¡GRACIAS CHILE POR HACERNOS CAUSA PAIS!
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Coordinador Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida.
El lunes 9 de mayo, la Comisión Evaluadora de Aysén aprobó el EIA del nefasto proyecto HidroAysén con algunas condiciones, tal como se esperaba. O sea ninguna sorpresa, sí mucha pena. La verdad es que esperábamos algo más de valentía y coherencia de parte de las y los integrantes de esa comisión. Sin lugar a dudas todos los arreglines y presiones previas y la señal del mismísimo ministro del interior de esa mañana, fueron más que decisivos. En todo caso, nos confirmaron, una vez más, que el famoso sistema de evaluación ambiental, la “institucionalidad”, vale hongo y que distamos de ser un país democrático.
Por otra parte, agradecemos al gobierno el que al fin deje caer las máscaras. Peor aun, fue francamente vergonzoso ver a la ministra de medio ambiente, al ministro de minería y energía y al presidente justificar la aprobación y el proyecto con las mismas frases de la propaganda engañosa de Hidroaysén.
La reacción de esa misma tarde por una ciudadanía indignada, se intentó aplacar con violencia ¿Qué más se podía esperar? En lo personal, recibí patadas y empujones de un carabinero de fuerzas especiales y luego el chorro del guanaco en una manifestación autorizada, antes que comenzaran los piedrazos que también recibimos nosotros y las bombas lacrimógenas. Eso, para luego ser detenido y liberado, sin cargos, a la medianoche y sin que aun se me devuelva mi cedula de identidad.
Qué más se podía esperar, si los megaproyectos de represas generalmente se han gestado bajo regimenes totalitarios o durante estados de excepción como durante una guerra o la amenaza de ella. O sea, son proyectos que en lo político se sostienen violenta y antidemocráticamente. Y además, son proyectos intrínsicamente violentos, al asesinar millones de seres vivos al inundar miles de hectáreas, al destruir hábitats, al expulsar del territorio, al alterar la calidad del agua y dejarla sin nutrientes, al cortar el paso, al contaminarla. Intrínsicamente violentos también, al destruir culturas, corromper sociedades, desplazar familias y comunidades enteras.
Por supuesto, quienes nos oponemos a esa violencia, no podemos caer en el mismo juego. Nuestro actuar debe ser de no violencia activa y eso lo hemos sostenido y lo seguiremos sosteniendo aunque nos agredan.
Intentar callar a la ciudadanía fumigándola con gases contaminantes por parte de una institución que se promociona como “comprometida con el medio ambiente” y provocando a quienes se manifiestan pacíficamente, nunca ha dado resultado favorable a quien lo hace. El que ahora el 74% de los chilenos se pronuncien contra Hidroaysén, no es casualidad.
Agradecemos de corazón la tremenda solidaridad y apoyos recibidos desde todo Chile y el extranjero. ¿Quién se esperaba manifestaciones en Arica, Iquique, Melbourne, Barcelona, Buenos Aires… ? De verdad, esto ha sido muy emocionante.
Así como Endesa con asesoría de Tironi pretendía hacer pasar el proyecto que luego se transformó en HidroAysén, en “proyecto país”, gracias a la siniestra conducción de los ejecutivos de HidroAysén y el actual gobierno ha pasado a ser una épica “causa país”, de esas que los abulizados y farandulizados chilenos hace mucho rato no salían a defender a las calles.
Y cuando el mismo ministro del interior intenta bajarle el perfil a esta causa tildándola de “oportunismo y poca racionalidad” es porque a su propia racionalidad política le hace falta un ubicatex.
Bienvenidos quienes “sueñan con un mundo mejor y creen en la fuerza del espíritu, a los comprometidos con la naturaleza y el prójimo” (Juan Pablo II), quienes se la juegan por una Patagonia libre, viva y bella, quienes levantan y luchan por esta causa país, por ética, idealismo, utopía y topía, enfrentando al poder establecido y al cruel e impersonal mundo del dinero.
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EL BULLING TELEVISIVO A PATAGONIA SIN REPRESAS
Por: Carlos Pérez Alvarado
La cobertura de la TV chilena al proceso de tramitación y posterior aprobación del proyecto HidroAysén es digno de un urgente análisis que, por desgracia, no se ve por ninguna parte. Obviamente no es esperable una autocrítica, e.d. los canales nacionales no se denunciarían a sí mismos de un sinnúmero de situaciones anómalas que van desde el atropello al derecho que tenemos todos los chilenos a estar oportuna y objetivamente informados, hasta graves faltas a la ética profesional. No es calumnia afirmar que la TV chilena, en este importante asunto, ha tenido una conducta realmente vergonzosa.
