Patentando y alterando el espiritu que nos alimenta: La nueva ley en Chile






En 1995 tuve el placer de conocer a la Sra Vandana Shiva, lider mundial en la preservacion del patrimonio biológico de la humanidad. Ciudadana Indu, ingeniero, madre y luchadora incansable por los derechos humanos de acceso a los productos agriculturales. Teniendo una cultura desarrollada hace miles de años, expresada no solo en la filosofia y la matemática si no también en la medicina natural; la India se transformó en punto de ataque para empresas de drogas  Occidentales que estudiaron y patentaron productos naturales pertenecientes a la riqueza cultural medica hindú, y con esa "legalización" dejaron a millones de personas sin acceso a productos naturales de uso medico por estar prohibido su transporte a granel debido a las patentes de corporaciones extranjeras en India. Este fenomeno y esta ventaja comercial y ganancias  obtenidas por docenas de empresas se usó para otra arremetida monopolista a nivel mundial. El control de la comida de la humanidad; las semillas.

Ya en los años 80 me comence a enterar de la planificación organizada por parte de empresas estadounidenses y europeas con el fin de erradicar las semillas naturales para reemplazarlas por semillas genéticamente alteradas y portadoras de pesticidas para matar a otras semillas de su genero, ¿el fin? Acabar con las semillas naturales e inundar el planeta con semillas patentadas que no se reproducen, lo cual los deja a ellos como dueños del alimento de toda la humanidad. En este nuevo "mercado" Monsanto ha sido la empresa que ha hecho todas las cosas más brutales y monopólicas posibles que sería largo de enumerar. A todo esto Monsanto está construyendo uno de los laboratorios de transgenia más grandes del mundo en la VI region de Chile.

En este contexto se está tramitando una ley sobre la transgenia en Chile y la asociación de agricultores orgánicos está tratando de informar al congreso y a los ciudadanos sobre el tema. Honestamente habiendo tanto poder y acumulación de riqueza en este "negocio" y con las corporaciones más grandes del planeta ya instaldas en Chile no se cuantos de nuestros representantes están ya comprados (cosa que es común tanto en USA como en Europa hoy en día; no es sólo el tercer mundo.)
¿que viene junto a las patentes sobre nuestros alimentos? las patentes sobre el genoma humano, o sea que lo que vaya encontrando la ciencia genética sobre la estructura de los genes humanos también va a pasar a ser no un patrimonio de la humanidad sino propiedad de empresas monopolicas. !Bienvenido al tercer milenio!

Entonces cabe  preguntarse  ¿que puede hacer uno?

Hay opciones de diferente tipo:

• Primero promocionar por todos lo medios a su alcance su rechazo a la instauración de un sitema agricultural transgénico en Chile. Por un tema de salud ciudadana, de costo prohibitivo, y por un tema de seguridad nacional. Un país que no es capaz de producir su propia comida y que no es dueño de su base alimenticia es un pelele y una farsa como estado soberano.
• Segundo consumir productos orgánicos: Comprelos, si le parecen caros produzca su propia huerta, enseñe a sus hijos a comer bien. Va a vivir más y con mejor calidad de vida.
• Tercero involúcrese; ya sea estableciendo una relación y presencia constante en organizaciones ciudadanas en defensa de la ecologia y la agricultura orgánica o "poniéndose" con recursos para crear huertas orgánicas en todas partes; incluyendo en el techo de los edificios como existen en diferentes areas del mundo.
• Finalmente ayude a crear viveros que mantengan semillas no transgénicas para la supervivencia de las cepas y genética natural milenaria.
Los dos articulos adjuntos me fueron enviados por Francisco Valenzuela coordinador de la Asociacion de Agricultores Biodinamicos de Chile, Si tienes interes en sumarte a la defensa de nuestros alimentos comunicate a:

agriculturabiodin@yahoo.com


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NUEVAS FORMAS DE “BIOPIRATERIA”

Tal y como mencionan las revistas inglesas Living Marxism y The New Internationalist, son ya numerosos los ejemplos de esta nueva forma de pillaje del Norte sobre los enormes recursos del Sur (más de la mitad de las especies vegetales y animales crecen en sus selvas tropicales). USA se ha hecho con el gen de una especie silvestre de caña de azúcar resistente a las plagas que crece en Asia y gracias a la cual ha salvado su industria azucarera. El valor comercial de la producción tomatera del Norte se ha visto incrementado en $8 millones anuales gracias a una especie encontrada en Perú, país que en 1993 sólo podía gastar $28 por persona en higiene y salud. La muy productiva cosecha californiana de cebada ($160 millones anuales) es protegida de un virus letal gracias a un gen robado a los etíopes, cuyo PNB es de $100. Compañías farmaceúticas alemanas y estadounidenses andan peleándose por patentar ciertas especies de Kava, ese arbusto sagrado de la cultura polinesia, ya que tiene propiedades curativas interesantes (comercialmente hablando, claro). En 1988, en USA se patentó el primer mamífero, un ratón transgénico llamado "oncorratón" porque en su estructura genética se había incluído un gen de cáncer de mama. En Europa hay hoy 300 solicitudes de patentes sobre animales, en espera de aprobación. 

