Agrocombustibles: la amenaza de los últimos orangutanes


Kalimantan Central, el Corazón de Borneo, ocupa una superficie de unos 15 millones de hectáreas, siendo la provincia más amplia de Borneo con una superficie total de más de 74 millones de hectáreas (mayor que la superficie de España). 
El Corazón de Borneo es conocido por su gran biodiversidad. Esta selva tropical alberga además, a una de las especies de grandes simios, el orangután, uno de los primates más cercanos genéticamente al humano y que se encuentra en grave peligro de extinción.
Solo en Kalimantan Central existen más de 85 compañías agrícolas de palma aceitera (Elais guineensis). Esta planta africana se ha convertido en el monocultivo más extenso de Asia. Indonesia y Malasia son los líderes mundiales en producción de aceite de palma con un 83% de la producción mundial. Según el Ministerio de Agricultura Indonesio, en el 2006 la producción de aceite de palma era de unos 110 millones de toneladas. Este año serán más de 260 millones.
El aceite de palma se utiliza como componente en productos alimenticios y de higiene, pero sobre todo en la creciente industria de los llamados biocombustibles. De los 32 millones de aceites vegetales consumidos a nivel mundial en el 2006, entre 13 y 14 millones fueron para la producción del biodiesel. Estas cantidades están al alza con una creciente demanda debido a los porcentajes obligatorios de los biocombustibles.
El Sr. Ayamin, del poblado Sembuluh en la región de Surian (Kalimantan Central) nos dice con resignación: “A nuestro pueblo no le queda ya nada de lo que vivir, no hay esperanza. Nuestros bosques ya no existen y nuestras plantaciones las han ocupado las compañías agrícolas de palma. Lo puedes ver por ti mismo-añade-todo lo que nos rodea es solo palma”. Una hectárea de terreno se compra por unos 45 dólares americanos. Su compañero, el Sr. Anang-Syadruni añade: “Con lo que un campesino gana en la venta de sus tierras le da como máximo para comprarse un televisor y una motocicleta”.
Además, Anang asegura que la gente del poblado ni siquiera consigue un puesto de trabajo para dichas compañías ya que apenas algunos han cursado los estudios más básicos. “Como mucho se consigue un trabajo como mano de obra de bajo coste. Prefieren contratar a mujeres porque su sueldo es aun mas bajo, de unos 3 o 4 dólares al día”.
El lago del que se abastece el pueblo es su fuente de vida de donde sacan agua para beber y para su higiene: “Nuestro lago esta muerto. Los pesticidas usados en las plantaciones que drenan al río han intoxicado sus aguas. Los peces están muertos o presentan lesiones. Ya ni siquiera podemos pescar como lo hacíamos antes de que llegaran las compañías de palma. En la época seca-añade Anang-, la piel se irrita al contacto con el agua. Alguna vez han vinieron a analizar el agua pero nunca nos han advertido de la presencia o no de peligro para nuestra salud”.
Mr. Christophel, un Dayak del poblado Tumbang Koling (Kotawaringi) nos lleva hasta la zona de bosque en la que las excavadoras trabajan rápido para arrasar los árboles. Al otro lado de la inmensa superficie desolada y aun humeante, vemos un pedazo de selva de no más de una hectárea. Aquí se agolpan 6 gibones y un orangután esperando una muerte lenta. A unos kilómetros esta el bosque que pertenece a Mr. Christophel. Durante mas de 35 años su trabajo ha consistido en la protección de este bosque de 6000 ha. Sus vidas dependen de esos árboles que siempre han talado de forma selectiva. “Las compañías de palma lo arrasan todo, tengo miedo de que solo pueda resistir un mes mas. Al final me arrebataran mi bosque. Las compañías de palma, cuando no consiguen comprar los terrenos de los campesinos, los prenden fuego. Así, a los indígenas no les queda mas remedio que vender sus tierras que ya no tienen ningún valor”.
“A principios de los 2000, en mi bosque había unos 30 orangutanes. Desde que en el 2005 llegaron los cultivos de palma, son unos cuantos mas, ya que los orangutanes de alrededor han tenido que huir al único bosque que les queda”.
“El día en que este bosque desaparezca-añade Christophel con tristeza-los orangutanes y todos los animales que en el habitan morirán, pues no quedan mas lugares donde puedan sobrevivir”.
Las plantaciones de palma en Indonesia ocupaban en el año 2006 más de 6’5 millones de hectáreas, con un crecimiento en la última década de unos 2 millones de hectáreas por año (unos 300 campos de fútbol al día). En el 2025 el Gobierno indonesio planea tener más de 26 millones de hectáreas de cultivo de palma.
A día de hoy, más del 90% del hábitat del orangután ha desaparecido. En muy pocos años los orangutanes, al igual que todas las demás especies que habitan en Borneo, lucharán por los últimos resquicios de bosque, aunque para entonces, las poblaciones de orangután estarán tan fragmentadas que serán inviables genéticamente.
El centro de rehabilitación de orangutanes de Nyaru Menteng, en el Corazón de Borneo, lucha por mantener en vida los más de 600 orangutanes rescatados que se encuentran a su cuidado. Mientras, los gobiernos mundiales siguen haciendo sus cálculos para el uso de energía verde, ecológica mediante la creciente implantación de los biocombustibles.
Esta es la cruda realidad del crudo del biodiesel. La desaparición del orangután se encuentra en su marcha atrás.
Por Karmele Llano Sánchez
Veterinaria de la Organización International Animal Rescue
www.iar.org.uk
Para mas información consulta en:
www.orangutanprotection.com
www.savetheorangutan.org.uk
www.proyectogransimio.org
Fuente: http://www.salvalaselva.org

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