropecuarias. Y esto se refuerza por la circunstancia específica de América Latina, donde la principal fuente de emisión de gases con efecto invernadero no es el sector industrial, la combustión de motores de automóviles y el transporte, sino que en nuestro continente sucede a la inversa de los países ricos. La principal fuente de emisiones está en la producción agropecuaria y en la deforestación que casi siempre está asociada al avance de la frontera agropecuaria.
Por lo tanto, discutir cambio climático en América Latina es discutir desarrollo agropecuario.
LEISA:¿Conoce usted algunas experiencias interesantes de recuperación de los sistemas de manejo tradicional que hayan sido recogidos por la academia o los investigadores? ¿Experiencias de diálogo entre estos dos tipos de conocimiento?
EG: Hay experiencias de aprovechamiento, de revisión, de otro abordaje sobre conocimiento tradicional, saberes locales y tecnologías apropiadas que se han utilizado desde hace mucho tiempo y de alguna manera han sido menospreciados o mirados con cierto desdén por la academia tradicional.Entonces ya hay algunos procesos de diálogo.
En Perú, se acaba de publicar un informe sobre experiencias de cambio climático y agua que incluye estudios de caso de varios países andinos. Eso tiene que ver, por ejemplo, con el manejo de andenes o terrazas, con sistemas tradicionales de captación de agua, de riego, etc. Ahora, también hay que reconocer que persiste un problema importante con el mundo académico convencional, donde hay un cierto divorcio de estos estudios, que en algunas universidades son tomados como parte de la extensión universitaria o de la extensión rural, y siguen teniendo una carencia de reputación, de financiamiento adecuado, de promoción en la carrera académica.
También hay un problema muy importante en la publicación de estos resultados. El mundo académico convencional sigue enfocado en la publicación de artículos muy específicos en inglés, en revistas extranjeras del hemisferio norte, que están muy vinculados a la agropecuaria convencional y sobre todo a la discusión académica de los países del norte. Entonces, hay un déficit de producción de nuestro propio conocimiento, que no consiste en rechazar el conocimiento de las ciencias agronómicas modernas, sino en cómo adaptarlo y crear un diálogo con otras prácticas y otros saberes. Se necesita un papel mucho más activo de las universidades, de los docentes y de los investigadores. Y en la fase de publicación de los resultados, necesitamos nuestras propias revistas académicas en español, en portugués, del más alto nivel y la mayor rigurosidad, en nuestras lenguas y enfocadas en nuestros problemas; y luego necesitamos de una mejor metodología y un mayor esfuerzo para difundir estos resultados a los grupos locales, a las comunidades, a las asociaciones de campesinos y de agricultores.
LEISA: En esa perspectiva, en nuestro contexto existen experiencias tanto para enfrentar problemas climáticos como para mejorar la productividad desde un punto de vista agroecológico, pero se pierden porque no se recogen y sistematizan. Hay, a veces, algunas tesis en esta dirección, pero restringidas a una visión pura y una carencia de sistematización de los procesos de innovación ante los retos del contexto rural y agropecuario actual.
EG: Este tema de las sistematizaciones es clave. Por eso es importante LEISA, donde se presentan experiencias en agroecología de manera accesible y a la vez rigurosa. Es necesario fomentar ese tipo de sistematizaciones, pero no solo hay un problema de falta de sistematizaciones dentro de cada país, sino que a eso se suma una dificultad de diálogo entre países.
Muchas veces los procesos de aprendizaje, los estudios de caso, etc., quedan dentro del país y resulta sorprendente que a veces se encuentra que, por ejemplo, en Bolivia tienen más conocimiento sobre directrices en agroecología de Holanda que sobre las prácticas, dificultades o éxitos de lo que está ocurriendo en Perú. Entonces, una vez más, la sistematización es importante que esté en español y que se amplíe su difusión, para lo cual están internet y todas las nuevas tecnologías que ofrecen una oportunidad excelente.
LEISA: ¿Cuál es la visión desde CLAES del análisis y las políticas ambientales en América Latina?
EG: En el trabajo que hemos hecho en CLAES durante el último año, preparando el reporte de tendencias ambientales en América Latina, hemos encontrado que la agenda ambiental en gran medida se ha enfocado en el cambio climático. Otros temas, los que tienen que ver con biodiversidad, áreas protegidas, manejo de recursos naturales, han quedado en un segundo, tercero, cuarto puesto en algunos países. Existe un sesgo muy importante en la agenda de las políticas ambientales, en su visibilidad y en la discusión pública, que se agrava porque la temática del cambio climático es en buena parte producto de lo que se ve diariamente en la prensa y enfatiza las cuestiones vinculadas a las emisiones de fábricas o de automóviles, aprovechando por ejemplo documentales o informes que vienen de los países industrializados. Pero esa no es la principal fuente de emisiones en nuestro continente.
La discusión del cambio climático en América Latina tiene que ver con agricultura, deforestación y cambio de usos del suelo. Pero en muchos países ese vínculo entre cambio climático y uso de la tierra y prácticas agropecuarias, y sus consecuencias en la biodiversidad, no está claro en las discusiones nacionales. Y esto se refleja en la falta de coordinación de las políticas sobre cambio climático, producción agropecuaria y biodiversidad, que siguen estando en compartimentos estancos. Así, por un lado actúa el ministerio de agricultura, casi siempre promoviendo la agroindustria exportadora, con impactos en el sector rural y en la biodiversidad por la expansión en la frontera agropecuaria, y por el otro lado, muy distantes, las políticas en áreas protegidas y biodiversidad que intentan frenar algunos de estos efectos negativos. Paradójicamente, en el año de la biodiversidad, esa temática está pasando desapercibida. La agenda pública está dominada por la discusión sobre cambio climático, sin entender que en nuestro continente ese tema está íntimamente ligados al destino de la biodiversidad en las áreas naturales, de los sitios silvestres, de nuestra fauna y de nuestra flora. 
Fuente: http://latinoamerica.leisa.info/index.php?url=getblob.php&o_id=250678&a_id=211&a_seq=0

