¿Y si proteger el 30% del océano no es suficiente?

El 1 de enero entrará en vigor el Tratado Global de los Océanos. Atrás quedan más de 20 años de negociaciones y presiones de colectivos científicos y ecologistas para mejorar la protección de la biodiversidad y del medio marino en aguas internacionales. Ahora, tras superar hace unas pocas semanas el mínimo de 60 ratificaciones necesarias (hasta el momento, 75 países lo han validado), se abre un nuevo escenario para dos tercios de la superficie oceánica mundial.

Juan F. Samaniego

El tratado permitirá, entre otras cosas, crear zonas protegidas en alta mar, lejos de las jurisdicciones nacionales y establecer mecanismos para el control de actividades humanas como la pesca industrial o las prospecciones de petróleo y gas. Servirá, también, para avanzar en el objetivo de proteger el 30% de la superficie marina mundial, tal como se acordó dentro del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal.
Estos logros resultan alentadores, y la entrada en vigor del Acuerdo sobre la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales (ese es su nombre oficial) es un gran paso adelante. Pero ¿y si la estrategia que hemos seguido hasta ahora fuese equivocada? ¿Y si proteger el 30% del océano no fuese suficiente?
“Hemos reunido datos de seguimiento de más de 12.000 animales de más de un centenar de especies de megafauna marina diferentes durante 30 años. Esta información nos muestra que los gigantes del océano usan una gran parte de los mares, por lo que proteger el 30% de la superficie marina todavía dejaría desprotegida una porción importante del espacio que necesitan”, señala Ana M. M. Sequeira profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Australia y líder de una investigación pionera en la que han participado más de 400 científicos de 50 países.
El estudio que lidera, bautizado como MegaMove y financiado por las Naciones Unidas, concluye que las 111 especies marinas analizadas (entre las que hay tiburones, ballenas, tortugas, pingüinos y focas) necesitan el 63% del espacio oceánico para actividades clave como migrar o reproducirse. La investigación confirma que los objetivos del Tratado Global de los Océanos son un paso importante de conservación (sobre todo, si tenemos en cuenta que hoy solo el 8% de la superficie marina se encuentra bajo protección). Pero también señala que centrarse solo en proteger el 30% es claramente insuficiente para abarcar todas las zonas críticas que usan las especies marinas amenazadas.
Las áreas de protección prioritaria
Las medidas de protección marina tienen beneficios para la biodiversidad y los ecosistemas (y para las personas que dependen de ellos). Y hay casos que lo demuestran. En Cabo Pulmo, México, bautizado por el oceanógrafo Jacques Cousteau como el acuario del mundo, la sobreexplotación pesquera amenazó, en la segunda mitad del siglo XX, con acabar con las poblaciones de la mayoría de especies comerciales. Los cetáceos, los tiburones y las tortugas, habituales de sus aguas, también se esfumaron.
Sin embargo, la aprobación de una reserva marina en 1995 y el trabajo de algunos líderes comunitarios, que trabajaron para buscar alternativas a la pesca intensiva, cambiaron la tendencia: el número de peces en sus aguas ha aumentado más de un 400% en las últimas décadas (beneficiando también a los pescadores artesanales) y el tiburón ballena, la mantarraya gigante o la ballena jorobada han vuelto a nadar frente a sus costas. Por eso, aumentar la protección es una medida importante, sobre todo, si se hace teniendo en cuenta la información científica disponible.
Aunque las grandes especies de fauna marina usen buena parte del océano, no usan todos los espacios por igual. La intensidad de la actividad en los grandes corredores migratorios o en las zonas relativamente cercanas a la costa es mucho mayor. De hecho, el estudio observó que la megafauna marina tiende a pasar la mayor parte de su tiempo en las llamadas zonas económicas exclusivas, que se extienden más allá de las aguas territoriales, desde las 12 hasta las 200 millas náuticas desde la costa. Esto quiere decir que los gobiernos de muchos países podrían estar trabajando ya en incrementar sus esfuerzos de conservación dentro de sus jurisdicciones sin la necesidad de esperar a la entrada en vigor de los instrumentos internacionales.

De acuerdo con las conclusiones de MegaMove, solo el 5% de las áreas señaladas como importantes para la megafauna marina está protegido, mientras el 90% de estas zonas está expuesto a una alta contaminación por plásticos y al tráfico marítimo, y en alrededor del 75% se desarrolla también pesca industrial. 

A pesar de todo, y aunque un tercio de las especies de fauna marina estudiadas está en peligro de extinción, los investigadores consideran que podemos revertir la situación si implementamos medidas como la regulación de la pesca y el tráfico marítimo o si logramos reducir la contaminación por plásticos.
“Tras la ratificación del Tratado Global de los Océanos, estamos en un momento muy emocionante. Una de las conclusiones clave de nuestro trabajo es que aumentar la protección de los océanos al 30% de la superficie puede proporcionar un enorme beneficio para la megafauna marina. Nuestro estudio aporta información importante para seleccionar las áreas de protección prioritaria”, concluye Ana M. M. Sequeira. “Sin embargo, ese 30% debería complementarse con medidas de mitigación adicionales para paliar el hecho de que no se puede brindar protección a todas las áreas que son importantes para la megafauna marina”.
Es decir, incluso si en el proceso de selección de las áreas marinas protegidas se cubren las áreas importantes para la megafauna marina e incluso si se logra proteger el 30% del océano de forma adecuada, los otros dos tercios de la parte líquida del planeta no estarán protegidos. Allí persistirán los impactos de las actividades humanas. 

Por eso, los esfuerzos de gestión no solo deben centrarse en crear áreas marinas protegidas, sino también en reducir los daños causados por la actividad industrial, la contaminación o el cambio climático.


Fuente: https://climatica.coop/proteger-30-oceano-no-es-suficiente/ - Imagen de portada: Foto: Jeremy Bishop.

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