Denuncian que los tratados Internacionales de patentes atentan contra la producción de vacuna A/H1N1




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Así lo manifestó el ministro de salud de la Argentina, Juan Luis Manzur, al referirse a la solicitud de la Presidenta Cristina Kirchner de liberar las patentes de las vacunas contra la gripe A/H1N1.
“Si no podemos producir la vacuna vamos a estar en una situación en la cual habrá un grupo muy reducido de laboratorios y empresas que tendrán la posibilidad de desarrollarla, pero su capacidad productiva es limitada, con lo cual, lo que se produzca va a ser acaparado por los países que tienen mayor poder económico”, expresó Manzur.
En cuanto a la propuesta argentina en el Mercosur dijo: “Lo que planteamos es que ante una situación atípica como es una pandemia, con la presencia del virus en 172 países del mundo, es necesario lograr una flexibilidad en lo que es la transferencia de tecnología y el registro de patentes para que estas tecnologías sean accesibles a los países que puedan producir la vacuna”.
Si bien el tema de la suspensión de patentes no pertenece a la órbita de la OMS sino a la de la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Argentina podría presentar una causa ante este organismo del comercio global y solicitar la suspensión de las patentes de las vacunas y de los antivirales invocando la emergencia sanitaria también para medicamento oseltamivir.
Esta flexibilidad denominada “Licencia obligatoria” y contemplada tanto en los acuerdos sobre los ADPIC y en las leyes de patentes nacionales, solo fue utilizado en Latinoamérica por Brasil para el caso del medicamento Efavirenz, un anti HIV/SIDA.
Para el Ministro de salud argentino: “una alerta de grado seis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con países como Australia donde las autoridades estiman que habrá unos 6.000 muertos, o cuando las autoridades españolas estiman en 8.000 el posible número de víctimas, no deja otra alternativa que aceptar que estamos ante una situación inédita y la industria farmacéutica también lo tiene que entender”.
En Argentina, la ley de patentes se ha modificado en la década de los 90, para cumplir con los acuerdos de marcas y patentes administrados por la OMPI/OMC a partir de los cuales se permitió el patentamiento de medicamentos para consumo humano.
El mecanismo de flexibilidad nunca fue utilizado por presiones de los Laboratorios transnacionales norteamericanos y del propio gobierno de Estados Unidos, quien por medio de su embajador,  actuaba como principal lobbista de los fabricantes e importadores de fármacos.
El último caso conflictivo entre laboratorios y el ministerio de salud fue la didanosina, un antirretroviral cuya patente fue otorgada por la oficina argentina (INPI), pero que había caducado en todo el mundo (pero fue re-patentado) y era de libre uso para el resto de los laboratorios.
Este caso perjudicó a un laboratorio nacional y fue festejado por la Cámara de Especialidades Medicinales (CAEME), que nuclea a los monopolios extranjeros y está integrada por los laboratorios Abbott, Alcon, AstraSéneca, Bayer, Bristol-Myers-Squibb, Lilly. Merk, Novartis, Pfizer, Schering, entre otros, y conforman uno de los lobbies más poderosos del mundo, maximizando sus ganancias en detrimento de la salud de millones e impidiendo el acceso a medicamentos a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Fuente: http://www.rebelion.org/

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