Huella de carbono de Isla de Pascua triplica el per cápita de Chile



La cifra nacional es de 4,4 toneladas de CO2, mientras que en la Isla alcanza los 12,2.

Gran Bretaña y la Isla de Pascua han tenido una relación estrecha durante muchos años: James Cook, el tercer explorador que llegó al lugar era de origen británico, así como el primer moai sacado de la Isla se encuentra ahora en territorio inglés.
Por algo el 10% de los turistas que llegan cada año es de aquel país, lo que motivó a la embajada británica a patrocinar el primer estudio de la huella de carbono del ombligo del mundo, realizado por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la UC, con la venia de la municipalidad de lugar.
Un estudio que tomó cuatro meses en recolectar datos y que fue presentado ayer en la Embajada Británica, dando cuenta de la primera medición de la huella de carbono en territorio hecha en Chile, la cual dejó bien en claro que los isleños deben cambiar algunos hábitos, para asegurarse un buen pasar en los años que vienen.
El golpe turístico
Hace 10 años, el interés por conocer la Isla de Pascua comenzaba a asomarse. En ese entonces, sus 3.791 habitantes debían recibir tres vuelos a la semana con turistas, que en esa época eran más de 17 mil año año.
Para el 2010, a la fecha del estudio, no sólo había mil habitantes más en la isla, sino que los vuelos por semana se elevaron a 12, aumentando también el número de turistas a 46.886.
Este aumento en el tráfico aéreo se ve claramente reflejado en la huella de carbono de la Isla, siendo sólo éste el responsable del 46% de las 59.448 toneladas de CO2 (equivalente) que se lanzan a la atmósfera cada año desde ese lugar, según lo rastreado por el estudio.
De hecho, si se consideran sólo las emisiones locales, es decir, las producidas por los habitantes de la Isla por su transporte, generación eléctrica, ganado y basura, el promedio de emisiones es de 4,4 toneladas de CO2, el mismo que el promedio nacional, según Conama (2006). Pero al agregar los factores externos, las emisiones se elevan a 12,2 toneladas.
Jonathan Barton, miembro del equipo investigador del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la UC, explica que la idea de este estudio es ayudar a la comunidad de la isla para determinar qué factores son los más importantes para mitigar. "La huella de carbono ya no va a disminuir, pero sí se puede controlar la curva con la cual va a crecer y para eso se necesitan medidas de mitigación", dice Barton.
En las emisiones externas, el experto señala que las líneas aéreas deberían incorporar en la venta de pasajes un valor extra que vaya en favor de obras de mitigación de CO2 en la la isla.
Y en el mercado interno, la utilización de métodos eléctircos autosustentables, como la instalación de colectores solares y paneles fotovoltaicos. "Es importante que la Isla logre depender cada vez menos de los combustibles fósiles, ya que además del beneficio económico reducirá la huella de carbono dejada por los barcos que traen el combustioble del continete", explicó Solange Rencoret, también parte del equipo de la UC que realizó la medición.
Otro de los aspectos relevantes de esta primera medición de la huella de carbono terrestre es la creación de un modelo de análisis de datos hecho para los terrenos insulares que buscará ser replicado en otras partes.
Por ello, el equipo de expertos ya se adjudicó un Fondecyt, para realizar un experimento similar en Chiloé, que también podrán contar con información valiosa para adoptar sus próximas poíticas públicas.

Fuente: La Tercera. 

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