Nuevo hallazgo paleontológico en San Pedro



El Grupo Conservacionista de Fósiles del Museo Paleontológico de San Pedro descubrió en proximidades de esa ciudad bonaerense una pelvis prehistórica perteneciente a un "macrauchenia patachonica", un mamífero autóctono de la llanura pampeana, de talla y aspecto similares a los de un camello.




El hallazgo se produjo cuando uno de los participantes de las tareas de búsqueda e investigación del grupo, advirtió un pequeño fragmento de hueso fosilizado que afloraba de los sedimentos del antiguo lecho de río que hace miles de años corrió por Campo Spósito, en la zona llamada "Bajo del Tala", a 8 kilómetros de San Pedro.

Tras despejar el entorno de la gramilla y las piedras que lo cubrían, los integrantes del grupo comenzaron la extracción.
Pacientemente liberaron el fósil de la tierra que lo cubría y comprobaron con asombro que la pequeña pista correspondía una pelvis de gran tamaño, que superaba los 70 cm de ancho con algo más de 50 cm de altura.
Una posterior y minuciosa revisión de la pieza, reveló numerosas fracturas producidas por la erosión sufrida durante su fosilización.
Debido a la fragilidad que presentaba, los especialistas recurrieron a la técnica de enyesado, que consiste en recubrir el fósil con mallas de algodón embebidas en yeso líquido que al solidificarse forman una dura coraza que permite transportar el material hasta el lugar de restauración.
Luego trasladaron la pieza al Museo Paleontológico "Fray Manuel de Torres", donde se le realizó el sellado de grietas, reparación de fracturas y el endurecimiento general con masilla plástica.
Allí se efectuaron también las comparaciones y análisis del fósil para establecer a qué tipo de animal había pertenecido el gran hueso.
El equipo orientó la búsqueda hacia el macrauchenia patachonica, un mamífero autóctono de la llanura pampeana que no dejó descendencia cuando desapareció a principios del Holoceno.
La especie pertenece al Orden Litopterna ("tobillos simples"), denominado así porque a su descubridor le parecieron más sencillos que los de los caballos con los que los comparó.
El macrauchenia patachonica poseía un cráneo que, por la posición de las fosas nasales, tenía una pequeña trompa o prolongación muscular que le habría permitido aferrar los pastos de los que se alimentaba.
Habitó en espacios abiertos, con vegetación de sabana y sus patas poseían tres dedos en cada pie al igual que los tapires actuales.
Tenía el cuello alargado y el tamaño de los huesos de su esqueleto revela que era más robusto y corpulento que un caballo.
Los últimos ejemplares de esta curiosa especie se extinguieron tiempo después que el hombre comenzara a poblar el sur del continente americano.
Esta mezcla de camello, caballo y tapir fue uno de los géneros de mamíferos más curioso y característico que habitó la región en los últimos dos millones de años  (
www.diarioregistrado.com/)

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Hallaron una bacteria de 65 millones de años en Neuquén


La descubrió un equipo de científicos a 60 kilómetros de Chos Malal

NEUQUÉN.- Un equipo de científicos del Conicet encontró cerca de Chos Malal una de las formas de vida más antiguas del planeta. Son los llamados estromatolitos, estructuras laminadas en que la materia orgánica se une a minerales, generalmente carbonato de calcio; están adheridas al sustrato, y son producto de la actividad metabólica de microorganismos, principalmente cianobacterias. Éstas fueron responsables de aportar oxígeno a la atmósfera a través del proceso de fotosíntesis, y así posibilitaron el desarrollo de otras formas de vida.

Los estromatolitos hallados en Neuquén, de 65 millones de años de antigüedad, tienen como particularidad filamentos de algas fosilizadas que pudieron ser vistos al microscopio electrónico. Entrampadas en estos estromatolitos también hay nanobacterias.

La doctora Beatriz Aguirre-Urreta, profesora en el Departamento de Ciencias Geológicas e investigadora del Conicet, explicó que "los encontramos cerca de Pichaihue, a unos 60 kilómetros al sudoeste de Chos Malal". Así lo consignó ayer "La Nación" on-line con una nota que está reproducida en la página web de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

"Río Negro" intentó dialogar con la especialista, pero en su oficina se informó que se encuentra realizando tareas de campo en una zona sin señal de celular.

En las declaraciones que reproduce el diario porteño, agregó que "son estructuras orgánico-sedimentarias producto de la acción de microorganismos o algas filamentosas que ayudan a la precipitación de carbonato de calcio y constituyen las primeras evidencias de vida sobre la Tierra".a

Algunos resultados del trabajo fueron publicados en el sitio especializado Gondwana Research, junto con Maximiliano Naipauer, Pablo Pazos, Eduardo Ottone, Mark Fanning, Víctor Ramos y Maísa Tunik, investigadora del Conicet y profesora de la Universidad Nacional de Río Negro.

Los estromatolitos eran muy abundantes en tiempos remotos, pero, cuando surgieron formas de vida más complejas, su presencia disminuyó. (AN).

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