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España emitirá 9 millones de toneladas adicionales de CO2 cada año por los planes para aumentar el uso de agrocombustibles


Rebelión/Ecologistas en Acción



Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace y SEO/Birdlife, llaman al Gobierno Español y a la Comisión Europea a revisar urgentemente los impactos reales de los agrocombustibles en el cambio climático y en la soberanía alimentaria, y priorizar la eficiencia energética en el transporte. La nueva legislación debe tener en cuenta la huella total de carbono de los agrocombustibles mediante la introducción de factores de cambio indirecto del uso del suelo.
Una nueva investigación advierte del aumento de emisiones de carbono y los cambios en el uso de la tierra.
Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace y SEO/Birdlife, llaman al Gobierno Español y a la Comisión Europea a revisar urgentemente los impactos reales de los agrocombustibles en el cambio climático y en la soberanía alimentaria, y priorizar la eficiencia energética en el transporte. La nueva legislación debe tener en cuenta la huella total de carbono de los agrocombustibles mediante la introducción de factores de cambio indirecto del uso del suelo.
Según un nuevo estudio publicado hoy, los planes para aumentar el uso de agrocombustibles en Europa en los próximos diez años requerirán el uso de hasta 6,9 millones de hectáreas de nuevo suelo en todo el mundo y empeoraría el cambio climático.[1]
Esta investigación, encargada por una coalición europea de organizaciones ecologistas y de desarrollo [2], incluye los impactos debidos al cambio indirecto del uso de la tierra que provocan los agrocombustibles. Esto hace que este estudio sea la evaluación más realista hasta el momento de los verdaderos impactos de los objetivos obligatorios de agrocombustibles de la UE. El estudio llega en un momento clave para la política de agrocombustibles de la UE, ya que la Comisión Europea tiene que informar sobre cómo gestionar y minimizar estas emisiones al final del año.
El informe concluye que, para obtener la materia prima necesaria para cubrir los objetivos de 2020, sería necesario convertir en campos de cultivo y plantaciones una superficie equivalente a 1,5 veces la superficie cultivable de España. Si los países europeos no cambian sus planes para obtener combustibles para el transporte a partir de cultivos alimentarios, se pone en peligro los bosques y los ecosistemas naturales en muchos países, además de perjudicar la lucha contra el hambre y la injusticia en las comunidades del Sur.
Esta investigación analiza por primera vez el uso de agrocombustibles planificado por los Estados miembro de la UE en sus Planes de Acción Nacionales de Energías Renovables [3] y concluye:
Europa ha establecido un aumento significativo del uso de agrocombustibles. Para 2020, según los Planes de Acción Nacionales, los agrocombustibles proporcionarían el 9,5% del combustible para transporte terrestre. Más del 90% de los agrocombustibles procederá de cultivos alimentarios.
Si se tiene en cuenta el cambio indirecto del uso de la tierra producido por la mayor necesidad de superficie agraria, los agrocombustibles emitirán entre 27 y 56 millones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año – esto equivale a que hubiese en Europa entre 12 y 26 millones de coches más. Concretamente el aumento de emisiones en España equivaldría al CO2 generado por un aumento de entre 1,8 y 4,28 millones de coches.
