Aprendizajes del movimiento Chipko en India: una lucha por el feminismo y por la ecología
Por: Vandana Shiva.
El 8 de marzo no es apenas un día para celebrar y dar visibilidad a las luchas de las mujeres, es también un día para recordar que ellas representan una inspiración importante para todas las demás luchas actuales. Un ejemplo es el movimiento de las mujeres Chipko en la India y su importante lucha de casi 40 años por la conservación de los bosques y en contra del monocultivo de árboles en las regiones del Himalaya, en las provincias de Garhwal y Kumaon. La valiente lucha de estas mujeres de la India todavía continúa.
El movimiento Chipko se inspiró en una lucha que ocurrió en la India hace más de 300 años y que tenía a una mujer como líder. En aquella época, integrantes de las comunidades Bishnoi y Rajasthan sacrificaron sus vidas al intentar salvar los árboles sagrados khjri, abrazándolos. En la década del 70, el movimiento Chipko, un movimiento de base e integrado sobre todo por mujeres, realizó acciones de resistencia de forma parecida: abrazando árboles para resistir las acciones de grupos de madereros. El movimiento utilizó entre otras cosas un poema compuesto en aquella época que decía: “Abraza nuestros árboles, sálvalos de su caída. El dominio de nuestras montañas, sálvalo de la depredación”. La primera acción del movimiento Chipko fue en 1973, cuando los pobladores de la comunidad Mandal se adentraron en los bosques tocando tambores para salvar 300 árboles de fresno que iban a ser talados por una empresa. Los motosierristas, al ver a la comunidad organizada y determinada a abrazar los árboles, desistieron de talar los árboles. Muchas otras victorias siguieron.
Esta experiencia admirable de lucha - sin querer mistificarla - contiene elementos de aprendizaje e inspiración fuerte y valiosa para recordar y compartir. Por ejemplo, en el proceso previo a las firmes acciones de las mujeres, ellas examinaron e identificaron claramente las causas de la desforestación en sus territorios: la desforestación imparable y las plantaciones de monocultivo de pinos buscan sobre todo el lucro. Analizaron que esas actividades destructivas provocaron inundaciones y erosión de los suelos, afectando directamente las actividades económicas tradicionales como la agricultura y la ganadería. En el caso de la región de Garhwal, analizaron que la desaparición de árboles nativos, en especial el banj, contribuyó decisivamente con el deterioro ecológico de la región. Substituyendo los banj por el monocultivo de pino empeoraba todavía más la estabilidad de la región.
El desequilibrio ecológico afectaba, sobre todo, a las mujeres, ya que ellas realizan el 98% de las actividades agrícolas y ganaderas, una realidad muy común en todo el mundo. En un contexto de aumento de los aserraderos y de la explotación de los bosques, el movimiento Chipko se dio cuenta de que la conservación de los bosques era esencial para la continuación de las actividades económicas de las cuales dependían. Afirmó una de las líderes: “...hoy día veo con claridad que establecer aserraderos en las montañas es una forma de adherir al proyecto para destruir a la Madre Tierra. Los aserraderos tienen un apetito infinito de árboles y arrasan con los bosques para satisfacerlo”. Se puede constatar que en la actualidad, 40 años después, la extracción de madera por empresas madereras, aunque sea llamada como ‘gestión forestal sostenible’ y recibiendo lucros significativos, continúa arrasando con las últimas regiones de bosques con maderas nobles en el mundo. Esas empresas nunca tendrán su ‘apetito’ satisfecho.
El movimiento mostró una lucha entre dos campos opuestos, cosa que es absolutamente actual: por un lado, una ética defendida por las mujeres del movimiento Chipko, en especial la de compartir, producir y mantener la vida. Cuando se refieren a la naturaleza, hablan de la "madre tierra", lo que representa un sentimiento de pertenecer al territorio, a los bosques, a la naturaleza, y significa tener cuidado con ella, no destruirla. Ya, el otro lado, preso en la visión occidental que separa al ser humano de la naturaleza, defiende el dominio sobre y la explotación de la naturaleza. Este campo defiende el ‘desarrollo’ que creó la economía del dinero, pero que también creó la miseria y adicciones como el alcoholismo. Hay que recordar que antes de que las mujeres del movimiento Chipko empezaran la lucha por los bosques, ellas ya habían iniciado la lucha contra el alcohol que afectaba la vida y la salud de sus maridos, sobre todo a aquellos que estaban activos en actividades de desforestación, y en consecuencia, les afectaba a ellas y a sus familias.
Finalmente, el movimiento mostró la importancia del feminismo como componente en la lucha por la conservación de los bosques, en la lucha por la ecología. Eso fue muy importante en aquel momento porque a la par que las mujeres defendían los árboles, enfrentaban a sus propios maridos que trabajaban en las actividades de tala de árboles. La historia cuenta que una vez un grupo de mujeres del movimiento Chipko enfrentaron a sus propios maridos porque estos iban a realizar una desforestación. Uno de los hombres dijo: “¡Qué tontas son! ¿Cómo van a saber el valor de los bosques, ustedes que impiden la tala de árboles? ¿Saben ustedes lo que dan los bosques? Producen ganancias, resina y madera”. La respuesta de las mujeres, cantada por todas, fue: “¿Qué dan los bosques? Dan agua, tierra y aire puro. Dan agua, tierra y aire puro. Sustentan la Tierra y todo lo que ella da.
La experiencia del Movimiento Chipko muestra que la liberación de las mujeres no solo pasa por la liberación de la opresión en las sociedades patriarcales que dominan el mundo, sino también por la liberación de todos los hombres y mujeres, ‘colonizados’ por la lógica económica de la dominación y explotación ilimitada e irracional del capital sobre la naturaleza.
Fuente: Abrazar la Vida: mujer, ecología y supervivencia. Red del Tercer Mundo
Boletin 211 del WRM