Argumentos para repensar el “Desarrollo”
Por: María Luisa Eschenhagen
Resumen
En este artículo se quiere cuestionar el concepto de desarrollo desde una
perspectiva histórica y antropológica presentándolo como el nuevo mito de
Occidente. Este enfoque se justifica al constatar que las promesas comunes de
desarrollo hasta el momento no se han podido cumplir, como por ejemplo la
erradicación de la pobreza y más bien ha generado una “externalidad”, el
problema ambiental. Este nuevo mito de Occidente se expresa en un discurso en
el sentido planteado por A. Escobar. Se apela finalmente a construir un
pensamiento propio cuestionando si es posible sustituir la palabra desarrollo.
Introducción
El desarrollo viene siendo un objeto de discusión hace varias décadas, tanto en
las ciencias sociales como en la economía. Estas discusiones, generalmente han
girado alrededor de los análisis sobre cómo mejorar el desarrollo, cómo o dónde a
ubicar los países del Sur, qué ideologías utilizar para realizar el desarrollo, etc.
Pero es necesario cambiar el ángulo de estas reflexiones, ya que se ha
demostrado que muchas de esas discusiones no han podido llevar a ninguna
sugerencia substancial para disminuir los problemas vigentes en el llamado Tercer
Mundo, o mejor dicho, en América Latina. Así este trabajo se quiere aproximar al
problema desde una perspectiva diferente y considerando nuevos argumentos,
que hasta hace muy poco tiempo no se habían tenido en cuenta y que se vienen
formulando de una manera muy interesante en los últimos años. El objetivo del
trabajo es presentar tres argumentos para señalar la necesidad de repensar,
desde sus fundamentos, el concepto de desarrollo.
En la primera parte se hará una reflexión acerca de qué es una visión de mundo
y su importancia en una sociedad, analizando cómo el ‘desarrollo’ debido a su
particular estructura de pensamiento fue desplazando, y hasta eliminando, la gran
diversidad de visones de mundo y las fue sustituyendo, es decir, homeneizando.
En la segunda parte se intenta hacer un breve balance de los resultados
obtenidos del concepto de desarrollo, después de su implementación sistemática
en los últimos cincuenta años, tomando dos ejes fundamentales, la pobreza y la
problemática ambiental. Será que el desarrollo ha podido lograr sus objetivos?
En la tercera parte se analiza al concepto de desarrollo como un todo, con el
cual no se quiere caer en los tipos de análisis anteriores (desarrollo-subdesarrollo,
centro-periferia, etc.), sino más bien se quiere revisar el concepto de desarrollo
como un discurso, que genera su propia dinámica para retroalimentarse.
1. Es el desarrollo una “nueva” visión de mundo de Occidente?
Todas las culturas del planeta han elaborado a lo largo de su historia una visión
de mundo propia. Una visión de mundo, a través de la cual explican su entorno
circundante y que les permite interactuar con éste. Es una forma de pensar sobre
el mundo, que determina cómo se da concretamente la relación entre el hombre y
la naturaleza, da una legitimación del tratamiento de este mundo y de sus
recursos, y da una explicación al hombre del papel que cumple dentro de una
estructura global1.
Parte integral de esta visión de mundo son los mitos y la religión, que a su vez
cumplen unas funciones muy específicas dentro de la sociedad. El mito antecede
teóricamente a la religión, pero esto no significa que el hombre no siga
construyendo mitos. Éstos por lo general relatan el momento de creación del
hombre, evocando así el acontecimiento fundamental, que tuvo lugar en el tiempo
primordial. Los mitos generalmente son sagrados, y por lo tanto verdaderos y
ofrecen un modelo de actuar en la vida cotidiana. Este conocimiento le otorga a la
comunidad o a la sociedad una seguridad ontológica, ya que el hombre, casi por
naturaleza, quiere y ‘necesita’ conocer su origen y procedencia.
Según Mircea Eliade, el mito cumple básicamente 3 funciones: en primer lugar,
las creencias existentes se expresan, realzan y codifican a través del mito; en
segundo lugar, el mito puede guardar e imponer principios morales y por último, el
mito a través de sus personajes, con sus respectivos comportamientos, ofrece
unas reglas prácticas para el actuar diario. De esta manera, según Eliade, el mito
determina, hasta cierto punto, la vida inmediata, las diferentes actividades y el
destino del hombre.
Ahora, si el mito cumple un tipo de guía, ya la religión es mucho mas clara en su
función y hasta se puede diferenciar en dos niveles. En primera instancia cumple
una función de organización social, en el sentido que proporciona un proyecto de
vida y una conducta social; y en segunda instancia, según Marvin Harris, puede
cumplir una función equilibrante con el ecosistema circundante4.
Respecto a la primera función, y considerando el hecho de que todas las
comunidades y sociedades tienen algún tipo de religión, éstas deben estar
cumpliendo un papel importante en una estructura social. Desde la perspectiva
antropológico-sociológica se encuentran explicaciones como la de B. Malinowski,
para quien la religión se puede ver como un relleno de la brecha que existe entre
las aspiraciones y las capacidades humanas, ya que la capacidad humana de
controlar los acontecimientos es limitada. Así la religión ayuda a adaptarse a las
incertidumbres y a los riesgos de la vida. Mientras que C. Geertz sostiene que, al
existir límites del entendimiento analítico del hombre, la religión ofrece una
explicación a los enigmas, ambigüedades y paradojas de la vida, ya que el hombre
no está hecho para vivir en la incertidumbre sino que éste necesita sentir que el
mundo es comprensible6.
