Podrían pagarle al Club de París con "créditos ecológicos"
Es una de las ideas que se evalúan para evitar abonar todo con reservas ante la crisis financiera internacional. La iniciativa permitiría a los acreedores asociarse en proyectos medioambientales.
En el Gobierno evalúan diferentes alternativas para hacer más digerible el anunciado pago de la deuda con el Club de París. La crisis financiera internacional tomó una dimensión difícil de mensurar al momento del anuncio que realizó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, allá por comienzos de septiembre, por lo que ahora todos los esfuerzos están puestos en sostener la palabra empeñada pero con el menor impacto posible sobre las reservas del Banco Central, que constituyen la última valla de contención ante las turbulencias globales. Una de las variantes que más adeptos ha ganado dentro del Gobierno pasa por replicar el mecanismo de cancelación de la deuda con el Club de París que utilizó Polonia en 1991 y posteriormente Jordania en 1999. Parte de los préstamos que adeudaban estos países fueron saldados mediante participaciones que dichas naciones cedieron a los países miembros del Club en proyectos ambientales. En la jerga se los suele llamar “créditos de medio ambiente o ecológicos”, publica El Cronista. Esta posibilidad fue discutida días atrás en el Ministerio de Economía por un grupo de técnicos de la Secretaría de Finanzas que conduce Hernán Lorenzino y la secretaria de Medio Ambiente, Romina Piccolotti. Habrá que ver si la idea prospera. Mientras tanto, los funcionarios del Palacio continúan trabajando con representantes del Club de París para conciliar las cifras finales de la deuda en cuestión. En 1991 el Club de París condonó u$s 16 mil millones a Polonia, 50% de la deuda externa del país. Adicionalmente, los países acreedores aceptaron resignar otro 10% de la deuda (u$s 3,2 mil millones) a cambio de que este dinero sea dirigido al llamado “EcoFondo”, focalizado en inversiones sociales y ambientales. Bajo la misma tónica, en 1999 Jordania llegó a un acuerdo por el cual u$s 425 millones de su deuda externa (de un total de u$s 6.800 millones) pasaron de los países acreedores a unas 50 organizaciones sociales y ambientalistas del país.
Mecanismo
En líneas generales, el mecanismo funciona de la siguiente forma: el Club de París acepta no cobrar una parte de la deuda a cambio de que la nación en cuestión brinde participación o asocie en proyectos vinculados al medio ambiente a todos o alguno de los países acreedores, en general economías altamente desarrolladas, con empresas públicas o privadas interesadas en tomar parte en dichos proyectos. El proceso guarda alguna similitud con los denominados “bonos de carbón”, por el cual un país que contamina poco (en general naciones en desarrollo) puede emitir un título que habilita a otro país con exceso de contaminación del medio ambiente (comúnmente naciones desarrolladas) a “usufructuar” esa parte excedente de su derecho a contaminar. Los países latinoamericanos concentran en conjunto cerca del 40% de las emisiones totales de bonos de carbono, según un relevamiento del Banco Mundial, seguidos por Asia. Hay mercados sumamente desarrollados, como el de Chile, quien es el tercer mayor oferente de bonos de carbono a nivel mundial. La incógnita es si en un mundo en crisis y donde el efectivo se ha convertido en el bien más preciado por los inversores el Club de París aceptará resignar cash para sumarse a estos proyectos ambientales. Según afirmó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la deuda con este organismo es de u$s 6.700 millones. Pero el consorcio acreedor consideran que cifra es holgadamente mayor, bordeando los u$s 8.000 millones.