Los árboles transgénicos: la amenaza busca argumentos nuevos


El crecimiento acelerado del área plantada con monocultivos de árboles en varios países latinoamericanos, para abastecer con materia prima a las fábricas de pasta de celulosa de la región, busca satisfacer las demandas de la industria del papel y de la prominente industria mundial de los agrocombustibles. Cada vez son más las voces de estos sectores productivos que promueven el desarrollo y las plantaciones de árboles transgénicos, para aumentar las materias primas. Actualmente subyace la amenaza de las empresas de que para producir más pasta de celulosa, y así más papel y agrocombustibles, es necesario usar árboles transgénicos, alerta la investigadora Silvia Ribeiro, del Grupo ETC. Ribeiro destaca que el consumo global de papel por cabeza en 1961 era de 25 kilogramos y que en 2005 había saltado a 54 kilos, según cifras del ambientalista y escritor Chris Lang y del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales. No obstante, mientras los países industrializados del norte consumen 125 kilos por persona en promedio, en los países del sur apenas se llega a 20 kilos, destaca la investigadora. El propio Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales alertó a mediados de 2007 que la expansión de los monocultivos de árboles está teniendo fuertes impactos sobre la diversidad animal y vegetal, en particular, aunque no exclusivamente, en los países tropicales ricos en biodiversidad. “A pesar de ello, los organismos oficiales siguen definiéndolos como 'bosques', dándoles así una imagen positiva”, se lamentó el grupo ambientalista. Varias organizaciones latinoamericanas de la federación Amigos de la Tierra Internacional han advertido que el proceso de implantación de los monocultivos de eucaliptos y pinos está llevando a un aumento de la concentración y extranjerización de la tierra en la región, al tiempo que los pequeños productores que buscan subsistir ven cómo los árboles secan sus pozos de agua. La introducción de los árboles transgénicos da una vuelta de tuerca más a este modelo agroexportador.
Los árboles transgénicos vuelven a la carga
En 2006, durante la COP 8 del Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas, celebrada en Curitiba, Brasil, se recomendó a las partes “adoptar enfoques de precaución al tratar la cuestión de los árboles genéticamente modificados”. Sin embargo, con eso no fue suficiente. El 19 de febrero de 2008 un gran número de organizaciones de la sociedad civil enviaron una carta abierta a los miembros del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico de la Convención sobre Diversidad Biológica, que estaba reunido en Roma, en la que expresaron su “profunda preocupación” sobre la manipulación genética de árboles. Firmaron el documento cerca de 140 organizaciones de países donde se están realizando investigaciones, o ya se han realizado, en materia de manipulación genética de árboles. Las entidades sociales, conocedoras de los impactos de los monocultivos forestales, manifestaron su preocupación por considerar que las manipulaciones que se están realizando en los árboles aumentarían las consecuencias sobre el medio ambiente. Es que las modificaciones genéticas buscan el crecimiento más rápido de los árboles, la resistencia a las bajas temperaturas y a los herbicidas, el mayor contenido de celulosa, entre otras cosas que implicarían más impactos a la biodiversidad. Las organizaciones firmantes recordaron al Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico la recomendación de la COP 8 de adoptar enfoques de precaución al tratar cuestiones de árboles transgénicos. Al final, le pidieron expresamente “que prohíba definitivamente los árboles genéticamente manipulados (incluyendo los ensayos de campo) debido a los graves riesgos que ello implica para la diversidad biológica de nuestro planeta”.

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