Desde la sociología se encuentran argumentos como el de Durkheim quien
sostiene que: “los rituales religiosos sostienen la solidaridad social manteniendo
juntas a las personas para reafirmar sus vínculos comunes y recordar su herencia
social... [y]... creía que si la ciencia socavaba la creencia en lo sagrado, surgiría
algún equivalente funcional para reemplazar la religión tradicional”. En este
sentido se puede decir que la religión cumple un papel de cohesión social y, que
ésta le da un sentido de pertenencia y seguridad ontológica a las personas.
Respecto al argumento de que la religión cumple una función equilibrante con el
ecosistema circundante, ésta es una perspectiva menos común pero que se puede
sustentar desde la ecología cultural. Para un mejor entendimiento es necesario
aclarar primero los dos términos por separado, el término ecología y el término
cultura. La ecología es una ciencia que se encarga de estudiar las relaciones entre
un organismo viviente con el entorno abiótico (clima, suelo, humedad,
temperatura, etc.) en que vive y desarrolla sus actividades, tratando de explicar
cuales son los diferentes mecanismos de adaptación a las condiciones y
posibilidades de supervivencia que le ofrece el medio8. Por el otro lado una de las
definiciones más comunes de cultura es la de E. Tylor para quien la cultura
“es aquel complejo que incluye conocimiento, creencias, arte, ley, moral,
costumbres y cualquier otra capacidad y hábito adquirido por el hombre como
miembro de una sociedad”.
Roy Rappaport, uno de los principales representantes de la ecología cultural,
sostiene que la cultura es un factor supraorgánico que es introducido por el
hombre en el ecosistema, por lo tanto se afectan mutuamente. Por lo tanto el
objetivo concreto de la ecología cultural es determinar “cómo la cultura es afectada
por adaptación al medio ambiente”. Bajo esta perspectiva integradora pueden
surgir reflexiones diferentes acerca de los fenómenos culturales, como por ejemplo
qué efectos particulares pueden tener ciertas convenciones sociales (como reglas
de residencia y afiliación o prácticas de guerra) sobre la dispersión, tanto de las
poblaciones humanas como animales respecto a los recursos disponibles; o la
pregunta, qué efectos tienen los “conceptos y ritos religiosos sobre las tasas de
nacimiento y defunciones y el status nutritivo de quienes los llevan a cabo.”
Este tipo de reflexiones y estudios ponen en cuestión muchos conceptos
arraigados en la ciencia económica occidental tales como: equilibrio, costo-
beneficio, eficiencia, pero también los términos de condiciones de supervivencia,
adaptación o funcionamiento adecuado. Aquí es donde entra en cuestión, hasta
qué punto el ‘desarrollo’ ha desplazado finalmente, o ha eliminado, la gran
diversidad de las viejas visiones de mundo, convirtiéndose en una nueva que está
homogeneizando las culturas a nivel global. Este desplazamiento tiene toda una
trayectoria, un proceso histórico, que se dio esencialmente en Europa y que
culmina con las polítcas de desarrollo en el Tercer Mundo.
En esta parte es necesario hacer un muy breve recuento de este proceso, para
poder entender las raíces y el contexto de la consolidación del concepto de
desarrollo. Se puede decir que el antecedente del concepto desarrollo es la idea
‘progreso’, que desde un inicio está asociado con “la idea de un movimiento
dotado de sentido, con orientación, que avanza hacia una meta.” Igualmente se
asocia el progreso a la idea de un continuo perfeccionamiento de la cultura.
Paralelamente a la configuración de esta idea, se observa también el surgimiento
de la racionalidad y su perfeccionamiento con el método científico que conlleva a
una apertura de nuevas ciencias y por lo tanto a un amplio conocimiento nuevo,
especializado, rompiendo así todos los paradigmas antiguos. Estos conocimientos
e inventos técnicos van asociados con un continuo mejoramiento material,
aumento de producción y cambios de estilos de vida. Ya en 1793 se pueden
encontrar convicciones profundas sobre el progreso, por ejemplo el Marqués de
Condorcet dice que: “La perfectibilidad del hombre es auténticamente infinita, y que el progreso de esta
perfectibilidad, de ahora en adelante independiente de cualquier poder que
pretenda detenerlo no tiene otro límite que la duración del globo sobre el que la
naturaleza nos ha puesto... este progreso... nunca dará marcha atrás mientras la
tierra ocupe su lugar actual en el sistema del universo.”
Esta cita ejemplifica la creciente visión y convicción antropocéntrica occidental del
mundo y de su dominación, que por un lado conquistará cada vez mas el globo
terráqueo y por el otro lado tendrá vigencia casi absoluta hasta fines del siglo XX.
Esta visión implica necesariamente una desacralización del mundo y con ello un
profundo cambio de valores. Un cambio que se da solamente hasta cierto punto
de una manera consciente. Como dice John Bury, La “serie ininterrumpida de invenciones técnicas, parejas a una inmensa
ampliación de todas las ramas del saber, ha acostumbrado incluso a la mente
menos especulativa al concepto de que la civilización es naturalmente progresiva y
que la mejora continua forma parte del orden de las cosas.”
