Las compras masivas de Navidad en Europa se aprovechan de la destrucción del Ártico
El pasado lunes, un buque con bandera liberiana repleto de productos fabricados en China ha cubierto el primer viaje convencional de contenedores entre la fábrica del mundo y Europa occidental atravesando el Ártico. Todo gracias al calentamiento global causado por los humanos que derrite el océano polar a toda velocidad.
Por: Raúl Rejón
Aunque el Ártico ya había visto algunos cargueros por sus aguas y el tráfico marítimo del supuesto océano helado ha crecido más de un 30% en diez años a medida que el cambio climático derrite el polo norte, la travesía del Istambul Bridge desde el puerto Ningbo-Zhoushan hasta Felixstowe (Reino Unido) no es otra más. “Se parece más a una línea tradicional con múltiples paradas y eso es algo que no habíamos visto hasta ahora en el Ártico”, cuenta a elDiario.es, la asesora principal de Clean Arctic Alliance, Sian Prior.
Prior explica que “las empresas de cargueros convencionales no habían mostrado interés especial por esta ruta porque necesitan poder parar en varios puntos donde ir descargando y cargando nuevos containers así que el caso del Istambul Bridge es nuevo y suena a ruta regular”. Un paso más en la explotación comercial de la destrucción del Ártico helado.
El envío ha llevado productos de comercio electrónico que pierden valor si no llegan rápido, baterías, ropa o repuestos, según ha explicado la compañía aduanera china en Ningbo. El objetivo, ha añadido, es satisfacer “las temporadas de mayor aprovisionamiento para la campaña navideña europea”. Una vez atracado en el mayor puerto británico de contenedores en Felixstowe, “se enviarán a diversas partes de Europa”. El buque también tiene paradas proyectadas en Hamburgo (Alemania), Rotterdam (Países Bajos) y el puerto polaco de Gdansk. Pasar por el Ártico le ha acortado el viaje en 22 días y “reducido los costos generales de la compañía en un 40%”, afirma.
La Ruta polar de la seda con el hielo en mínimos
Este primer viaje convencional se ha hecho entre el 22 de septiembre y el 13 de octubre, cuando, en teoría, ya ha pasado la época más factible para navegar por el Ártico que aprovecha la disminución de la capa de hielo en verano. La extensión mínima anual de hielo de 2025 se marcó el 10 de septiembre y fue el décimo menor registro de los 47 años en los que hay datos por satélite, según la Agencia Estadounidense de la Nieve y el Hielo. Dentro de “la tendencia global a la baja”.
China se ha adentrado así en lo que denomina la Ruta polar de la seda al zarpar el “primer expreso ártico China-Europa”, según el Gobierno chino. Un viaje inaugural por una ruta que la primera compañía naval del mundo, MSC, ha descartado porque “sigue sin estar desarrollada para la navegación comercial. No está garantizado el tránsito seguro”, según afirmó en una comunicación para clientes el 25 de septiembre.
MSC llegó a decir que “es preocupante el incremento del tráfico por el impacto que puede tener en las comunidades árticas y sobre los frágiles ecosistemas de la región”.
La responsable de políticas públicas en la organización Ecodes, Lola Berna, cuenta que “se está justificando el incremento del tráfico en el Ártico como una reducción en días de tránsito de buques y, por lo tanto, una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, pero eso oculta que el Ártico helado es crucial para el equilibrio climático y seguir destruyéndolo, en este caso, rompiendo hielo que es lo que hacen muchas veces al pasar por ahí es difícil de revertir”.
Y, además de esa destrucción “nos preocupa porque cuando se habla de la ruta por el Ártico no hay definiciones geográficas claras y la actual prohibición del fuel-oil pesado [HFO en inglés] se hace en una zona muy restringida y el resto son áreas donde más carbón negro se produce al quemar ese HFO”.
El carbón negro es una micropartícula PM 2,5 provocada por la combustión incompleta de ese carburante barato que es el HFO. Cuando los buques emiten carbón negro en el Ártico, las partículas penetran en las capas bajas de la atmósfera donde permanecen absorbiendo calor.
Después las partículas pueden depositarse en la nieve o el hielo y allí multiplican su capacidad de recalentar el planeta entre siete y diez veces al reducir la capacidad de reflejar la luz del sol que tienen ese hielo y nieve. El carbón negro mantiene la absorción de radiación solar y acelera el deshielo. “Un ciclo que no acaba nunca”, lo define Sian Prior.
“Es fácil desentenderse de lo que está pasando en el Ártico porque parece muy lejano, pero la demanda que hacemos en Europa tiene un impacto”, explica esta especialista ante la realidad de que este primer viaje tiene como objetivo satisfacer el consumo de los europeos occidentales durante la mayor campaña de ventas de cada año en Navidad. Prior remata: “Pero si perdemos el Ártico eso no se va a quedar allí, sino que nos golpeará a todos”.
Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/compras-masivas-navidad-europa-aprovechan-destruccion-artico_1_12681639.html - Imagen de portada: Un rompehielos atómico en el Ártico. Rosatom