La psicóloga que analiza por qué los políticos creen que nunca tienen la culpa y cómo se aferran al poder
Errar es humano. También lo es buscar una justificación para nuestros errores. La psicóloga social Carol Tavris (EEUU, 1944) ha estudiado este y otros fenómenos similares. Se trata de un proceso cognitivo que nos puede afectar a nivel individual, pero que tiene un importante alcance político. Junto a Elliot Aaronson ha escrito Se cometieron errores (pero yo no fui). En este ensayo ambos autores ponen el foco en cómo los responsables políticos se eximen de su responsabilidad cuando toman decisiones que impactan de manera negativa sobre la ciudadanía y por qué logran mantenerse en el poder.
Adhik Arrilucea
En una entrevista con Público, Tavris reflexiona sobre el negacionismo climático, las vacunas, Donald Trump y las cámaras de eco de las redes sociales. Habla del concepto disonancia cognitiva, es decir, la incomodidad de una contradicción entre nuestras creencias y lo que realmente vivimos. En este sentido, la psicóloga social diserta sobre la importancia de que la comunidad científica se involucre políticamente en un escenario en el que la confianza en las instituciones y la investigación se encuentra mermada. El libro explica cómo justificamos los errores para mantenernos cómodos en nuestra identidad.
¿Cómo explotan los partidos políticos esta tendencia para sostener su discurso sobre la energía, el clima o la salud pública?
Los partidos políticos justifican sus políticas y acciones como las mejores, las más inteligentes y las más seguras. Temen admitir la necesidad de cambiar de rumbo porque perderían seguidores y, en términos de disonancia, quedarían en evidencia. ¿Qué probabilidades hay de que Robert F. Kennedy Jr., aquí en Estados Unidos, cambie su oposición de toda la vida a las vacunas, uno de los inventos más seguros de la medicina, simplemente porque todas las asociaciones médicas importantes del mundo le dicen que está equivocado? Seguirá justificando su oposición ignorante, incluso aunque miles de estadounidenses enfermen y cientos mueran. Cuanto mayor sea el daño causado por la acción o creencia errónea de una persona, mayor será la necesidad de justificarla. Robert Kennedy Jr. no cree que sea una mala persona. Cree que es una buena persona que está salvando vidas.
También habla de 'disonancia cognitiva', un término que se ha popularizado. ¿Cómo contribuye esta tensión interna al negacionismo climático?
La disonancia cognitiva es la incómoda sensación que todos experimentamos cuando nuestras creencias importantes y orientadoras se ven cuestionadas por pruebas que demuestran que esas creencias son erróneas, peligrosas o contraproducentes. Desde el punto de vista psicológico, creo que hay dos razones principales por las que, cuando las personas se enfrentan a pruebas abrumadoras del cambio climático, prefieren ignorarlas o minimizarlas y seguir como si nada. Una es que el cambio climático y sus peligros para la vida en este planeta son simplemente demasiado aterradores como para aceptarlos, especialmente cuando, como individuos, nos sentimos impotentes. Es mejor ignorar las alarmas y descartarlas como si fueran exageradas y absurdas, y así dormir tranquilos con la seguridad de que todo irá bien.
¿Cuál es la segunda razón?
La segunda razón es la justificación del poder y la riqueza por parte de los políticos y los líderes empresariales que no quieren renunciar a sus enormes beneficios y a su estilo de vida. ¿Son conscientes de lo que están haciendo y que contaminan el planeta? Algunos sin duda lo son, y simplemente no les importa. Justifican su posición como algo "legítimo". Pero, según la manera en la que entendemos la disonancia cognitiva, la mayoría justifica su postura de forma inconsciente.
Entonces, ¿Cree que quienes tienen mayores recursos económicos son más propensos a negar el impacto medioambiental de su estilo de vida?
Sí. Tienen más razones para justificar su riqueza, su codicia y su posición social.
¿Existen más casos en los que las élites económicas hayan negado la evidencia científica?
También lo hicieron hace décadas los directivos de las tabacaleras, que se presentaron ante el Congreso de los Estados Unidos y declararon que fumar cigarrillos no causa cáncer de pulmón ni otras enfermedades. ¿Qué otra opción tenían? ¿Admitir lo mortal que es fumar y cerrar sus puertas o establecer normas para prohibirlo? Del mismo modo, todos los dictadores, fascistas, demagogos y líderes autoritarios justifican sus políticas, por peligrosas, destructivas y crueles que sean, y sin importar cuántas personas mueran: están "salvando al país de esas personas malas, o del caos, o del peligro, o lo que sea".