Es necesario reconocer, cómo en Europa la asimilación de la idea de progreso se
dio de una manera paulatina y fue todo un proceso de internalización en la
población, hasta tal punto, que “la idea de Progreso se convirtió en una parte de la
estructura mental genérica” de la gente, generando así una nueva visión de
mundo basada en la razón y que cada vez más es influenciada por la lógica y los
valores provenientes de la economía capitalista. Aquí además se puede observar
también el distanciamiento cada vez mas profundo del hombre con el entorno
natural y sus leyes ecológicas. De esta manera todo conocimiento ancestral es
desplazado.
Después de la Segunda Guerra Mundial es cuando se empieza a poner como
equivalente el concepto de progreso al de crecimiento económico y se va
adoptando cada vez mas el concepto de desarrollo que se asocia con la
necesidad de diversificar la estructura económica, dándole más importancia a los
sectores industriales y de servicio, para alejarse de las actividades del sector
primario y fomentar estructuras para tener menos dependencia del comercio
internacional. Es entonces cuando se considera que no existe un progreso real si
no hay crecimiento y desarrollo.
Aquí es necesario señalar que es también después de la Segunda Guerra
Mundial, cuando Occidente toma conciencia de la existencia del Tercer Mundo, y
es el momento en que la idea de progreso sale de su ámbito exclusivamente
‘occidental’ y suscita iniciativas a favor del desarrollo. Así se universaliza y se
impone la ‘necesidad’ de progreso y desarrollo a nivel global, sin tener en cuenta
todos los procesos históricos, sociales, políticos, económicos por los cuales tuvo
que pasar la propia Europa para llegar a tales puntos de desarrollo. Se partía del
hecho de que todo el mundo puede y debe llegar al mismo punto, implementando
simplemente ciertos tipos de políticas científicas, económicas y sociales.
2. Qué ha traído el desarrollo?
Después de medio siglo de promulgación sistemática e intensiva del desarrollo
en casi todos los rincones del mundo, es necesario hacer una reflexión crítica
sobre los logros obtenidos, sobre los efectos secundarios y sobre los mecanismos
concretos que se han utilizado para su implantación. Esta reflexión crítica, hecha
consecuentemente, abarca un sin fin de aspectos, áreas y factores que saldrían
de los marcos de este trabajo. Por lo tanto sólo se escogieron dos áreas de
reflexión. La primera es la pobreza, ya que una de las metas fundamentales del
desarrollo es erradicar la pobreza y propiciar un aumento en el nivel de vida. La
segunda es el medio ambiente, ya que aquí es donde se hacen sentir claramente
los efectos secundarios del desarrollo. Quedarían por fuera reflexiones y áreas
como, por ejemplo, los efectos de la homogeneización de las culturas a través del
desarrollo, las causas y la interpretación del crecimiento demográfico, la justicia
social, etc.
2.1. Qué ha pasado con la pobreza?
El término ‘pobreza’ por sí sólo ya es un término problemático. ¿Qué es
pobreza? ¿Con qué parámetros se mide la pobreza? ¿Quiénes y cómo se fijan
tales parámetros? Por lo general la pobreza es medida con los indicadores de las
Ciencias Económicas, como por ejemplo el índice de ingreso per capita. Éste
establece quien es pobre y quien es rico, respecto a una cifra concreta, calculada,
que a su vez es un índice montado sobre la idea de desarrollo. Estos índices se
han venido criticando desde múltiples ámbitos y con múltiples argumentos, ya que
son muy relativos y no pueden reflejar realmente la realidad. Esto ha llevado a
sofisticar el método de medición, incluyendo cada vez más factores que ya no se
encuentran solamente en el terreno materialista y que cada vez son más difíciles
de medir a través de cifras concretas.
Una de las metas principales del desarrollo, ha sido erradicar la pobreza, pero lo
que demuestran las cifras es que, a pesar de todos los esfuerzos y las múltiples
estrategias, la pobreza no ha podido ser erradicada, es más, ha ido aumentando.
El mismo Banco Mundial admite “el poco éxito de sus políticas económicas para
erradicar la pobreza mundial. Mas de 3.000 millones de personas viven con menos
de 2 dólares18 mensuales. Aquí es interesante señalar, que cuando el Banco
Mundial en 1948 empezó a definir qué es pobreza, lo hizo tomando como base
una renta por habitante menor de 100US, y que en 1973 éste tuvo que empezar a
hablar de ‘pobreza absoluta’, dentro del cual se encuentra el 40% de los pueblos
de los países en vías de desarrollo.19 Según informes de las Naciones Unidas y la
CEPAL, la pobreza en América Latina aumentó de 200 millones a 224 millones
personas en los últimos dos años. Para Colombia el diario “El Tiempo” informa que
la pobreza aumentó del 9 al 10.1% y que según el PNUD “la brecha entre países
pobres y ricos se está haciendo cada vez más profunda. Hoy más de 85 países
están en peor situación que hace 10 años, mientras que al interior de cada país el
número de pobres va en aumento.”
