Desde CHILE: “Hay una suerte de imperialismo ambiental que atenta contra los intereses de los chilenos”


Hay intereses que “poco tienen que ver con las legítimas preocupaciones que puedan tener las comunidades locales” y que sería “inaceptable que fueran organizaciones extranjeras de dudosa representatividad” afirma Thomas Keller, gerente general de Colbún.
Thomas Keller, nuevo gerente general de Colbún, rompe el silencio en Capital y confiesa que le inquietan los intereses que “poco tienen que ver con las legítimas preocupaciones que puedan tener las comunidades locales” y que sería “inaceptable que fueran organizaciones extranjeras de dudosa representatividad”. No está sentido por haber sido alejado de Codelco, aunque admite que “algo de política pudo haber habido” en la decisión.
Por: Carla Sánchez Mutis
Han pasado tres meses desde que Thomas Keller Lippold dejó la presidencia ejecutiva de Codelco. Tres meses en los que, contrario a lo que se pudiera pensar, ha estado bastante ocupado. De partida, volvió a hacer clases –dicta una cátedra en la Universidad del Desarrollo– y retomó un directorio. También aprovechó de ver todos los partidos del Mundial, al cual no fue “porque no tenía entradas”. Y por supuesto de dedicarle más tiempo a su familia y a sus hobbies: los deportes, la lectura y la música. Algo para lo que tuvo poco tiempo, sobre todo en los últimos meses en la estatal.
Una pausa que también le sirvió para planear su futuro. Pensó en emprender, en tomar algunos directorios o aumentar la carga académica, pero a sus 58 años finalmente concluyó que “echo mucho de menos la adrenalina del rol ejecutivo”. Tenía algunas alternativas, pero decidió aceptar la oferta de Colbún para reemplazar a Ignacio Cruz en la gerencia general.
¿Qué lo motiva de Colbún? Esa misma pregunta le respondió a su nuevo equipo en la eléctrica, a la cual se integrará el 1 de octubre. De partida, dice, “el sector energía constituye hoy, probablemente, el mayor cuello de botella para desarrollar el potencial de crecimiento del país”. Y desde su nueva posición asegura: “Colbún tiene que jugar y va a jugar un rol protagónico para que Chile cuente con energía competitiva”.
Keller prefiere no entrar en detalles de HidroAysén –proyecto en el que Colbún comparte sociedad con Endesa– el cual fue sepultado por el Comité de Ministros, pese a ser aprobado por la Corte Suprema. Tras la negativa, Bernardo Larraín Matte, el presidente de Colbún, defendió públicamente el proyecto. Incluso admitió estar disponible para realizarle algunos cambios luego de apelar a la decisión.
-Colbún ha insistido en que HidroAysén es un buen proyecto, ¿usted qué piensa? ¿Cree que requiere modificaciones?
-No corresponde que me pronuncie sobre temas de la compañía, en circunstancias que todavía no he asumido. Sí me permito afirmar que, a partir de las iniciativas que ha llevado a cabo la empresa, Colbún ha demostrado en los hechos su compromiso con una gestión ambiental y comunitaria muy responsable.
-Pero hay muchos que insisten en que HidroAysén no es ambientalmente sustentable en ninguna circunstancia…
-No conozco los argumentos técnicos que amparen esa afirmación. Me preocupa, eso sí, que ella pueda representar a los mismos intereses que enfrenté muchas veces en el sector minero. Intereses que poco tienen que ver con las legítimas preocupaciones que puedan tener las comunidades locales y que más bien reflejan los objetivos de un fundamentalismo ambiental extremo, que se opone prácticamente a cualquier emprendimiento. Sería igualmente inaceptable que, como también me tocó vivir en el sector minero, fueran organizaciones extranjeras de dudosa representatividad las que pretendan imponer criterios en Chile, que ni siquiera se aplican en países con los mejores estándares. Ello representa una suerte de imperialismo ambiental que atenta contra los intereses de todos los chilenos.
A Thomas Keller le preocupa la presencia de un “fundamentalismo ambiental extremo que se opone prácticamente a cualquier emprendimiento”.
-En una entrevista a Capital en abril de 2013 usted criticó al Estado por no haber sido capaz de adoptar una política energética de largo plazo…
-Sí, lo hice desde la mirada de la minería. Creo que nos pasamos mucho tiempo en realizar diagnósticos y en establecer la “problemática” y muy poco en acordar la “solucionática”. Pero se ha avanzado desde ese entonces. La agenda energética anunciada hace algunos meses es un paso muy importante que tiene objetivos, metas y proyectos de ley bien claros y concretos. Si bien en algunos aspectos es una hoja de ruta ambiciosa, da señales que me parecen muy oportunas y relevantes, como la confirmación del rol que le cabe a los privados en concretar el plan de inversiones del sector, el reconocimiento que las metas en materia de generación y costos de energía no pueden alcanzarse sólo con ERNC y que dependen, principalmente, de que se aproveche el potencial hidroeléctrico del país y que se expanda el parque de generación térmico. Hay también un compromiso del Estado –en el sentido de promover una gestión territorial proactiva para impulsar los proyectos energéticos– que me parece especialmente importante.
-Hablando de la generación eléctrica, ¿cuáles son los mitos que hoy se han perpetuado y que obstaculizan los proyectos?
-Me parece que hay cierto escepticismo de parte de la ciudadanía en relación a la capacidad de hacer y operar proyectos energéticos de manera ambientalmente responsable. Y esta apreciación se basa, seguramente, en algunas experiencias negativas. La forma de ganarle a este escepticismo es hacer las cosas bien. Tenemos que generar un track record de muy buenos proyectos.
-Uno de sus principales reconocimientos en Codelco fue haber logrado bajar los costos, ¿llega a Colbún con esa misión?
-Sería irresponsable opinar sobre las prioridades de la compañía antes de asumir. Colbún tiene objetivos estratégicos bien definidos por el directorio y mi tarea en el futuro inmediato será revisar, con el equipo ejecutivo de la empresa, la forma en la cual vamos a trabajar para concretarlos. En todo caso, quiero creer que en Codelco hicimos harto más que contener la escalada de costos.
-Pero ésa es una de sus acciones en la que hay consenso…
-Menos mal. Lo que está claro es que yo tengo una gran pasión por la excelencia operacional y eso va a seguir siendo una característica de mi gestión.
-¿Llegó “Killer” a Colbún como bromeaban en Codelco?
-(Sonríe) Es interesante que me digas eso. En mi semblanza de cuarto medio (egresé de los Padres Franceses de Valparaíso), mis compañeros escribieron que estaban en presencia de un fenómeno de la naturaleza. Que detrás de una cara y apellido alemanes se esconde un carácter absolutamente latino. Ese sobrenombre es una caricatura, pero no corresponde a la realidad. Muchas veces el ser directo, claro y consistente con las convicciones se confunde con la dureza y la arrogancia
Fuente: Boletin de ecosistemas.cl

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