España/Incendios forestales en invierno: previsión cero + codicia desmedida


“Como no alcanzó con la elevadísima cifra de incendios que este verano azotó al país, tocó otra vez que se queme el monte. El norte de la península ardió sin control durante varios días y hoy se especula acerca del porqué suceden estas cosas. Como siempre, tras los hechos, que en previsión y leyes de protección seguimos aplazando.

Los hechos El 22 de diciembre se desató el primero de los incidentes en el Principado de Asturias, a partir de allí surgieron hasta 200 focos que se extendieron por Galicia, San Sebastián, Cantabria y unos cuantos en Navarra. En fin, que el norte fue un infierno durante unos cuantos días. Se quemaron cientos de hectáreas de monte cerrado, en zonas de difícil acceso y de altísimo valor ecológico. En Cantabria llegaron a haber más de 80 focos simultáneos y el viento que soplaba con rachas que superaban los 100 km/h, no era el mejor aliado de quienes luchaban denodadamente para extinguir las llamas. Pero esta vez no solamente se perdió la riqueza forestal, sino que un bombero pereció tratando de combatir las llamas y una vida humana no tiene precio, por lo que el costo de estos siniestros esta vez es más que incalculable.
 
Las causas 
Si bien es cierto que las circunstancias climatológicas eran muy particulares, dado que para ser diciembre las temperaturas eran muy altas, durante el otoño, especialmente en el mes de Noviembre no hubo lluvias importantes y estos parajes se encontraban muy secos, la falta de previsión y la negligencia son los factores principales que explican la magnitud de los siniestros. Los recortes que practicó el gobierno de Rajoy repercutieron de manera funesta en la gestión de los parques, montes y parajes susceptibles de ser pasto de las llamas, ya que no se los controló de la manera adecuada, quitando los matorrales secos y limpiando las bases de los grandes árboles. Todos estos elementos, sumados a la acción del hombre en el monte hacen que estos terrenos, que son víctimas del abandono por falta de presupuesto, ardan como la yesca a la más mínima oportunidad. Pero la causa principal es la quema de bosque para conseguir ganar terrenos con fines ganaderos, eso lo sabe cualquiera que viva en el Norte del país. Este tipo de prácticas es muy frecuente y si no se hace bajo los controles pertinentes, sucede lo que sucede. Y estamos ante un círculo vicioso: por un lado no se previene porque no hay dinero para ello y por otro la UE da subvenciones para tierras calificadas como “pastables” por intermedio del PAC (Política Agraria Común), pero únicamente se consideran así los terrenos que han ardido previamente, los que tras su recuperación se destinarán al pastoreo con dinero que viene desde Europa. 
¿Fiebre de negligencia? 
Según la Ley, un incendio es provocado de forma negligente cuando quien lo ocasiona no tenía intención de hacerlo, sino que por diversas circunstancias, un pequeño foco “se le va de las manos” y se transforma en una tragedia forestal. Pero lo que no le “cierra” a la gente es que haya habido TANTOS negligentes juntos en una misma zona y a un mismo tiempo. Las coincidencias de este tipo despiertan susceptibilidades, porque los españoles no son tontos y saben sumar dos mas dos, digan lo que digan las autoridades y nadie se cree que el norte de España haya padecido un súbito brote de “fiebre de negligencia “. Esto recuerda a lo sucedido en verano, cuando los terrenos que se quemaron “casualmente” eran en sitios que les venían “de perlas” a unos cuantos especuladores, para adherirse a la nueva Ley de Montes y recalificar las áreas para poder urbanizarlas. Esta vez no se apunta a la construcción sino a conseguir que las zonas incendiadas terminen siendo campos de pasturas que explotarán determinado número de ganaderos y que se habrán robado a las áreas Naturales y a los montes protegidos, por que lo que se quema pasa a ser prácticamente “tierra de nadie”. 
Una reflexión final 
Parece mentira que no se aprenda de los errores y que año a año se siga cayendo en las mismas barbaridades. Tras los incendios forestales, sean por las causas que sean, salvo los bomberos, que suelen decir las cosas como son, las autoridades se limitan a echarse las manos a la cabeza y a buscar alguna justificación a su desidia. Y la desidia no es solamente por falta de cuidados o por carencia absoluta de previsión, sino porque ellos también son cómplices de quienes arrasan los parajes naturales para beneficio propio, cuando decretan leyes como la de Montes. Cuando se gobierna, se debería hacer pensando en el bien de la mayoría de los españoles, pero este tipo de Leyes en vez de amparar los bienes de todos los ciudadanos y bregar por la protección de las áreas protegidas o susceptibles de incendios, lo único que hace es darle cobertura legal a un puñado de insensatos a quienes en esta ocasión se les fue la mano y su codicia le costó la vida a un compatriota, que cayó en acto de servicio tratando de salvar lo que es de todos.


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