Laguna y río: algunas consideraciones sobre “La escondida” y “El polígono de tiro”

por: Por Hugo Rodrigues*

Si bien en estos momentos existen situaciones ambientales complicadas y de gran envergadura, como el caso de la presión que están ejerciendo las compañías mineras o el desecamiento masivo de bosques de ciprés; hay otras situaciones, tal vez menores pero que también tienen su importancia por el modo en que reflejan algunas actitudes humanas, y que merecen atención.

LA LAGUNA

Recientemente fue dada a conocer públicamente una nota firmada por el presidente de la Asociación de tiro Los Caiquenes justificando la instalación de un polígono de tiro en la Laguna La Zeta.
Reconozco que me estremecieron un poco las declaraciones radiales de esta persona, especialmente cuando mencionó que la práctica de tiro era buena para hacer más eficaz la lucha contra plagas, dando como ejemplo la cacería de pumas.
Más allá de lo que implica matar un puma, considerando que se trata de un animal sagrado para las culturas ancestrales, que es una especie que ocupa un lugar específico como parte de la red ecológica y que se encuentra en riesgo de extinción, lo que resulta temible es la peligrosa noción de plaga.
Según lo manifestado por el presidente de Los Caiquenes, esta asociación es una institución integrada por 150 socios y creada hace 30 años.
Justamente hace 30 años atrás o un poco menos, ese difuso concepto de plaga fue abonado aquella vez para desgracia de otra especie autóctona, coincidentemente llamado Caiquén; un tipo de ganso silvestre que anida en invierno sobre las planicies húmedas, y es también conocido como Avutarda. En aquel entonces se la consideró una plaga porque supuestamente competía por el pasto con el ganado (¡?).
El resultado fueron años de matanzas generalizadas de estas aves, organizadas por asociaciones de caza y tiro que poseían campo expedito para estas muertes deportivas.
Muchos pobladores fueron testigos y recuerdan de aquel tiempo los contingentes de cazadores que llegaban a practicar tiro, y el tendal de avutardas que dejaban esparcidas en los campos.
Hoy la especie se está recuperando numéricamente, aunque con mucha dificultad.
Respecto al tema del emplazamiento del polígono, la solicitud de la asociación es que sea en un predio fiscal, que coincidentemente es un área turística y recreativa como es la Laguna La Zeta.
Considero que estamos demasiado acostumbrados a que sea el Estado el que resuelva las dificultades o las pérdidas económicas del sector privado.
Sea que se trate de crisis financieras, cataclismos o cualquier desastre climático, se recurre siempre al Estado para que asista y subvencione a empresas, a productores y demás grupos privados. Pero en este caso la Asociación Los Caiquenes pretende otra cosa: que el Estado provea los medios para su entretenimiento concesionándole tierras del erario público y habilitándole un polígono de tiro.
Paradojalmente lo más común en estas épocas es la situación inversa por la cual los privados ocupan los espacios que debieran ser públicos como los ríos, lagos y montañas, creando sus exclusivos cotos de pesca o de caza.
Sería lo más apropiado para los asociados de Los Caiquenes tener su propio y privado polígono de tiro en un lugar muy alejado para que no comprometa la seguridad y la tranquilidad de nadie. Allí podrán entretenerse descargando sus armas sobre blancos fijos. De este modo podrán calmar cualquier ansiedad que pudiese presentárseles de hacerlo sobre los seres vivos.

EL RÍO

Durante más de quince minutos habló por Radio Nacional Esquel el ingeniero Pascuchi. Enunció detalladamente las funciones que cumplirá y los beneficios que traerá aparejados el Emprendimiento Multipropósito “La Escondida” sobre el río Percey. Realizó una completa descripción de los componentes de la represa, las turbinas y la capacidad energética a instalar. Trazó un panorama del lugar de emplazamiento y la forma que tendrá el embalse. Mencionó el millonario monto de la inversión y la firma del convenio para el avance en la ejecución de las obras. También enumeró una larga lista de emprendimientos en diversos puntos de la geografía Argentina en los cuales intervino la empresa que representa, llamada PANEDILE S.A.
Evidentemente el ingeniero Pascuchi, mientras se explayaba en su discurso técnico de las nueve de la mañana, no sabía que aquí nadie sabe nada de “La Escondida”, ni de su empresa, ni de los términos de un convenio firmado “entre gallos y medianoche”, ni de las consecuencias que todo esto traerá.
Si bien este es un proyecto de vieja data que carga con una historia de desinformación, de velada imposición por parte de las autoridades de turno y hasta de un movimiento de resistencia vecinal; pasaron más de diez años y “La escondida” vuelve por la puerta de atrás a instalarse en silencio entre nosotros.
En el mes de Junio pasado el gobierno provincial y los gobiernos municipales de Trevelin y Esquel firmaron el convenio para desarrollar el emprendimiento, y una empresa, de repentina aparición como Panedile S:A:, se hace cargo de una obra de 160 millones pesos. ¿Acaso los ciudadanos de Esquel y de Trevelin fueron informados de la iniciativa? ¿Existió algún llamado previo a licitación pública?. Todo esto es por demás confuso, sospechoso e irregular. La transparencia, la legitimidad y el respeto: “bien- gracias”.
¿Y que hay del estudio de impacto ambiental, de la audiencia pública y de todas las instancias legales previas?. Primero se contrata a la constructora después se verá si este proyecto acaso es perjudicial o no. Una vez más esto es: política de los hechos consumados de espaldas a la gente. El ingeniero Pascuchi, desde Buenos Aires, sabe mucho más acerca de lo que pasará con el Río Percey que cualquier poblador nacido allí. Por supuesto también sabe lo que ganará su empresa.
…¿La ciudadanía sabe lo que perderá?
Fuente: Puerta E

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