España: No aprendimos la lección del desastre de Aznalcóllar
Ecologistas en Acción recuerda en el 13 aniversario del desastre provocado por la multinacional Boliden en Minas de Aznalcóllar que la insostenibilidad ambiental de la minería a cielo abierto, principal lección de lo ocurrido, no ha sido asumida y se han seguido autorizando minas a cielo abierto como Cobre Las Cruces a escasos kilómetros de Aznalcóllar.
Se han cumplido esta semana 13 años de la catástrofe anunciada del vertido de Boliden y la Mina de Aznalcóllar sigue generando episodios de contaminación de las aguas superficiales y subterráneas de difícil solución ya que son inherentes al sistema de minería a cielo abierto, agravado porque la corta minera atraviesa un acuífero, al igual que en la vecina Cobre las Cruces. El impacto ecológico generado por la rotura de la balsa de la mina de Aznalcóllar no tiene fin, a la corta minera no han dejado de echarse residuos tóxicos en estos 13 años. Tras el vertido y por razones de urgencia se decidió usar la corta de Aznalcóllar como depósito de los lodos contaminados esparcidos por la cuenca del Guadiamar. Se ha venido utilizando como vertedero de los residuos más peligrosos acumulados por Boliden en el entorno de la Mina, en buena parte procedentes del polo químico de Huelva, provocando la subida del nivel de agua envenenada en la corta y poniendo en peligro el acuífero que la atraviesa. Tampoco remite el peligro de contaminación de aguas superficiales que se produce debido a que la acumulación de de miles de toneladas de residuos expuestos a la intemperie, generan por lixiviación y erosión, grandes cantidades de aguas contaminadas que en años lluviosos como los dos últimos, desbordan las zanjas perimetrales y acaban contaminando los arroyos de la zona que llegan al Guadiamar y a Doñana, provocando episodios de mortandad en peces. Es esta una de las razones por las que el plan Doñana 2005 sigue inconcluso y una de las demandas que Ecologistas en Acción presentará en breve a la UNESCO a través de un informe que recopila los reiterados episodios de contaminación provocados en el área minera. Se exige un adecuado modelo de restauración y descontaminación de aguas y suelos que evite la afección sobre la marisma del Parque Nacional. Los costes de minimizar todo este desastre correrá a cargo de la administración para siempre ya que la multinacional que lo provocó está en paradero desconocido y no ha pagado un euro de lo que lleva costado remediar a duras penas el desastre. No se asegura que esto mismo ocurra con la vecina Cobre las Cruces cuando la rentabilidad del proyecto baje y sea más rentable buscar nuevos yacimientos que tener que restaurar uno ya agotado. En el mejor de los casos será la administración la que se encargue de por vida de mantener una restauración deficiente que básicamente va a consistir en echar una capita de arcilla a las montañas de escorias altamente tóxicas que va dejando la actividad minera. Para Ecologistas en Acción ha sido un desatino monumental caer de nuevo en la trampa de la minería a cielo abierto y los hechos nos dan la razón, el acuífero se ha contaminado, se ha extraído mucha más agua de la autorizada y se han generado vertidos a los arroyos colindantes. El actual proyecto de la Mina Las Cruces nada tiene que ver con el original y desde la administración se han autorizado cambios inaceptables debido a una estrategia de hechos consumados que no se le aceptaría a un ciudadano particular. Ecologistas en Acción demanda que aprendamos algo de lo ocurrido en Aznalcóllar y al menos se le exija a la multinacional canadiense propietaria de la mina cambios en el plan de restauración, en primer lugar asegurando el cobro de una fianza acorde al coste real en caso de que la empresa no la realice y después asegurando que el plan de restauración resulte definitivo, es decir, que no sea necesario su mantenimiento en el tiempo, para lo cual se precisa exigir que todo el material extraído vuelva a la corta previo sellado del acuífero. Más costoso sí, pero al menos parte de los inmensos réditos de la mina servirían para asegurar que los problemas actuales de Aznalcóllar no se repiten en las Cruces, generando puestos de trabajo más allá de la fase de explotación minera. Visto lo visto, el desastre de Aznalcóllar ni siquiera ha servido para evitar que algo tan terrible pueda volver a repetirse.
Autor: Ecologistas en Acción