Carmen de Patagones parece el Sahara






EL DOBLE DISCURSO EN EL REINO DE LA ESQUIZOFRENIA






Los distintos medios nacionales, tanto gráficos como audiovisuales, mostraban ayer una imagen de ciencia ficción. Carmen de Patagones, al sur de la provincia de Buenos Aires, parecía en esas imágenes un apéndice del desierto del Sahara. La secuencia sería la misma en cualquiera de los puntos del país –que son varios- que hoy sufren un intenso problema de sequía. El país se marchita. El agua desaparece y la culpa la tienen los habitantes, dicen desde “arriba”. No hay líquido ni para los presos. ¿Qué pasó con el agua de la Argentina?. No está, pero que la hay, la hay. Una vez más, la esquizofrenia nos agobia. Mientras los políticos ven otra vez otro país; el real, el de la calle, el de los campos, el de los pueblos, sufre.

En el país de la esquizofrenia el que manda es el doble discurso. El gobernador de Chubut y autoproclamado candidato presidencial, Mario Das Neves, dijo que el agua "es un recurso estratégico cuyo manejo nos concierne a todos, como un asunto de seguridad nacional". No se olvidó de recomendar cuidar el agua "gota a gota" porque, dijo, "cada una que se desperdicia puede representar una vida menos". Lo dijo al dejar inaugurado el Congreso Nacional del Agua que se realiza en la ciudad de Trelew. Es el mismo gobernador que está impulsando el desarrollo minero en la zona cordillerana ante la resistencia creciente de los grupos ambientalistas. Chubut es una provincia donde la actividad está prohibida, pero el mandatario provincial quiere terminar con esa situación. Mientras pide el sacrificio responsable de la sociedad, Das Neves promueve una actividad que necesita miles de litros diarios de agua para funcionar, agua que devuelve en gran parte contaminada a los cursos fluviales.

A nivel nacional la situación no difiere. El discurso es bicéfalo. Por un lado se hacen sesudos diagnósticos sobre un futuro terrible y por otro se le da curso a empresas extractivas. Los que tienen que apechugar son los pueblos. En la llamada “guerra del campo” uno de los argumentos era que no se podía vender toda la carne fuera del país sin antes no satisfacer el consumo interno. Todos deberíamos comer, el resto se vende, fue al orden de la presidencia de la Nación. Con el agua no pasa lo mismo.

Ahí el orden se revierte. Primero las empresas, después la gente. Mientras poblaciones enteras son obligadas a irse de sus lugares al no tener agua para la pequeña agricultura y la ganadería, las grandes empresas mineras se llevan miles de litros de agua.

Los ejemplos son varios. En Salta, el gobierno pidió a la población de La Puna y La Quebrada que cuiden el recurso escaso. En esa zona se encuentran la Mina Aguilar –causante de la contaminación de los Ríos Casa Grande, Yacoraite y Río Grande;  y la ex –Mina Pan de Azúcar, que contaminó el Río Cincel que desemboca en la Laguna de Pozuelos, según una denuncia de los Vecinos Autoconvocados de Tilcara.

“Queremos advertir sobre los graves impactos ambientales y sociales aparejados por los descomunales consumos mineros en una región árida o desértica, como la Puna y la Quebrada, donde el agua dulce es escasa y no puede recuperarse. El agotamiento de fuentes asociadas a las minas a cielo abierto inevitablemente reduce el nivel local y regional del agua. La desviación de estas aguas de las que dependen fundamentalmente las poblaciones y la fauna de la región son la causa de una verdadera competencia con otros sectores de la sociedad”, denunciaron.

El yacimiento de oro de Santa Cruz, Cerro Vanguardia, tiene una demanda mensual de agua que oscila entre los 90 y 110 mil metros cúbicos por mes, utilizada para el proceso de explotación minera. Río Gallegos, según datos oficiales recabados en SPSE (Servicios Públicos Sociedad del Estado) demanda alrededor de 36.000 metros cúbicos a lo largo del mes. Alrededor: desierto.

