Cambio Climático: Nuestro futuro bajo amenaza, por culpa de las entidades más poderosas y ricas. Cómo podemos contraatacar y ganar
Por Naomi Klein y Bill McKibben
Tenemos que reconstruir el tipo de movimiento de masas que marcó el año 1970: cuerpos, pasión y creatividad son las monedas en que podemos competir y ganar. No es imposible.
Desde hace cuarenta años no ha habido tantas noticias malas para los ambientalistas en Washington.
El mes pasado en la Cámara de Representantes, la nueva mayoría partido de los Republicanos votó en contra de una resolución que declaraba sencillamente que el calentamiento global era real: han aparentemente decidido adoptar sus propias versiones de la física y la química.
Esta semana, los grupos ambientales más destacados en el senado se partieron noblemente los brazos, simplemente para impedir vaciar de contenido la Ley de Aire Limpio, el mayor logro del movimiento verde. Todavía el resultado no ha quedado muy claro, incluso algunos Demócratas prominentes están intentando impedir que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, siglas en inglés) regule los gases de afecto invernadero.
¿Y en la Casa Blanca? El presidente que alardeó que su elección marcó el momento cuando 'los mares empezaron a alejarse' en su lugar ha introducido un plan de energía muy dependiente de los combustibles de carbón que impulsan el cambio climático. Se centró en 'independencia energética', un tema destacado por su decisión de abrir 750 millones de toneladas de carbón de Wyoming en concesiones a las nuevas mineras. Eso es el equivalente de ejecutar 3,000 nuevas plantas de energía durante un año.
Esto es lo que nosotros pensamos que esta pasando, en los términos más amplios.
El movimiento ambiental moderno nació el Día de la Tierra 1970, en un estallido sin precedentes de organización de masas - algunas estimaciones cifran que 20 millones de americanos, una décima parte de la población, salieron a las calles. Fue un movimiento joven, en una época cuando la gente era seria no sólo sobre la limpieza del aire sino sobre el fin de las guerras y el fin de discriminación. La base popular inspiró - o más probable acobardó a Washington: los siguientes cuatro años vieron la aprobación de prácticamente toda la legislación ambiental que todavía forma el núcleo de la ley verde.
También vio el nacimiento o renacimiento de muchas de las organizaciones de quienes pensamos cuando pensamos de ambientalismo. Empujado por este estallido inicial con apoyo masivo, pudieron lograr progresos reales en D.C., y entonces se concentraron en tareas importantes y profesionales: cabildeo paciente de subcomités, redacción cuidadosa de informes. Y siguieron logrando ganancias considerables: "Superfund" limpieza de tóxicos, control de la lluvia ácida.
Pero en los últimos años dos cosas han pasado. Uno, la batería cargada el primer Día de la Tierra finalmente está descargada: los congresistas, resulta, pueden diferenciar entre una lista de miembros envejecienda y una movimiento político vibrante. Como explicó el mes pasado la biblia política de D.C., Politico: "los grupos verdes son obligados a jugar a la defensiva en un mundo donde no les temen."
Segundo, el tema clave ha cambiado. Olvida la lluvia ácida y Superfund. Fueron importantes pero luchas relativamente fáciles, que no se enfrentaban al modelo de negocio de nadie. Podias limpiar la lluvia ácida poniendo un filtro en tu planta de energía. Pero el calentamiento global es diferente - habría que cerrar esa planta, y cambiarla por un molino de viento o un panel solar.
Y así el poder completo de la industria de combustibles de fósiles -el negocio de más lucro en la historia del planeta- ha ejercido su presión sobre la lucha, y juegan fuerte y sucio. Los Hermanos Koch gastan sumas masivas para financiar la red de escépticos del calentamiento global; la Cámara de Comercio de los EE.UU. ha surgido como campaña de donante más grande de todos, pasando 94% de sus donaciones a las negacionistas del cambio climático. Esto tipo de influencia consiguió la victoria: el sueño más grande de los grupos de D.C. fue el así llamado proyecto del ley de 'cap-and-trade', detrás de lo cual reunieron cada técnica de información privilegiada que han pasado las cuatro décadas anteriores perfeccionando. Pero al final no se acercaron: Harry Reid se negó incluso a programar un voto, sabiendo que tenia muy debajo por los votos necesarios para pasar la ley. La Casa Blanca se quedó al margen.
Para nosotros, lo que hemos aprendido es bastante obvio. Como nunca vamos a tener la cantidad de dinero que tiene la industria de combustibles fósiles, tenemos que reconstruir el tipo de movimiento que marcó el año 1970, cuerpos, pasión y creatividad son las monedas con cuales podemos competir. No es imposible. Trabajando casi sin dinero la campaña de novato de 350.org consigio durante las últimos tres años a coordinar 15,000 manifestaciones en 189 países - cada nación de la tierra salvo Corea del Norte. Ha sido activo en cada estado del EE.UU y cada distrito de congreso. Y esta semana, combinó las fuerzas de otra campaña de clima americana importante de las bases, 1SKY, para alcance adicional. 1Sky se fundó en el mismo espíritu y al mismo tiempo que 350.org, y ha trabajado para desarrollar líderes por todo el país y ha ayudado a construir un base de cientos de aliados. Juntos estaremos más listos, más audaces, más rápidos que antes.
Este nuevo 350.org ampliado movilizará a gente a gran escala. Marca la fecha del 24 de septiembre en tu calendario para un día de acción de bici. Pero también caza agresivamente el dinero de las trastiendas, con una campaña de gran alcance que aborda la postura del clima de la Cámara de Comercio de los EE.UU.
Esta campaña basada en la juventud se va vinculando con los movimientos de los obreros, con comunidades de fe, con comunidades en la primera línea que tienen la experiencia más alta de intentar a cerrar las plantas de energía en sus patios. Sobre todo ya está en las calles, organizando sangre nueva. El idea no es de suplantar los grupos verdes de Washington, sino de dar el movimiento más influencia - bastante influencia para aguantar el poder aplastante del dinero de petroleo. Y bastante energía para permitirnos terminar defendiendo y empezar a atacar otra vez.
No sabemos si al final ganaremos: la ciencia del cambio climático se vuelve más oscura cada día, la ventana para acción efectiva se cierra rápidamente. Pero cualquier posibilidad requiere que el poder de la gente sustituya el poder corporativo. En al año que ganó Egipto y Túnez vale la pena intentarlo.
Traducido por Des Magner, correcciones por Mario Cuellar
Globalízate www.globalizate.org/
Artículo original en: http://www.naomiklein.org