La pregunta que se puede plantear aquí es: ¿En qué momento la pobreza se
convierte en un problema que debe ser de ser solucionado? Una fecha importante
es el año 1948, cuando el Banco Mundial define qué es pobreza y “for the fist time
in history, entire nations and countries came to be considered (and consider
themselves) as poor, on the grounds that their overall income is insignificant in
comparison with those now dominating the world economy”. Pero por el otro lado
también existen explicaciones más amplias como la ofrecida por Karl Bruckmeier,
para quien la formulación de los ‘problemas de desarrollo’ surgen con la
universalización del camino del desarrollo capitalista europeo en la era
poscolonial. En esta línea de ideas se consideró la industrialización, con la división
del trabajo y el aumento de la productividad, como una superación de la economía
de subsistencia. Y fue en ese momento cuando las ciencias económicas colocaron
a la subsistencia como equivalente a la pobreza. La estructura de justificación
que explica el por qué de la ausencia del desarrollo en el sur, entra en una
tautología al decir que “el subdesarrollo surge como consecuencia de la escasez
de capital, escasez en tecnología, ‘know how’, ‘capital humano’ - dicho
brevemente: pobreza aparece como ausencia de riqueza”.
Otra explicación puede ser la de René Gendarme, quien explica la pobreza y por
lo tanto el ‘subdesarrollo’, desde la perspectiva del choque de culturas, que se da
en el momento cuando el equilibrio de una economía se rompe al obtener
influencia de una economía foránea más fuerte. Aquí se parte del hecho de que
una economía antigua se basa fundamentalmente sobre tres equilibrios, primero
entre las necesidades y los recursos naturales, segundo entre la demografía y los
recursos y, tercero entre la técnica y los recursos.24 Este concepto se acerca
bastante a la ya mencionada concepción de ecología cultural. El desequilibrio se
da al introducir nuevas necesidades (p.ej. alimentos originarios de lugares lejanos,
objetos suntuarios, objetos de moda, etc.), introducir nuevas enfermedades y
conocimientos médicos (nuevas enfermedades que los ‘médicos’ locales no
conocen y por lo tanto no saben sanar, nuevas medicinas que reducen la
mortalidad, etc.) e introducir nuevas tecnologías, desarrolladas en otros contextos
que no van en acuerdo p.ej. con las condiciones de los suelos o que aumenten de
manera exponencial la producción en detrimento de los recursos existentes. Todos
estos factores terminan por generar algún tipo de pobreza.
Estas dos explicaciones expuestas, que representan sólo dos de las tantas
existentes, alcanzan a demostrar la complejidad del concepto de pobreza y ponen
en cuestión la efectividad del desarrollo y sus estrategias.
2.2. El problema ambiental
Como ya se ha venido diciendo, el desarrollo es casi equivalente a crecimiento
económico, siendo éste solamente posible con un continuo aumento de la
producción industrial masiva, con sus necesidades intensivas de materias primas y
con ello un aumento del consumo individual y vice versa. Esta producción
industrial, añadiendo aquí también el factor de las ciudades cada vez más
grandes, como ya es sabido ampliamente, ha tenido como un efecto secundario, la
contaminación, degradación y destrucción masiva y sistemática de los
ecosistemas y sus componentes. Aquí por lo tanto sólo se quiere volver a recordar
algunas cifras para tener presente la dimensión del problema. “Cada segundo se
emiten mas de 200 toneladas de dióxido de carbón (...); cada segundo se pierden
aproximadamente 750 toneladas de la capa superficial del suelo; cada día se
destruyen aproximadamente 47.000 hectáreas de bosques y se desertifican
346.000 hectáreas de tierra”25 a nivel global.
Este efecto secundario se convirtió en las últimas tres décadas en un problema
cada vez más central y cada vez más complejo, poniendo cada vez más en peligro
la supervivencia misma de la vida del planeta en general. Esto se puede constatar
por el espacio que se le ha dado tanto en las agendas internacionales como
nacionales.
Colombia, en comparación con otros países, ha llegado tarde a la reflexión sobre
estos riesgos y peligros ambientales, ya que mientas en otros países la conciencia
ambiental se dio por los problemas inminentes y ya no aplazables, en Colombia la
conciencia ambiental se ha formado más a través del re-conocimiento de las
riquezas y abundancias naturales (ser el segundo país mas rico en biodiversidad,
existencia de casi todos los climas posibles, altas riquezas en agua y minerales de
todo tipo, etc.28). Estos datos ya son bien conocidos, en comparación a la
divulgación de la información sobre contaminación, degradación y destrucción
ambiental29, que viene ‘apareciendo’ apenas en los últimos años. Por lo tanto el
conocimiento acerca de las interrelaciones concretas entre desarrollo y efectos de
impacto ambiental apenas son incipientes30. Incipientes en el sentido que aún
existe un porcentaje de personas que no ve ninguna relación entre medio
ambiente y desarrollo y, otro porcentaje mayor que si reconoce una
interdependencia, pero de una manera muy genérica, sin un conocimiento
concreto de causas y consecuencias, englobándolo generalmente en el término
muy ambiguo de “desarrollo sostenible”.
Este problema puede tener, entre muchas otras, dos tipos de explicaciones. Una
explicación desde la percepción de desarrollo y otra desde la percepción de
riesgo, dejando por fuera explicaciones que surjan desde la educación,
investigación y divulgación sobre problemas ambientales en Colombia.
Al entrar en la primera explicación, la percepción de qué es desarrollo, es
necesario hacer una breve reflexión sobre la visión que se tiene en América Latina
sobre el desarrollo. Aquí se habla de América Latina, teniendo en cuenta que
obviamente cada país ha construido una visión específica y particular sobre el
concepto, pero que de todas maneras, sí se pueden encontrar rasgos comunes a
los cuales se hará referencia en lo siguiente.
