Las ventajas ambientales del gas son exageradas.







Autor: Gasland


En la búsqueda de energía menos contaminante, algunos países como EE.UU. aseguran estar dispuestos a apostar con fuerza por el gas natural, un combustible abundante y limpio que puede remplanzar al carbón y al petróleo. Sin embargo, una nueva investigación de la americana Agencia de Protección Ambiental (EPA), en la que se incluye la contaminación asociada al ciclo completo de la producción de gas, pone en cuestión que el gas suponga una solución rápida y fácil al cambio climático. 

Los defensores de gas natural afirman que produce un 50% por ciento menos de gases de efecto invernadero que el carbón, lo que supone un paso significativo hacia un futuro de energía más verde. Esto es cierto si nos centramos únicamente en las emisiones finales del tubo de escape o la chimenea y no se tienen cuenta ni el metano, ni otros contaminantes emitidos durante la extracción y la canalización del gas hacia las plantas de energía y clientes finales. 

El nuevo análisis de la EPA duplica las estimaciones anteriores sobre la cantidad de gas metano que se escapa de las tuberías flojas en las instalaciones, así como cuando se purgan los pozos de gas. Los cálculos de emisiones en algunos campos de gas se han multiplicado por varios cientos. De hecho, los niveles de metano por el fracturamiento hidráulico de gas de esquisto son 9.000 veces mayores de lo que se había publicado. 

Al final, cuando se suman todas estas emisiones, el gas puede ser como mucho un 25 por ciento más limpio que el carbón, o tal vez menos. Cada año, miles de millones de metros cúbicos de gases de efecto invernadero (GEI) - aproximadamente el equivalente a las emisiones de 35 millones de automóviles - proceden de las válvulas flojas en las tuberías y de la ventilación regular en las instalaciones de producción de gas, según la EPA. Solamente las emisiones de metano por la perforación representan una quinta parte de todo el generado por el hombre en el mundo, afirma el Banco Mundial. Por lo que cuanto más se perfore más GEI se emitirán a la atmósfera. 

El metano es peor que el CO2 

El metano es el principal componente del gas natural y el más potente entre los gases de efecto invernadero. Concretamente, el metano es 21 veces más potente que el CO2. Es decir, que una tonelada de metano equivale a 21 de CO2. 

Este cálculo se ha hecho sobre un período de 100 años, en el que se han medido las concentraciones en la atmósfera. Sin embargo, algunos científicos consideran que si las estimaciones se hicieran en un período de 20 años el resultado sería que el metano es 72 veces más potente que el CO2 en el calentamiento global. 

Robert Howarth, profesor de biología medioambiental en la Universidad de Cornell afirma que el efecto climático del metano procedente del gas natural rápidamente superaría al efecto climático del dióxido de carbono por la quema de carbón. Sus estudios concluyen que los perjuicios del metano pueden eliminar las ventajas de utilizar gas natural. Especialmente con la perforación de gas de esquisto, una práctica creciente en EE.UU. para extraer el gas bajo las rocas, que además devasta el entorno y contamina los acuíferos. 

Parece que de momento la única solución es la mejora de la eficiencia de las plantas de gas y la utilización de tecnología de captura en los campos de extracción, algo que todavía necesita tres lustros para su perfeccionamiento, aseguran los expertos.

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La radiación solar de 10 días equivale a todas las reservas conocidas de petróleo, carbón y gas
Por Emir Olivares Alonso


Julia Tagüeña, de la UNAM, afirma que se cuenta con la tecnología para emplearla. Las fuentes renovables de energía son esenciales para planificar el futuro del país, destaca la especialista, no producen gases de efecto invernadero ni contribuyen al calentamiento global.
La radiación solar acumulada en 10 días sobre la Tierra equivale a todas las reservas conocidas de petróleo, carbón y gas. Por esta razón, fuentes renovables de energía (FRE), como ésta y otras, deberían ser esenciales a la hora de planificar nuestro futuro, pues aunque es imposible no afectar al ambiente, no producen gases de efecto invernadero como los combustibles fósiles, aseguró Julia Tagüeña Parga, del Centro de Investigación en Energía (CIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en Temixco, Morelos.
Para usar el Sol en nuestro favor, añadió, se cuenta con diversas tecnologías, como los sistemas fotovoltaicos, es decir, aquellos que convierten la radiación solar en electricidad, además de las tecnologías fototérmicas y de concentración solar.
Todas las FRE deberían ser parte de una planeación energética, imprescindible en el país.
Al participar en el 14 Seminario de Economía, Ciencia y Tecnología ¿A qué se Refiere la Sustentabilidad?, organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, explicó que las FRE son aquellas que mantienen la tasa de consumo menor a la de producción.
Son la energía solar, la eólica, la geotérmica, la hidráulica, la biomasa y la oceánica. Además, como otra posible alternativa están los biocombustibles y el hidrógeno.
"Es necesario cambiar la política y diseñar un sistema nacional diferente, que asegure el futuro de México en este aspecto. El camino lo dicta el uso de energías limpias. Relativamente, todo lo que el humano hace contamina. Se llaman así porque no producen gases de efecto invernadero ni contribuyen al calentamiento global", expuso.
Sin embargo, explicó, a la hora de fabricar celdas solares se contamina. A fin de cuentas es una industria que usa materiales peligrosos, como el silicio. "Las FRE causan impacto, pero no como las fuentes que actualmente usamos."
En el auditorio Ricardo Torres Gaitán del IIEc, la especialista expuso que el desarrollo sustentable es aquel que no compromete la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades y busca la equidad entre nuestros contemporáneos.
Los nuevos paradigmas de desarrollo tienen que reducir el empleo de energía fósil. "Debemos cuidar y dosificar el petróleo y utilizarlo para la introducción de las renovables", apuntó.
El petróleo, agregó, es la base de nuestro desarrollo y problemas. Al ser un combustible de alta densidad energética (con poco se obtiene mucho), se ha utilizado de forma no controlada.
Desde antes de 2000, el yacimiento más importante del país, el de Cantarell, comenzó a agotarse. "Eso significa que se va a acabar, ¿y cómo vamos a vivir sin esta energía si dependemos tanto de ella? ¿Cómo enfrentar este descenso acelerado e irreversible en la producción de un recurso que tardó en formarse entre 60 y 200 millones de años?"
A su vez, insistió, debemos garantizar a las empresas que inviertan en estas tecnologías que obtendrán ganancias. Las fuentes renovables aseguran un impacto ambiental aceptable. El cambio hacia el desarrollo sustentable generaría esperanza; sin embargo, para lograrlo se requiere un cambio social y una política de Estado en función de este propósito.


La jornada
www.jornada.unam.mx

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