Minera Alumbrera Limited opera desde 1997 en Catamarca. Consume 4 millones de litros de agua por hora, es decir más de 65.000 litros de agua por minuto. La población de la provincia sufre los efectos de la sequía. El doble discurso es el que vuelve esquizofrénico al país, no al revés.

medioymedio.com

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EL INTA AFIRMA QUE LA ZONA YA TIENE LAS MISMAS CARACTERÍSTICAS QUE EL DESIERTO AFRICANO
Carmen de Patagones parece el Sahara
La sequía, los fuertes vientos y las tormentas de arena provocadas por el fenómeno del Niño dispararon en la localidad del sur bonaerense un proceso de desertificación de la zona rural. La NASA dio cuenta de la catástrofe natural en una de sus webs.


Gonzalo Sánchez

La sequía que afecta a buena parte del país, pero sobre todo al sur de la provincia de Buenos Aires, no se precipitó por sorpresa. Se trata de un fenómeno que viene sucediendo en silencio y sin interrupciones desde hace por lo menos cinco años y que en los últimos cuatro meses ingresó en una fase de catástrofe natural –y por lo tanto en los medios informativos–. La foto que acompaña esta nota no se tomó esta semana, sino a principios de año, cuando el clima ya había modificado el aspecto tradicional del campo en las afueras de Carmen de Patagones para convertirlo en otra cosa: en un desierto cálido y polvoroso parecido al Sahara, con fuertes vientos y tormentas de arena –producto de la erosión de los suelos– a cada momento.

Así lo explican los técnicos del INTA –“es igual al Sahara”, dicen– que siguieron el caso en soledad. La imagen es parte de un trabajo realizado por los ingenieros de la estación experimental Ascabusi, sobre la ruta nacional 3. Fue hecha con tecnología provista por la NASA y habla por sí sola. Donde había suelos tiernos y nutridos, debido a un proceso de degradación disparado por el mal uso de los suelos y las alteraciones climáticas del fenómeno del Niño, ahora hay arena. Médanos que lo cubren todo y que convierten a alambrados, yuyos y guardaganados en los objetos decorativos de un paraje fantasma.

“Detectamos que se produjeron focos de erosión en el suelo –dice Alberto Perlo, titular del INTA Ascabusi– y que los fuertes vientos, de hasta 70 kilómetros por hora, permitieron la acumulación de arena. Ahora toda esa área es una zona de médanos que parece el desierto”. Perlo no es optimista. “Esto va a seguir porque no llueve –explica–. A comienzos de los años 60 hubo una sequía muy grave, pero puede decirse que ésta la ha superado”.

Los productores agropecuarios hablan con resignación y asumen que contra los caprichos del clima no se puede hacer demasiado. El ingeniero agrónomo Gerardo Salvatori indaga en las razones de la catástrofe ambiental. “Llovió menos de la mitad de lo que llueve históricamente y los fuertes vientos hicieron que todo se seque más rápido”, dice, y se pregunta. “¿Qué vamos a hacer cuando vuelva la bonanza? ¿Vamos a seguir como si nada hubiera ocurrido o esperaremos hasta la próxima?”.

Perlo agrega: “El fenómeno de la sequía por sí solo no es tan grave, pero se complica cuando se combina con los vientos, que producen focos de erosión eólica. La sobreexplotación de los suelos también tiene que ver con esto. Como cada vez hay menos suelo bueno, cada vez se explota más”.

El resultado –dice– está a la vista: una sequía que lleva cinco años. “La NASA ha publicado esas tomas en una página web dedicada a daños graves en el ecosistema. La situación es muy grave”, concluye, y ruega por la lluvia, que aún no vislumbra. Esta semana, mientras tanto, comienza en la ciudad de Trelew un congreso nacional sobre agua, con especialistas mundiales.

criticadigital.com

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