Estados Unidos: el impresionante Gran Cañón bajo la amenaza de las minas de uranio
Un informe elaborado por el Pew Environment Group pone en evidencia el peligro que corren muchos parques nacionales en Estados Unidos debido a la explotación de oro y uranio. Entre ellos, el impresionante Gran Cañón, cavado pacientemente por el Río Colorado a lo largo de 446 kilómetros en las áridas tierras del estado de Arizona. En la lista de parajes amenazados por la minería, titulada Diez Tesoros en juego: nuevos reclamos y viejas leyes ponen a parques y bosques en riesgo, también están el parque Yosemite y el volcán del Monte Santa Helena.
Entre las viejas leyes a las que hace referencia el informe, está la ley 1872 que permite a las compañías mineras acceso libre a casi un millón y medio de kilómetros cuadrados de tierra pública. Cómo si ello no fuese suficiente, les permite también extraer de tierras públicas aproximadamente mil millones de dólares anuales en oro y otros metales, sin pagar regalías, todo esto pese a que la minería ha sido identificada como la industria más contaminante del país.
Para elaborar la lista, Pew Environment ha usado información federal para elaborar un mapa de las participaciones reivindicadas alrededor de diez parques nacionales, áreas de estudio silvestre lugares de importancia cultural e histórica. En el caso del Gran Cañón, más de ocho mil participaciones han sido reivindicadas en áreas boscosas y otras tierras públicas adyacentes al Gran Cañón desde 2004. Ken Salazar, ministro del interior de Estados Unidos, ha iniciado un proceso para retirar de esta concesión unos 4 mil kilómetros cuadrados de tierras públicas alrededor del Gran Cañón, que están amenazadas por la actividad minera de uranio. El gobierno ha presentado cuatro alternativas que van desde la ya comentada hasta la protección de tan sólo mil kilómetros, e incluso la posibilidad de que nuevas explotaciones mineras sean retomadas alrededor del parque. La decisión final será tomada este verano.
Vía | www.pewenvironment.org
Fotografía | Just Mark
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LOS FRANCESES QUIEREN PERO NO QUIEREN
El 57 por ciento de los franceses son partidarios de dejar de usar la energía nuclear, aunque el 72 por ciento no están dispuestos a aceptar que aumente el precio de la electricidad por renunciar a las centrales atómicas, según una encuesta publicada este miércoles. Típicamente francés donde la opinión es un ni. El 37 por ciento de los encuestados dijo ser "más bien favorable" a la idea de que Francia deje de producir electricidad a partir de las plantas nucleares, mientras que un 20 por ciento afirmó estar "claramente a favor". Un 42 por ciento mostró su oposición.
El sondeo, elaborado por OpinionWay para el diario 'L'Express' y la consultora SIA Conseil, muestra que la opinión de los franceses, que tradicionalmente han sido partidarios de la energía atómica por la independencia energética que ofrece, ha cambiado a raíz de la crisis nuclear provocada en Japón por el terremoto y el posterior tsunami el pasado 11 de marzo.
El director general de SIA Conseil, Matthieu Courtecuisse, ha afirmado que los daños sufridos por la central nuclear Fukushima-1, que ha estado emitiendo radiación, "han tenido un impacto emocional innegable" sobre la población francesa. La encuesta se realizó a 1.035 personas mayores de 18 años entre los días 30 y 31 del pasado mes de marzo.
El 80 por ciento de la energía eléctrica que consumen los franceses procede de plantas atómicas y por ella pagan un 30 por ciento menos que la media de los países europeos.
La gran mayoría de los entrevistados (el 72 por ciento) no estaría dispuesta a aceptar una subida del precio de la electricidad en el caso de que Francia renunciase a la energía nuclear. Esta valoración predomina incluso entre quienes quieren que se cierren las centrales.
El Gobierno del presidente Nicolas Sakorzy se mantiene firme en su postura a favor de la energía nuclear y está intentando impedir nuevas subidas del precio de la electricidad, el gas y el petróleo.
Por otro lado, el sondeo revela que los franceses sí estarían dispuestos a hacer un esfuerzo para que en el consumo de energía se tengan en cuenta criterios ecológicos. Así, el 37 por ciento aceptaría pagar el doble por la electricidad que consume si se produjera de una manera más respetuosa con el medio ambiente.
Según Courtecuisse, el clima de opinión creado por la crisis de Fukushima-1 ha hecho "que los franceses ya no razonen sólo en función de su poder adquisitivo, sino también a partir del miedo que sienten". "Lo que hay que saber es si este miedo es estructural o si dentro de unas semanas habrá desaparecido".
Fuente: medioymedio.com