Antes del 9 de mayo, el día de la aprobación, la TV apenas prestó interés a la culminación de un proceso de casi 3 años de tramitación ambiental de un proyecto que puede cambiar el destino de nuestra región, aunque no dejó pasar una estridente denuncia relacionada con un ataque con piedras a la casa de una empleada de esa empresa, responsable que no ha sido encontrado pero a quien se le vinculó, sin pruebas, con el movimiento Patagonia sin Represas (PSR) imputándole además a éste la generación de un imaginario clima de violencia y presión indebida, antes de la votación. Eso sí salió en todos los canales, en cambio una investigación periodística seria acerca de los efectos y consecuencias que esta decisión conlleva brillaron por su ausencia. Tampoco tuvieron la intención de dedicar un par de minutos, al menos, para exponer la cantidad impresionante de anormalidades que ha tenido todo el proceso en el marco de la institucionalidad, vulnerada sin pudor por el Gobierno en favor de la empresa, incluyendo cambios de informes, extrañas inhabilitaciones y comentarios imprudentes e ilegítimos del M. del Interior, entre otras.
Para el día de la votación los canales enviaron sus equipos de prensa a cubrir solo la sesión de la Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) y los eventuales enfrentamientos que se producirían si el descontento llegaba a mayores. Y eso lamentablemente fue lo que sucedió. Era sorprendente e inédito ver la pantalla de los televisores dividida en dos partes, una que decía Coyhaique y la otra Plaza Italia, en donde se mostraban violentos disturbios desarrollándose en forma simultánea. En otras partes de Chile estas batallas campales entre las fuerzas especiales de la policía y grupos de personas que los enfrentan (incluyendo las que se originan por motivos deportivos), con las consecuencias previsibles, son desconocidas en nuestra región, sin embargo para la prensa que viajó desde Santiago, Hidroaysén se trata de un conflicto más que, seguramente, terminaría en unos pocos días, y a otra cosa mariposa.
Posterior a la decisión, el país, y en forma indirecta, apenas pudo enterarse de las gigantescas manifestaciones que desató la aprobación de las represas y de las marchas organizadas en numerosas ciudades y pueblos de Chile. Estas expresiones de descontento por la medida adoptada por la CEA fueron exhibidas mañosamente con imágenes de desordenes y represión. El viernes 20 de mayo, entre 40 y 60 mil personas de todas las edades desfilaron por casi 3 horas de manera absolutamente pacífica por la Alameda en la capital al ritmo de tambores y lienzos alusivos a la defensa de esta joya de la naturaleza llamada Aysén, pero nuevamente apareció la violencia y prácticamente todos los programas de noticias, como si estuvieran en cadena nacional, se dedicaron a relatar y repetir hasta el cansancio escenas del vandalismo desatado esa noche en las cercanías de la Moneda.
Deben ser poquísimos los chilenos que aún no han visto la impresionante imagen de un desquiciado golpeando a un funcionario de carabineros con un skate, el cual hasta el día de hoy no ha podido ser ubicado para que sea llevado a los tribunales y responda qué tiene que ver su actitud con la defensa de la Patagonia. Este acto condenable copó, por cierto, todos los noticiarios y es de lo único que se habló durante días. El 21 de mayo se sumó la accidentada cobertura del discurso del Presidente de la República en Valparaíso, en medio de nuevas manifestaciones programadas a esa misma hora en todo Chile. Tristemente la marcha en el puerto, a la que asistieron cerca de 30 mil personas, también derivó en disturbios, con los que se matizó el decadente espectáculo protagonizado por la clase política en el Congreso, que sí tiene su espacio asegurado en los noticiarios con sus disputas tan alejadas de la gente. Hipócritas chapitas, lienzos que eran tironeados, panfletos que volaban y gritos destemplados de individuos indignados por el incumplimiento de otras demandas, fueron comidillo de la TV por algunos días, dejando de lado el tema de fondo. Las protestas de miles de personas en Concepción, Valdivia, Curicó, Rancagua, Talca∑, todas absolutamente pacíficas no las mostraron jamás, menos las organizadas en otras ciudades del mundo. La columna de más de 3 mil ciudadanos, algo nunca visto en Coyhaique, o los que desfilaron bajo la lluvia en P. Aysén, en Cochrane, en Cisnes∑ ni siquiera fueron mencionadas.
La frase de Joaquín Lavín; "La gente no quiere paros ni marchas, porque siempre terminan en violencia" parece ser clarificadora y representa nada menos que una nueva campaña del terror, para que la gente lo piense dos veces antes de salir a manifestarse, mientras las autoridades políticas, ¡Vaya coincidencia!, continúan actuando como verdaderos relacionadores públicos en defensa de Hidroaysén, con total impunidad y entera complicidad de esos medios. Es evidente que lo que están buscando las autoridades gobernantes es que el asunto Hidroaysén pase lo más pronto posible al olvido, y si aún insisten en protestar, está la TV que advierte con insistencia lo peligroso que puede ser salir a gritar por una causa que creen noble, constituyéndose esta actitud en un verdadero "bulling" televisivo en contra del Movimiento PSR.