El hecho, según Mansilla, es que América Latina ha adoptado los paradigmas
del desarrollo que se construyeron para realidades y contextos diferentes, que
corresponden a las necesidades de origen, Europa, cuyas metas son
básicamente: por un lado lograr un proceso amplio de industrialización a través de
una modernización masiva y acelerada para obtener el nivel tecnológico-
económico de los centros metropolitanos y, por otro lado consolidar y expandir el
Estado nacional31. Esta adopción de paradigmas se ha hecho de una manera
acrítica y con la convicción de que “los modos más avanzados de producción
traerían consigo la democracia política y la cultura para las masas.”Esto ha
llevado a que las metas del desarrollo se hayan internalizado como un hecho
positivo y necesario en la conciencia colectiva latinoamericana, sin ponerlos
fundamentalmente en cuestión. Por lo tanto la industrialización es vista como algo
positivo y los problemas ambientales que ésta genera, son visualizados pero no
llegan a ser criticadas seria y permanentemente. H.C.F. Mansilla termina por
argumentar que “El ansia de alcanzar lo más pronto posible el nivel ya logrado en las metrópolis
mundiales hace que todas las corrientes relevantes en la política latinoamericana
vean en la problemática ecológica un asunto secundario y subordinado y en las
medidas de protección al medio ambiente un lujo que las sociedades en vías de
desarrollo no deberían permitirse.”34
Esta línea de argumentación hace entendible, por qué no existe una conciencia
ambiental amplia y fundamentada sobre la relación entre medio ambiente y
desarrollo, en muchas partes de América Latina.
La otra explicación se puede dar desde el argumento de la percepción del
riesgo, siguiendo la teoría de la sociedad de riesgo de Ulrich Beck, “que se origina
allí, donde los sistemas de normas sociales fracasan en relación a la seguridad
prometida ante los peligros desatados por la toma de decisiones”.
El problema fundamental consiste en que la percepción de la contaminación
ambiental como un riesgo es cada vez más complicada de captar, ya que la
contaminación ambiental cada vez puede ser menos percibida a través de los ojos
y el olfato, como por ejemplo: la radioactividad o los elementos tóxicos en los
alimentos, el aire, el agua o en los suelos, son invisibles pero generan daños
grandes e irreversibles. Al ser riesgos imperceptibles por los cinco sentidos del ser
humano, éste depende para su percepción de los análisis, las investigaciones y
publicaciones de los expertos. Así, los riesgos ahora son transmitidos
argumentativamente y se genera una dependencia al conocimiento de los
expertos, con el agravante que la persona nunca va a tener una certeza absoluta,
ya que los estudios de los expertos pueden variar considerablemente, y éste
conocimiento adquiere así también una importancia política nueva.
Este cambio de percepción está generando a su vez, según Beck, un nuevo tipo
de sociedad, la sociedad del riesgo, la cual ya no se basa sobre la lógica de la
distribución de la riqueza sino sobre la lógica de la distribución de los riesgos. Esto
representa entonces un problema de paradigma diferente: “¿Cómo se pueden
evitar, minimizar, dramatizar, canalizar los riesgos y las amenazas coproducidas
sistemáticamente por el proceso de la modernización avanzada, y si una vez
aparecen como ‘efectos secundarios latentes’, cómo hacer para limitarlos de tal
manera que no estorben ni en el proceso de modernización ni los límites de lo
(ecológico, médico, psicológico, socialmente) ‘aceptable, razonable’?”.
Con este tipo de reflexiones, la problemática ambiental se coloca en otra
perspectiva y es necesario hacer énfasis en el papel estratégico que juegan aquí
los expertos y el acceso que se tenga al conocimiento y su distribución, con lo cual
también se puede explicar el porque de la baja conciencia ambiental en estos
países latinoamericanos, considerando además los diferentes niveles de
analfabetismo.
Estas dos explicaciones, referentes a la percepción del problema ambiental,
explican por qué no existe una verdadera conciencia ambiental generalizada entre
la población. Pero al no haber una conciencia sobre la magnitud y gravedad del
problema, es imposible crear unas estrategias efectivas de protección ambiental.
Aquí entonces, una vez más, se pueden reconocer las implicaciones de la
implementación del concepto de desarrollo.
Hasta este punto se ha demostrado la importancia de la relación entre la visión
de mundo del hombre y su relación con el entorno y, cómo el paradigma del
desarrollo ha desplazado las múltiples y antiguas visiones de mundo. Además se
demostró, cómo este desarrollo no ha podido lograr alcanzar una de sus metas
principales, que es la erradicación de la pobreza y que además ha producido
efectos secundarios nefastos sobre los ecosistemas, con el agravante de que
estos efectos secundarios, en muchos países del llamado “Tercer Mundo” no son
percibidos en su magnitud real. Ahora, si la implementación de este concepto ha
sido tan problemático, es necesario hacer un análisis más profundo de éste.
