¡Se adueñaron de la tierra!
Un nuevo informe de GRAIN
Las crisis alimentaria y financiera actuales, aunadas, desencadenaron una nuevo ciclo mundial de apropiación de tierras. Los gobiernos con "inseguridad alimentaria", que dependen de las importaciones para alimentar a sus pueblos, están acaparando rápidamente tierras agrícolas en todo el mundo en las cuales producir sus propios alimentos fuera del país y así escapar de los altos precios del mercado. Los inversionistas privados, ávidos de ganancias en medio de la profundización de la crisis financiera, ven la inversión en tierras agrícolas extranjeras como una importante fuente nueva de ingresos. Como resultado de ambas tendencias, en algunos de los países más pobres y hambrientos del mundo las tierras agrícolas fértiles se privatizan rápidamente y su propiedad la consolidan compañías extranjeras. Un nuevo informe de GRAIN estudia 100 casos de apoderamiento de tierras agrícolas -- para alimentos y simplemente para obtener ganancias --, un proceso que ha explotado este año.
Arabia Saudita y China son dos de los países que están comprando tierras, desde Sudán a Camboya, para atender sus propias necesidades de alimento. En estos casos, los gobiernos, a veces mediante los llamados "fondos soberanos de inversión" comúnmente estatales, negocian su derecho a tierras extranjeras -- ya sea comprándolas, o mediante una concesión o arrendamiento -- de modo que sus empresas puedan ir y producir los alimentos para exportarlos de vuelta al país. A cambio, ofrecen contratos por crudo, préstamos blandos, proyectos para infraestructura y fondos para el desarrollo. Entre los países que ansiosos de alimentos se apoderan de tierras figuran China, India, Japón, Malasia, Corea, Egipto, Libia, Bahrain, Jordán, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Aquéllos que están cediendo sus tierras a cambio de contratos por petróleo o inversiones, son Filipinas, Mozambique, Tailandia, Camboya, Birmania, Laos, Indonesia, Pakistán, Sudán, Uganda, Brasil, Paraguay, Uruguay, Ucrania, Rusia, Kazajstán y Zimbabwe.
Invertir en fincas en el extranjero para producir alimentos para un mercado mundial muy competido, es también, aparentemente, algo muy en boga hoy para hacer dinero. A lo largo del año, un ejército de firmas de inversión, administradores de capitales privados y fondos de cobertura han salido a comprar tierras por todo el mundo. El plan es capitalizarse con los bajos costos de la tierra y los altos precios de los alimentos, donde haya tierras fértiles disponibles, como en Ucrania, China, Rusia, Nigeria, Argentina, Brasil y Kazajstán. Entre los especuladores de tierras, ávidos de dinero, figuran nombres conocidos como Goldman Sachs, Morgan Stanley, BlackRock y Louis Dreyfus, aunque hay muchos más. Y están recibiendo ayuda de organismos como el Banco Mundial, su Corporación Financiera Internacional y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, que presionan a los países elegidos para que cambien su legislación y hagan posible que los extranjeros accedan a la propiedad de la tierra.
Mientras los líderes políticos y los organismos de Naciones Unidas intentan "manejar" los posibles efectos nocivos, las organizaciones campesinas, los partidos de oposición, los grupos de derechos humanos y otros, cuestionan y resisten esos negocios. Pero se necesita hacer mucho más para detener ese remate masivo de las bases mismas de la soberanía alimentaria. http://www.grain.org/briefings/?id=214
http://www.grain.org/m/?id=216