Si no se produce un cambio radical en la política de la Unión Europea, los agrocombustibles usados en la próxima década serán de media entre un 81 y un 167% peores para el cambio climático que los combustibles fósiles, cuando la normativa comunitaria requiere explícitamente que sean entre un 35 y un 50% mejores.
Según los Planes Nacionales, cinco países serán responsables de más de dos tercios del incremento de emisiones. Reino Unido, España, Alemania, Italia y Francia producirán las mayores emisiones debidas a agrocombustibles, en el caso de España 9,5 millones de toneladas de CO2 extra por año.
Blanca González Ruibal de Amigos de la Tierra declaró “Este informe muestra claramente el daño que los países europeos van a causar con sus planes para introducir agrocombustibles. La Unión Europea tiene que dejar de promover falsas soluciones que siguen expoliando los recursos del Sur y afrontar urgentemente una reducción en la demanda de energía en el transporte”
Sara Pizzinato de Greenpeace ha añadido: “La promoción del uso de agrocombustibles no debe ser la única ni la principal vía para el cumplimiento de la Directiva de Energías Renovables en el transporte ya que existen otras opciones cuya sostenibilidad está demostrada, como el establecimiento de estándares estrictos de eficiencia para los vehículos y la aplicación de la electricidad de origen renovable a este sector”
David Howell de SEO/BirdLife asegura que “La investigación muestra que los objetivos de agrocombustibles de la UE suponen una marcha atrás en la lucha contra el cambio climático y la lucha contra el hambre. Mientras no se tengan totalmente en cuenta los cambios indirectos del uso del suelo, Europa continuará subsidiando una alternativa energética que es significativamente peor que los combustibles fósiles a los que sustituiría”
El Ministerio de Industria Turismo y Comercio comunicó recientemente los objetivos de introducción de agrocombustibles acordados para el Estado Español en los próximos años, que establecen un 5,9% en 2011, el 6% en 2012 y el 6,1% en 2013. Según Ecologistas en Acción “El Gobierno debe reducir la movilidad motorizada y garantizar que los agrocombustibles se obtienen con materia prima autóctona, sin impactos ambientales y sociales negativos”. 
Informe completo ‘Anticipated Indirect Land Use Change Associated with Expanded Use of Biofuels in the EU’: http://www.foeeurope.org/agrofuels/ILUC_report_November2010.pdf
Referencias:
[1] Institute for European Environmental Policy (IEEP). Noviembre de 2010. ‘Anticipated Indirect Land Use Change Associated with Expanded Use of Biofuels in the EU: An Analysis of Member State Performance’. Autor: Catherine Bowyer, Senior Policy Analyst. http://www.ieep.eu
[2] Las organizaciones son ActionAid, BirdLife International, ClientEarth, European Environmental Bureau, FERN, Friends of the Earth Europe, Greenpeace, Transport & Environment, Wetlands International.
[3] EL estudio analiza los 23 planes que se habían enviado en octubre de 2010 (Alemania, Austria, Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Républica Checa, Rumania y Suecia) http://ec.europa.eu/energy/renewables/transparency_platform/action_plan_en.htm.
Esto forma parte de la Directiva de Energía Renovable de la UE.

Leisa

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