3. El desarrollo como discurso según Arturo Escobar
En éste capítulo se presentará un análisis diferente del concepto “desarrollo”,
según el estudio hecho por Arturo Escobar en su libro La invención del Tercer
Mundo, Construcción y deconstrucción del desarrollo. Diferente, en el sentido en
que no se analizan los componentes del desarrollo de una manera aislada, ni se
busca identificar problemas específicos o estructurales para dar luego una
recomendación constructiva que mejore las condiciones de desarrollo. No, aquí lo
que se hará más bien, es una reflexión sobre el concepto de desarrollo como tal,
su construcción discursiva desde Occidente y sus implicaciones para el ‘Tercer
Mundo’. Esta forma de análisis se encuentra enmarcada dentro de los estudios
poscoloniales, entendiendo por poscolonial, en primera instancia, “el sentimiento
de pensar en y desde la periferia”38. Es decir “una crítica a la occidentalización
desde la experiencia periférica de la colonización”39, que constituye finalmente una
respuesta crítica periférica a la modernidad, con el fin de crear nuevos estilos de
pensamiento y producir lugares diferenciales de enunciación40. Esto implicaría, por
ejemplo, identificar epistemologías diferentes que se ajusten a las realidades y
necesidades ‘periféricas’. Como dice Santiago Castro-Gómez, en América Latina
se viene reconociendo “la imposibilidad de seguir escribiendo la historia de nuestro
continente a partir de una epistemología de corte ilustrado”41. Por lo tanto, según
Mignolo, “la cuestión no es la de repetir que la división entre ‘primer y tercer
mundo’ es falsa [‘desarrollo y subdesarrollo’ es arbitraria], y que ‘centro y periferia’
es un mito, sino la de desmontar las condiciones de posibilidad y las motivaciones
de necesidad que produjeron esas construcciones imaginarias.” Así, dentro de
este contexto se encuentra el trabajo de Arturo Escobar.
La idea del Tercer Mundo como ‘discurso’ tiene sus bases en M. Foucault, quien
estudió las reglas que configuran la verdad de un discurso, mostrando en qué
lugares se construye esa verdad y la manera como circula o es administrada por
determinadas instancias de poder. Así a través de un discurso se producen tanto
unos modos de ser y unas formas de pensar específicos que son permitidos, a la
vez que deja por fuera, descalifica e incluso imposibilita otros. La recepción del
pensamiento de Foucault en los trabajos de Edward Said “Orientalism” y V.Y.
Mudimbe “The Invention of Africa”, inspiraron a. Escobar a pensar el desarrollo
como discurso.
En primera instancia, Escobar propone analizar a una de las premisas
fundamentales del desarrollo: ésta es, creer que solamente a través de la
modernización, que implica necesariamente el desarrollo material, se puede
producir el progreso social, cultural y político, necesario para destruir
supersticiones y relaciones arcaicas que no permiten el progreso, [sin importar el
costo cultural, social y político]. (p. 88) Esto representa la idea central al rededor
de la cual se va formulando una teoría del desarrollo que necesita para su puesta
en práctica de una formación de capital, una educación específica que fomente los
valores modernos y de instituciones específicas. Dentro de este contexto, se van
creando expertos en las diferentes áreas como en la economía, la demografía, la
educación, la salud pública y la nutrición. A través de estos expertos se
empezaron a crear planes concretos para superar los ‘problemas’ encontrados por
ellos. De esta manera los expertos elaboraron expedientes completos de los
países denominados ‘subdesarrollados’ a lo que Escobar denomina “una
radiografía de la vida social y económica de los países, [que se] constituye en
[una] verdadera anatomía política del Tercer Mundo”. (p. 90)
Así se fue construyendo un cierto tipo de conocimiento ‘verdadero’ que
determinaba cuáles elementos son importantes de tratar y cuáles no y, sobre todo,
decidiendo de qué manera debía ser visto el problema, creando así categorías
específicas como por ejemplo ‘campesino’, ‘medio ambiente’, ‘mujer’, tomándolos
por realidades que debían ir ‘desarrollándose’. Estas nuevas categorías “se
llevaron a su campo visual a través de un proceso de enmarcación que las
convirtió en espectáculo” (p. 297). Tal vez la cita que mejor refleja la construcción
de una categoría y cómo esta construcción teórica tiene efectos prácticos en la
toma de decisiones políticas es la siguiente sobre la mujer del Tercer Mundo:
“Los textos sobre las mujeres y el desarrollo no describen, como se aduce, la
situación de las mujeres del Tercer Mundo, sino la situación de su propia
producción (la de los textos). La imagen resultante de las “Mujeres del Tercer
Mundo” es en sí la de unas mujeres pobres, que viven en chozas, tienen
demasiados hijos, son analfabetas, y dependen de un hombre para subsistir o se
han empobrecido porque no lo tienen. Lo importante aquí no es si se trata de una
descripción más o menos exacta de las mujeres, sino quién tiene el poder para
crear la descripción y alegar que ella es, si no exacta, mejor aproximación... El
régimen discursivo de la mujer y el desarrollo no es un recuento de los interéses,
las necesidades, preocupaciones y sueños de las mujeres pobres, sino un
conjunto de estrategias para manejar el problema que las mujeres representan
para el funcionamiento de las agencias de desarrollo del Tercer Mundo.” (p. 216)
Aquí se puede observar cómo entonces las categorías determinan el acceso a
los recursos, y cómo las personas o poblaciones se convierten en casos medibles,
clasificables, objetibizables, sin olvidar que las estadísticas juegan un papel
crucial, ya que ayudan a fomentar y arraigar el discurso del desarrollo (p. 399). De
esta manera los expertos (economistas) se convierten en intermediarios entre las
comunidades y el Estado (p. 213). El problema consiste en que las categorías, y
finalmente las representaciones se convierten en estereotipos que normalizan o