Si hubiera que encontrar una explicación a esta virtual censura, tergiversación y criminalización de la protesta ciudadana, quizás la respuesta se encuentra justamente en el momento en que los presentadores del noticiario central dan paso a los comerciales que financian sus operaciones, ahí uno puede comprobar que los avisos publicitarios de Hidroaysén, emitidos en todos los canales, dicen exactamente lo mismo que afirman el presidente, sus ministros y subalternos en la región de Aysén. Quien crea que no existe una relación impropia entre el gasto de Hidroaysén en publicidad, coincidentemente recontratada luego de las protestas que causó su aprobación, y el manifiesto intento de acallar el repudio del 75% de los chilenos a tal iniciativa empresarial, quiere decir que todavía no se entera que TV chilena ha sido secuestrada por el poder político-empresarial para convertirla en una industria de telebasura que hace mucho, mucho rato, dejó de cumplir su rol esencial de informar objetivamente.
http://www.radiosantamaria.cl/rsm/component/content/3552.html?task=view
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Repercusiones del 21 de Mayo
Peter Hartmann, Director Codeff Aisén,
Coordinador Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida
El 21 de mayo, mientras todo Chile se manifestaba contra HidroAysén, el Presidente de la República hacia oídos sordos y entregó un nuevo espaldarazo a Endesa (controlada por la italiana Enel) y Colbún (Matte-Angelini) impulsores de ese megaproyecto y también a las contaminantes termoeléctricas. Ante las protestas, incluso ante sus narices, espetó enojado que, “No podemos decir que necesitamos energía, consumirla abundantemente y al mismo tiempo oponernos a todas las fuentes que la generan”. Estas expresiones son una nueva forma de no querer ver ni escuchar los argumentos técnicos que desde universidades y quienes sí han estudiado acabadamente el tema le han estado mostrando desde hace más de dos años. Por lo demás, esa energía es para el abundante consumo de la expansión minera transnacional y solo marginalmente para los chilenos. ¿O es que el ministro de energía y demás asesores nada le han transmitido al presidente sobre que sí hay alternativa a la destrucción y contaminación del país? ¿Y en que quedaron las promesas electorales del 20% en energías renovables no convencionales en la matriz energética? Vale recordar, que gracias a esas promesas y de que esa sería la prioridad del gobierno, lograron neutralizar y ganarse a los opositores a las represas en la Patagonia.
Ahora, junto con hacerse el sordo y ciego ante el clamor ciudadano y los argumentos técnicos, el presidente opta por jugársela por mantener el oligopolio eléctrico y monopolio sobre los derechos de agua. Es más, como si fuese poco, propone una solución estatal a la línea de transmisión para hacer viable esos resistidos megaproyectos ¿Porque de eso se trata no? Y perdonen, pero a estas alturas tenemos mucho porqué ser mal pensados.
Esta bien, al gobierno no le importa que tres cuartas partes de los chilenos este en contra de esos proyectos, no le importa ser impopular, y tampoco le importa al presidente incumplir sus promesas y desechar las propuestas y estudios técnicos que le estamos haciendo y mostrando desde la ciudadanía. Si eso no les hace mella, en el caso Barrancones al menos le importó, al presidente, la trasgresión de un área de conservación. Entonces ¿Qué hay del mapa que se le encargó al Ministerio de Bienes Nacionales para evitar proyectos energéticos en y cercanos a áreas de conservación? ¿Por qué no nos van a decir también que HidroAysén no afecta a ningún parque nacional, ni Reserva de la Biósfera, ni al ordenamiento territorial con un Área de Conservación Ambiental y Cultural, Zona de Interés Nacional para el Turismo, varios monumentos nacionales y zonificación del borde costero? Para que hablar del sitio de Patrimonio Mundial Natural Hielos y Archipiélagos Patagónicos, el que por lo visto no se atreven o no quieren enviar a UNESCO. ¿Es que la motivación de proteger la naturaleza del presidente solo quedará en su propia propiedad de Tantauco y de un lugar donde le gusta ir a bucear como es Barrancones?
Si el gobierno cree que va a tapar el sol con un dedo, a la larga se quedará solitario con los impulsores de la destrucción y contaminación de Chile y además deberá hacerse responsable de la radicalización del conflicto.
Como ya expresamos en la columna anterior, este tipo de proyecto antiético e intrínsicamente violento, solo avanza y se impone contra la voluntad de la ciudadanía por la fuerza, la mentira y la corrupción, lo cuál también es una forma de violencia y el origen de ella. Esa forma de actuar indudablemente incita a la espiral de la violencia; echarles la culpa a otros, sin evitar los actos propios que llevan a, o detonan la violencia y/o llevan a radicalizar el conflicto, es harto hipócrita.
Y volvemos a repetir, nuestra “causa país” es épica y ética, por lo cual excluye la acción violenta, quien no quiera entender eso, se colude con la violencia del sistema y de este tipo de proyecto.
Es más, nuestro comportamiento público siempre ha sido no violento y nadie podrá demostrar lo contrario, por lo cual nos extraña que cierto personaje que desprestigia a la política y que suele destacarse por termocéfalo se crea con el derecho a venir a darnos lecciones.
http://www.eldivisadero.cl