El fondo que se decidía en Cancún: La crisis sistémica inevitable ahora o después
Rómulo Pardo Silva (especial para ARGENPRESS.info)
El sistema capitalista se muere, la conferencia para el cambio climático tenía dos posibilidades: detener el calentamiento global iniciando de inmediato la crisis económica, social, política; o seguir aumentando la temperatura para retrasar los estallidos y conservar el orden capitalista.
Los países desarrollados se niegan a reducir la emisión de co2 fijando porcentajes y fechas. Tampoco a determinar con claridad su financiamiento para los paliativos del cambio de clima que provocaron en los países pobres. Actúan fríamente contra la vida y el planeta y es necesario decir a los pueblos por qué.
-Los pueblos del sur nunca les han interesado y su explotación ha originado en buena parte su consumismo.
-El crecimiento económico que necesitan los capitalistas es imposible si se reduce la combustión de petróleo, gas y carbón. Las energías limpias por largo años no podrán suplir a las sucias y los estudios indican que el consumo de combustibles fósiles irá en aumento hasta el 2030.
Con frecuencia se calla que una menor cantidad de energía significa cierre de empresas, cesantía, disminución de la producción de alimentos, limitación de viajes terrestres, marítimos y aéreos, freno al turismo y al comercio internacional, caída del consumo, aumento de la pobreza. Es decir caos mundial.
Esa desestabilizadora crisis tendrá que ocurrir, en última instancia por la sobreexplotación de los recursos naturales, pero se puede posponer, como han resuelto los poderes corporativos.
Las potencias entienden que el colapso estructural del sistema los golpeará muy fuerte aunque tienen medios tecnológicos, capitales, fuerzas militares para manejarlo. Pero saben también que los daños catastróficos en el mundo en desarrollo les permitirán expansionarse a tierras semivacías. Su presupuesto anual de la USA-OTAN es sin duda una inversión pensada principalmente para el futuro.
De continuar las actuales condiciones los países pobres serán las víctimas de la dictadura global genocida de los desarrollados. .
Es tarea de los socialistas de futuro y los progresistas advertirlo y crear e impulsar una propuesta política del sur. Hay que dar una batalla ideológica para difundir que en algún momento habrá un violento cambio de civilización y que el modelo solidario sustentable se basa en el consumo racional acorde con los recursos finitos del planeta.
La tarea política es más que exigir a ciegas menos co2 en el aire. Hay que asumir que esa medida vital tendrá costos enormes; y explicar que los hechos son parte del proceso hacia un poscapitalismo que puede ser peor que el hoy, o, si se lucha con éxito, la realización de la sociedad global justa.
El futuro está abierto, pero hoy marcha en contra de la mayoría.