fragmentan la experiencia de la gente, creando así la bien conocida brecha entre
teoría y realidad. Considerando aquí, además, el hecho de que las personas o
comunidades directamente ‘afectadas’ no tienen ni voz ni voto tanto en la
determinación de cuáles son sus problemas reales, como en la participación en la
formulación de las soluciones; Escobar habla también de un “imperialismo en la
representación [que] refleja las relaciones estructurales e institucionalizadas del
poder. Se trata de un mecanismo de producción de la verdad más que de un
mecanismo de represión.” (p. 309)
Para volver sobre la reflexión acerca del desarrollo como discurso, Escobar
considera pertinente las siguientes preguntas
“Por qué, el discurso privilegió los cultivos de exportación (para asegurar divisas,
según los imperativos de la tecnología y del capital) y no cultivos para el consumo;
la planeación centralizada (para satisfacer exigencias económicas y de
conocimientos), pero no enfoques participativos y descentralizados; el desarrollo
agrícola basado en extensas granjas mecanizadas y en el uso de insumos
químicos, y no en sistemas agrícolas alternativos de pequeñas fincas, basados en
consideraciones ecológicas y en el manejo integrado de plagas y cultivos;
crecimiento económico acelerado y no articulación de mercados internos para
satisfacer las necesidades de la mayoría de la población; soluciones intensivas en
capital y no en trabajo.” (p93)
por el otro lado, resulta importante aclarar que
“La coherencia de los efectos del discurso del desarrollo no debería equipararse
con ningún tipo de intencionalidad. Como los discursos analizados por Foucault, el
desarrollo debe tomarse como “estrategia sin estrategas” en el sentido de que
nadie lo dirige explícitamente. Es el resultado de una problematización y una
respuesta sistematizada ante ésta.” (110)
El análisis del desarrollo como discurso exige generar en el sujeto una
capacidad de distanciamiento de todo lo conocido y familiar para observar desde
‘el vuelo de pájaro’ y así mirar con ojos diferentes el contexto, la estructura y los
instrumentos, llegando así a las raíces de la llamada ‘pobreza’ y a las causas
reales de la problemática ambiental, es decir, exige cambiar de perspectiva. Así,
las construcciones específicas de un conocimiento sobre el desarrollo, no son
suficientes para materializarlo, para ello se han creado unos mecanismos muy
concretos: la profesionalización del desarrollo y su institucionalización.
Respecto a la profesionalización, ésta se refiere “básicamente al proceso
mediante el cual el Tercer Mundo es incorporado a la política del conocimiento
especializado y de la ciencia occidental en general. Esto se logra mediante un
conjunto de técnicas, estrategias y prácticas disciplinarias que organizan la
generación, validación y difusión del conocimiento sobre el desarrollo, incluyendo
a las disciplinas académicas, a los métodos de enseñanza e investigación, a los
criterios de autoridad y a otras diversas prácticas profesionales.” (p.95) Como
resultado de esta estrategia, las instituciones de educación se reorganizaron
radicalmente, obedeciendo a las necesidades del desarrollo, lo cual se puede
observar por ejemplo en las facultades universitarias de economía, agronomía,
salud, antropología, etc., en las cuales se le da “visibilidad a los problemas de un
modo congruente con el sistema de conocimiento y poder establecido”(p. 95). Otro
resultado, de grandes implicaciones, fue la llegada masiva a los países del Tercer
Mundo de la amplia gama de expertos para evaluar, medir, teorizar temas
específicos o para establecer programas y estrategias concretas para el
desarrollo, sin considerar realmente su alcance como agentes de cambio cultural
profundo. De este modo se fue produciendo un régimen y una política de la verdad
y de normas. Ahora bien, para que la profesionalización obtenga su plena validez y un espacio
legítimo de actuación se necesitaba “la creación de un campo institucional desde
el cual los discursos eran producidos, registrados, estabilizados, modificados y
puestos en circulación” (p. 97). Esto sucedió “en todos los niveles, desde los
organismos internacionales y las agencias de planeación nacional del Tercer
Mundo hasta las agencias locales de desarrollo, los comités de desarrollo
comunitario, las agencias voluntarias privadas y los organismos no
gubernamentales” (p. 98). Las instituciones internacionales más representativas
son en este caso el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la mayoría
de las agencias técnicas de las Naciones Unidas. Es necesario recordar aquí, la
íntima relación entre la producción de un cierto tipo de conocimiento y el
funcionamiento de cada una de las instituciones, que a través de esta relación se
mantienen y se potencian mutuamente. Igualmente existen unas estrategias de
planeación que fortalecen estas instituciones. Para demostrar esto, Escobar hizo
todo un seguimiento y una descripción minuciosa del caso de la planeación de las
políticas de alimentación y nutrición, dirigidas entre otras desde las Naciones
Unidas, su forma de implementación y sus consecuencias en Colombia. (p. 228)
Aquí se da un ejemplo concreto de cómo sobre representaciones construidas
desde afuera, que son consideradas como objetivas, se diseñan planes concretos,
ya que los planificadores partían del hecho que su “práctica es una descripción
verdadera de la realidad”, (p.233) sin considerar la posibilidad de que su
representación fuera solamente una de las muchas posibles y sin tener conciencia
de que esa representación tendría consecuencias políticas, sociales y culturales
de gran alcance. A manera de ilustración está la siguiente cita tomada de “El
Tiempo” “Así se hace la clasificación [del ranking de desarrollo]: Todos los años,
desde 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
encomienda la preparación del informe sobre Desarrollo Humano a un equipo de
expertos independientes a fin de que midan índices de bienestar humano en 174
países.”