Aunque los datos están sobre la mesa y cada año sufrimos de manera más aguda las consecuencias de la crisis climática, parece que las políticas ambientales se encuentran en un punto muerto.
Comparto la frustración, el miedo y la ira que sentimos porque nuestros políticos no se han unido para salvar el planeta. "¿Qué les pasa?", nos preguntamos. Hay impedimentos psicológicos, como la disonancia cognitiva, o impedimentos políticos. Ellos se preguntan: "¿Qué tengo que hacer o decir para mantenerme en el poder?". También existen impedimentos económicos: "Al fin y al cabo, estoy en el negocio del petróleo", se dicen a sí mismos. Como ciudadana estadounidense, observo con furia y desesperación cómo Donald Trump y sus compinches se dedican sistemáticamente a deshacer todas las medidas positivas que este país ha tomado para frenar el cambio climático y preservar el medio ambiente.
Muchas políticas climáticas son rechazadas porque se perciben como amenazas económicas. ¿Cómo se puede cambiar este marco sin alimentar el miedo social?
El miedo llama la atención. Y, por tanto, el miedo vende. Sin embargo, las advertencias sobre desastres que generan alarma no logran cambiar el comportamiento del público porque suelen quedarse ahí. Un mensaje que infunde miedo debe combinarse con una solución que alivie ese miedo. "Un accidente de coche podría matarte, a menos que lleves puesto el cinturón de seguridad". "Un terremoto podría causar devastación; aquí tienes una lista de cosas que hacer en caso de emergencia".
El negacionismo ha erosionado la credibilidad científica. ¿Cómo se puede reconstruir en un contexto en el que las conspiraciones se vuelven virales?
Ojalá lo supiera. Todos somos rehenes de los compartimentos de información de las redes sociales y del efecto contagioso de las teorías conspirativas. Las personas somos reticentes a escuchar ideas o políticas con las que no estamos de acuerdo. Todo ello contribuye a la creciente desconfianza hacia las instituciones en las que antes confiábamos para obtener información competente y fiable.
Con la inteligencia artificial (IA) penetrando como recurso de información, ¿cómo cree que cambiará la manera en la que las personas justifican sus creencias erróneas?
La IA no cambiará la necesidad universal inherente de autojustificación. Las personas casi siempre justificarán las creencias que son importantes para ellas, que son fundamentales para su imagen de sí mismas. La IA, junto con todas las búsquedas de información en Google que simplemente confirman lo que el usuario está buscando, solo amplificará ese fenómeno psicológico.
En el entorno digital, ¿qué herramientas serían útiles para frenar la difusión de noticias falsas?
Es complicado hacerlo, sobre todo sin recurrir a la censura. Internet surgió como una forma libre de dar voz a las multitudes silenciosas. Una vez que las poderosas empresas tomaron el control, se acabó el juego para la verdad y el civismo. La censura es lo que los gobiernos autoritarios utilizan para silenciar la disidencia, después de todo, así como lo que las personas bienintencionadas querrían utilizar para silenciar las mentiras que incitan al odio.
¿Debería la ciencia involucrarse políticamente para combatir la desinformación climática, o corre el riesgo de perder su neutralidad?
La ciencia nunca es "neutral". Los científicos producen pruebas que, en teoría, se someten a replicación, interpretación y modificación. Muy a menudo, producen pruebas que pueden utilizarse para bien o para mal. Los científicos climáticos han salido de sus laboratorios y se han lanzado a la arena pública con pruebas definitivas del calentamiento global, precisamente porque estaban y están desesperados por persuadir a los políticos y al público para que tomen medidas.
¿Qué dificultades encuentran los científicos para hacerse escuchar?
Como demuestra la teoría de la disonancia cognitiva, las pruebas no cambian las opiniones. Una vez que las personas de cualquier tendencia política se comprometen con una ideología, distorsionan su interpretación de cualquier prueba disonante para que se ajuste a su imagen del mundo. Una versión especialmente estúpida y extrema de esto ocurrió en el estado estadounidense de Florida, que prohibió a su propio Departamento de Protección Ambiental utilizar el término "cambio climático". Sin duda, una medida muy inteligente: si el concepto no existe, no puede estar ocurriendo.
Si la autojustificación está en alza en el contexto social actual, ¿afectará esto a la capacidad de las sociedades para adoptar medidas climáticas urgentes?
Ya lo ha hecho, y lo seguirá haciendo.
Fuente: https://www.publico.es/sociedad/m-ambiente/carol-tavris-psicologa-analiza-politicos-creen-nunca-culpa-aferran-poder.html - Imagen: La psicóloga social Carol Tavris.-elDiario.es