Crisis forestal sin precedentes: con 8,1 millones de hectáreas destruidas
En 2024, los bosques sufrieron una destrucción a gran escala con una pérdida permanente de casi 8,1 millones de hectáreas en todo el mundo. Así, a mitad de camino hacia 2030, las tasas de deforestación permanecen casi sin cambios desde el comienzo de la década. Actualmente, el mundo está un 63% «fuera del camino» para alcanzar la meta de deforestación cero para 2030. Así lo indica la última Evaluación de la Declaración Forestal que realiza Forest Declaration Assessment. Esta enfatiza que, sin cambios sistémicos urgentes en gobernanza, finanzas y acción empresarial, el objetivo 2030 será inalcanzable.
«El incumplimiento de los objetivos forestales también descarrilará el Acuerdo de París, el Marco Mundial de la Diversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible«, advierte además el informe. El relevamiento es elaborado colectivamente por organizaciones de la sociedad civil e investigadores conocidos como los Socios de la Evaluación de la Declaración Forestal. «Los bosques mundiales siguen en crisis», alerta el documento publicado en octubre de 2025.
Crisis forestal: las cifras que alarman
Detrás de la maraña de declaraciones, promesas o fake news sobre los bosques, los datos son testarudos y cuentan la historia de lo que en realidad está ocurriendo. En 2024, se destruyeron 6,7 millones de hectáreas de selva en el mundo. Casi el doble que un año antes. La deforestación global alcanzó un poco más de ocho millones de hectáreas, según la reciente evaluación de la Forest Declaration.
Solo en 2024, los bosques tropicales primarios sufrieron pérdidas devastadoras de 6,73 millones de hectáreas. Esta destrucción liberó 3100 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. En particular, las áreas clave para la biodiversidad boscosa perdieron 2,2 millones de hectáreas en 2024, un 47% más que el año anterior. «Cada año que no logramos avanzar, la brecha entre la realidad y los objetivos de 2030 se amplía», advierte el documento. A octubre 2025, la degradación forestal alcanza así 8,8 millones de hectáreas de bosques tropicales húmedos, más del doble del nivel compatible con las metas de 2030.
La agricultura y minería impulsan la crisis forestal
La deforestación masiva no se trata de la pérdida de una especie de jardín planetario: tiene consecuencias negativas constatadas en el calentamiento global del planeta, la regulación del clima, la misma creación de lluvia (mediante ríos voladores) y la conservación de la biodiversidad de la que los humanos obtienen beneficios.
Este informe hace mención a la destrucción de extensas áreas de bosque (llamado clareo para abrir campos de cultivo o de pasto para ganado). El cultivo intensivo de variedades como la soja está detrás de gran parte de la deforestación amazónica por ejemplo. En el sureste de Asia el monocultivo de palma jugó un papel parecido. “Se trata de un problema sistémico porque los productos se consumen en el interior, pero también son exportados internacionalmente”, explican los evaluadores. “Así que las políticas de uso del suelo están interconectadas con las demandas globales, por lo que se hace necesario un cambio en la regulación de la producción y el comercio”.
Se refiere a que mucho de lo producido en campos abiertos a base de destruir bosques se destina al consumo mundial: la soja alimenta ganado que se convierte en carne consumida en los países del norte global o en pienso para la producción porcina en Europa que satisface el mercado en China. El café, el cacao, el aceite de palma o la madera cubren las demandas mundiales.
El peor enemigo de los bosques hoy es la agricultura permanente. Esta actividad representa el 86% de la deforestación mundial en la última década. Por su parte, la minería ejerce una presión creciente sobre los ecosistemas forestales, amenazando regiones cada vez más extensas.
Según el estudio, la cuenca del Amazonas fue especialmente afectada por la degradación provocada por incendios vinculados al cambio climático antropogénico. «La deforestación representa un problema sistémico», señala el informe sobre la producción y el comercio de productos básicos. Los datos del análisis están basados en información de cobertura forestal de Hansen et al. (2013, actualizados hasta 2024).
Los compromisos corporativos son insuficientes para cuidar a los bosques
Una de las autoras principales del informe, Erin Matson, recuerda que “cada año, la diferencia entre los compromisos y la realidad se hace más grande. Y los bosques no son negociables a la hora de tener un planeta vivible”. Esta experta en política ambiental global avisa de que “seguir fallándoles pone en peligro la prosperidad de las personas”.
La tríada de datos la completa el gran incremento de pérdidas que se registró en áreas clave para la biodiversidad. 2,2 millones de hectáreas de estos santuarios naturales perecieron en 2024, un 47% más que el curso previo. “Amenaza para hábitats irremplazables”, describe el documento.