Así, el discurso del desarrollo se va autoreproduciendo. “Este conocimiento sobre
el Tercer Mundo se divulga y [se] utiliza por las instituciones a través de
programas, conferencias, asesorías internacionales, prácticas locales de extensión
y otras por el estilo” (p.98), al igual que se autoreproduce el discurso sobre el
Oriente “books are written and congresses held with ‘the Orient’ as their main
focus, with the Orientalists [anyone who teaches, writes about or researches the
Orient] in his new or old guise (apariencia) as their main authority”47.
Los puntos expuestos anteriormente, apenas pueden dar una idea del
argumento central del libro de Escobar, en donde cada uno es desarrollado de
manera minuciosa y con gran rigor académico. Aquí lo que se pretende es apenas
dar un argumento y una perspectiva más para repensar el desarrollo. La pregunta
que queda es la siguiente: ¿el desarrollo ha mejorado realmente la condición
humana y ha podido erradicar el “subdesarrollo”?
Conclusiones
En este trabajo surgen más preguntas que conclusiones, aunque sí hay una
conclusión clara: es necesario repensar el desarrollo, teniendo muy claro que
ningún proceso es reversible y que lo que se exige es más bien pensar de una
manera creativa y alternativa que tiene que construirse como tal a partir de lo
existente.
Al analizar el desarrollo desde el punto de vista que lo considera como
cosmovisión, las preguntas que surgen son:
• ¿Qué efectos tendrá, o ya tiene, la homogeneización de las culturas?
• ¿Cuáles son los valores concretos que rigen esta nueva cosmovisión y que
implicaciones tiene a largo plazo?
• ¿Qué hace parecer al desarrollo como visón de mundo, tan seductivo y por
qué?
Al analizar los resultados obtenidos por el desarrollo, también surgen preguntas
como:
• ¿Qué es realmente pobreza y cómo y quiénes pueden definir los parámetros
para medirla?
• ¿Existe un sistema económico que no tenga como externalidad la pobreza?
• ¿Qué tipo de racionalidad y lógica se utiliza al darle uso a los recursos
naturales?
• ¿En qué términos se puede dar la sociedad del riesgo en América Latina?
Finalmente reflexionando sobre el desarrollo como discurso quedan muchas
inquietudes; cómo es posible repensar todo un concepto, si el mismo lenguaje y
las estructuras de pensamiento están impregnadas por ese mismo. ¿Cómo no
caer en la misma trampa del desarrollo? A partir de éstas, es necesario hacer
explícitas las estructuras mismas de funcionamiento de este discurso. Aquí, tal vez
el punto más importante, son los mecanismos de construcción de conocimiento:
¿cuáles son los referentes y los puntos de partidas del conocimiento que se
utilizan en los colegios y las universidades latinoamericanas?
Aquí solamente algunos puntos para la reflexión:
∗ matemáticas: ¿las matemáticas realmente son neutrales? ¿El método actual
usado es el único posible?
∗ visión de mundo: ¿por qué no dar a conocer mejor la diversidad y riqueza de
visiones de mundo aún existentes en Colombia (América Latina)?
∗ economía: ¿por qué no explorar y estudiar la gran variedad de sistemas
económicos no occidentales?49
∗ epistemología: ¿por qué no acercarse a los conceptos diferentes de
conocimiento que existen en América Latina? ¿Por ejemplo la epistemología del
Popol Vuh? ¿Por qué no elaborar una epistemología que se acerque más a
las realidades híbridas del llamado Tercer Mundo?
∗ filosofía: ¿por qué es tan difícil hablar de filosofía latinoamericana?
∗ ¿Por qué no ir descubriendo y construyendo referentes ‘nuevos’?
∗ ¿Se puede sustituir la palabra de desarrollo?
Said, Edward, “Orientalism”, Edit. Vintage Books, Nueva York, 1979
Sánchez Triana, Ernesto, “Contaminación ambiental en Colombia”, Tercer Mundo
Editores, Bogotá 1994
Sosa, Marcelino, “El impacto de la economía foránea en la economía Guahiba”, en:
Juncosa, José (comp.), “Los guardianes de la tierra, los indígenas y su relación
con el medio ambiente”, Editorial Abya-Yala, Quito, 1996
http://www.unam.mx/el_economista/gifo2/nota.gif
Thomas, Robert, Oct. 1997, rtomas@mail.ccbxaman.org
http://serpiente.dgsca.unam.mx/cinu/comun/imagcomu (Centro de información de las
Naciones Unidas para México, Cuba y República Dominicana)
Publicado en: INNOVAR, Revista de Ciencias Administrativas y Sociales,
Universidad Nacional de Colombia,
ISSN 0121-5051
El símbolo de trasfondo de este documento es tomado de:
Grass, Antonio, Diseño precolombino colombiano, El círculo, Ed. Museo del Oro, Banco de la
República, Bogotá, Colombia