Bolsonaro genocida y corrupto: el desenmascaramiento de un gobierno embustero en Brasil

 

En las últimas semanas, el gobierno Bolsonaro viene acumulando evidencias de corrupción en diversos ámbitos del quehacer nacional. De hecho, el ministro de (la destrucción del) Medioambiente, Ricardo Salles, tuvo que renunciar debido a los procesos por los que está siendo sometido en la justicia por favorecimiento ilícito y por la exportación irregular de maderas a Estados Unidos y Europa. Estas maderas habían sido confiscadas anteriormente por la Policía Federal y devueltas a las empresas que realizaron la tala ilegal, a través de una ordenanza promulgada por el propio Salles.

Por Fernando de la Cuadra

Durante su administración, el ex ministro fue desmontando todo el sistema de control y vigilancia del IBAMA y el ICMBio [1] destinado a preservar los diversos ecosistemas brasileños (Amazonas, Sierra Atlántica, Pantanal, Cerrado central, etc). Su papel en el ministerio fue, resumidamente, el de poner la máquina del Estado al “servicio” de corporaciones que ocupan ilegalmente las tierras en extensas regiones de frontera (grileiros) y de no fiscalizar las actividades extractivistas y la explotación de recursos realizadas por empresas mineras, forestales, agrícolas y pecuarias (estas últimas especialmente dedicadas a la producción de soja y ganado vacuno).
De esta forma, el ex ministro restringió al máximo la labor de los funcionarios de ambos institutos y pasó a entregar las tareas de protección del medio ambiente a miembros de la Policía Militar en los diversos Estados de la Unión, para favorecer la impunidad de los crímenes ambientales cometidos durante los últimos dos años. Ello se realizaba a pesar de los innumerables reclamos y resoluciones contra Brasil instauradas por organismos internacionales e, incluso, por empresarios de otros países, que dejaron de importar los productos brasileños como forma de presionar al gobierno por los innumerables crímenes ambientales ocurridos en el último periodo (quemadas descontroladas, incendios intencionales, devastación de los bosques, contaminación de ríos, lagos y napas subterráneas, destrucción de la biodiversidad y un largo etcétera).
En resumen, la salida del ex ministro se hizo inevitable cuando las autoridades ambientales de Estados Unidos devolvieron cargamentos de madera extraída ilegalmente y condenaron las acciones de Salles y sus colaboradores ante la justicia brasileña, razón por la cual se encuentra actualmente bajo investigación.
Pero no solo eso, Salles ha permitido también la invasión de territorios consagrados por la Constitución para los pueblos originarios bajo la modalidad de Reservas Indígenas, y en algunas de ellas las comunidades han sido atacadas con armas de fuego por grupos dedicados a la extracción de oro y otros minerales valiosos (garimpeiros), hiriendo y asesinando en algunos casos, a ancianos, mujeres y niños Yanomamis, Guaraníes, Kaiowás y de otras etnias nativas. En síntesis, desde que Bolsonaro asumió la presidencia la presencia creciente de madereros, ganaderos, grileiros y garimpeiros en esos territorios, han provocado una seria amenaza a la vida de dichas comunidades indígenas en la región amazónica y en diversas áreas habitadas por pueblos originarios.
Por otra parte, estudios realizados por el epidemiólogo e investigador Pedro Hallal en el marco de la crisis sanitaria, han demostrado que las comunidades indígenas han sido las más afectadas por la pandemia. Según ese estudio difundido recientemente, estas comunidades tienen en promedio 5 veces mayor riesgo de contraer el coronavirus que el del resto de la población nacional. Los fallecimientos ocurridos entre los pueblos indígenas debido a la omisión y el abandono de que han sido objeto por parte del Estado brasileño, es una razón más que se suma a la acusación de genocidio que interpuso el Tribunal Penal Internacional, así como otras denunciadas efectuadas por organismos internacionales en defensa de los Derechos Humanos.
El presidente se hace el ofendido cuando lo acusan a él y a su administración de incentivar el genocidio. Pero, en rigor, que nombre se puede dar a un mandatario que ha dejado a su pueblo a merced de una pandemia sin tomar ninguna actitud frontal de combate a la enfermedad y que con su inacción y negligencia ha causado la muerte de millares de ciudadanos.


Notas
[1] Ellos son el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables y el Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad, órgano ejecutivo e institución autónoma vinculada al Ministerio del Medio Ambiente, respectivamente.
Fernando de la Cuadra es doctor en Ciencias Sociales, editor del blog Socialismo y Democracia y autor del libro De Dilma a Bolsonaro: itinerario de la tragedia sociopolítica brasileña (editorial RIL, 2021).
Fuentes: Rebelión / Socialismo y Democracia [Imagen de portada: Manifestación contra Bolsonaro en la Avenida Paulista de Sao Paulo el 26 de junio 2021. Créditos: Roberto Parizotti. Fotos Públicas]
En este artículo el autor señala que el gobierno de Bolsonaro se sostiene, a pesar del grado de corrupción alcanzado y del genocida manejo de la covid-19, gracias a los apoyos que tiene en la Cámara, principalmente de su presidente Arthur de Lira. Para leer la nota completa:  https://fmdelacuadra.blogspot.com/2021/06/genocida-y-corrupto-el.html - https://rebelion.org/genocida-y-corrupto-el-desenmascaramiento-de-un-gobierno-embustero/


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