Otro problema son los compromisos corporativos insuficientes. Hoy, solo el 3% de las empresas evaluadas por Forest 500 cumplen con los criterios de compromisos fuertes contra la deforestación. El 34% de estas corporaciones no asumió ningún compromiso público sobre deforestación.
En 2024, estas 500 grandes empresas cumplieron en promedio solo el 16,2% de los criterios para implementar compromisos de deforestación cero. Así, el 63% de empresas muestran deficiencias en la ambición o implementación de sus compromisos ambientales.
Las empresas mineras muestran particular debilidad en adoptar políticas para proteger bosques y biodiversidad. «Las medidas voluntarias de las empresas no han frenado la pérdida de bosques a gran escala«, concluye la evaluación.
Crisis forestal: el problema del financiamiento
El relevamiento también analiza la financiación pública internacional forestal: entre 2022 y 2024, esta alcanzó 5.700 millones de dólares. Esta cifra representa apenas el 1,4% de los 409.000 millones de dólares destinados anualmente a subvenciones agrícolas perjudiciales para el medio ambiente.
Por su parte, la financiación para derechos de tenencia de pueblos indígenas y comunidades locales fue de 728 millones de dólares anuales entre 2021 y 2024. Esta cantidad está muy por debajo del objetivo de 10.000 millones de dólares que solicitan las organizaciones de la sociedad civil. La financiación privada sigue fluyendo hacia sectores que ponen en riesgo los bosques, con salvaguardas limitadas. Finalmente, los mercados voluntarios de carbono movilizaron 342 millones de dólares en 2024, insuficiente para las necesidades reales.
Crisis forestal: sus enemigos ilegales
Las estimaciones indican que entre 61% y 94% de la deforestación tropical para agricultura es ilegal. Los delitos medioambientales vinculados a bosques generan hasta 281.000 millones de dólares anuales. Estas actividades están vinculadas al crimen organizado y la corrupción a gran escala.
Según el estudio, solo el 40% de las instituciones financieras más expuestas al riesgo de deforestación cuentan con políticas para abordarla. De esta forma, la toma de decisiones sobre bosques continúa sesgada hacia intereses poderosos. Esto limita la participación de pueblos indígenas, comunidades locales y mujeres en la gestión forestal. En 2024, al menos 41 países reprimían a organizaciones de la sociedad civil con mayor frecuencia que en 2014. Otro dato relevante es que, aunque la superficie de tierra protegida alcanzó el 17,5% del planeta en 2024, solo el 4% es gestionada por pueblos indígenas y comunidades locales.
Regeneración
Entre 2015 y 2021, los bosques tropicales que se regeneran naturalmente se expandieron en más de 11 millones de hectáreas. Por ejemplo, las tasas de regeneración natural se multiplicaron por siete en América Latina y por cuatro en Asia. Actualmente se llevan a cabo iniciativas de restauración activa en 10,6 millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas. Brasil, Colombia e Indonesia demostraron que reformas políticas internas sólidas pueden producir avances reales en reducción de deforestación.
Sin embargo, el documento oficial del informe señala que: «La ventana para un cambio significativo se está cerrando rápidamente» Por ello, los gobiernos deben asegurar que los compromisos, si es que los hay, se reflejen en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC).
El experto en biodiversidad y uso del suelo de la organización Climate Focus, Ivan Palmegiani, recuerda que este nivel de degradación “está llevando a los bosques cerca de peligrosos puntos de no retorno al socavar las propias funciones ecológicas de las que dependen para sobrevivir”.
A nivel mundial, las emisiones totales de CO₂ asociadas a toda la deforestación superan los 4.600 millones de toneladas. Pero, además de añadir toda esa cantidad de gases invernadero, cuando los bosques desaparecen –o se degradan– se pierde su capacidad para seguir absorbiendo el nuevo CO₂ que emite, básicamente, la quema de petróleo, gas y carbón. Esa función de sumidero se ve disminuida, lo que conlleva que una parte de las emisiones que, hasta ese momento, se compensaba y no exacerbaba la crisis climática, se añadirá a la atmósfera. De hecho, una investigación de 2021 determinó que la Amazonía ya estaba emitiendo más CO₂ del que estaba absorbiendo.
Para ilustrar la relevancia de este fenómeno, si la deforestación fuera un país, sería el tercer emisor de CO₂ del mundo, solo por detrás de China y Estados Unidos.
Fuente: https://noticiasambientales.com/medio-ambiente/los-bosques-del-mundo-lejos-de-cumplir-la-meta-de-deforestacion-cero-para-2030/ - Imagen de portada: Deforestación en Salta Martin. Fuente: Katz Greenpeace