El material humano también es "patentable". Sabido es que los pueblos indígenas son especialmente vulnerables a la enfermedad, porque sus genes han estado relativamente aislados. Por ello precisamente tienen propiedades de gran "utilidad", de las que el multimillonario proyecto llamado "Diversidad del Genoma Humano" pretende apropiarse.
En 1991 extrajeron células a una india guaymi panameña enferma de leucemia, cuya línea celular fué patentada por el gobierno yanki, legalizando así la utilización comercial de una parte de su cuerpo.
En 1995, USA autorizó otra patente sobre la línea celular de un hagahai de Papúa Nueva Guinea, al comprobar que esta tribu parece inmune a la leucemia y a ciertas enfermedades degenerativas neuronales. Ese mismo año, y con el objeto de producir ciertas vacunas, se extrajo sangre a dos habitantes de las Islas Salomón, sin informales por supuesto del motivo.

Estamos por tanto ante una nueva forma de colonización del Norte sobre el Sur, que ve como los de siempre se enriquecen una vez más con lo no que les pertenece, en este caso
el material genético de sus plantas, sus animales y su propia gente.

Los pueblos más afectados del Pacífico han ideado ya formas de resistencia frente a esta inmoral biopiratería. La Declaración sobre los derechos de propiedad intelectual y cultural de los pueblos indígenas de 1993 y el Tratado por un Pacífico libre de patentes sobre las formas de vida de1995, firmado por numerosos pueblos aborígenes y por organismos como Greenpeace, son los primeros pasos en este sentido. Estamos ante un nuevo frente de lucha contra el capitalismo salvaje en el que sin duda tenemos que tomar parte.

Greenpeace mostró que Monsanto recurrió a prácticas de biopiratería para tratar de controlar importantes fuentes genéticas originarias de la India. No debe haber patentes en semillas, en ninguna parte del mundo. Para garantizar en el futuro la seguridad alimentaria en el mundo es extremadamente importante promover que los granjeros tengan un acceso abierto a las semillas".


Cuando pensamos en patentes se nos viene a la cabeza el motor de inyección, la fórmula de Coca-Cola, la fregona... Pero pocos pensamos en el SIDA, en las plantas de soja o en un ratón enfermo, y no está fuera de lugar. Las patentes se crearon para proteger la propiedad intelectual sobre un invento o creación, pero han evolucionado a medida que las empresas crecían. Ya no sirven sólo para proteger a los inventores; se han convertido en el modo de crear monopolios, de proteger cualquier cosa que tenga aplicación industrial. Por eso son fundamentales para las empresas, que han descubierto que la vida es un bien valioso. Y también muy rentable.
Este año entra en vigor una directiva de la Unión Europea que reconoce las patentes sobre la vida, y hace dos prohibiciones explícitas: la clonación y modificación genética de seres humanos y el uso de embriones humanos para fines industriales. Si hace falta prohibirlo es que es posible y las aplicaciones económicas parecen no tener fin. Las patentes aseguran el futuro de esta nueva industria.
Los motivos para patentar tanto células y genes humanos como semillas vienen a ser los mismos: se cree que los beneficios de la terapia génica serán millonarios en un futuro relativamente cercano. De nuevo las patentes se hacen imprescindibles para que esta nueva industria sea rentable.
El bloqueo es uno de los problemas más importantes. Las empresas patentan un gen en cuanto lo aíslan, aún sin conocer sus aplicaciones. Los científicos tienen que pagar en la medida en que su investigación se va encontrando con material genético patentado. Y si no pueden pagar no investigan. Punto. Las empresas tienen derecho legal para denegar el uso de "sus" genes a quien no pague las licencias. De esa manera controlan los posibles descubrimientos y se reservan en muchos casos derechos sobre su aplicación comercial. Las investigaciones quedan paralizadas hasta que todos los intermediarios se han asegurado su porción del pastel. Es lo que se llama vivir de rentas, versión siglo XXI.
La bioprivatización o biopiratería, es especialmente feroz con los indígenas. Al menos el 80% de la población mundial depende de plantas manejadas por indígenas para atender sus necesidades médicas, y al menos la mitad de los habitantes del planeta usan semillas y productos agrícolas descubiertos por pueblos indígenas. Las industrias del norte -con las farmacéuticas a la cabeza-, se han dedicado a enviar corresponsales a las aldeas indígenas para conseguir conocimientos sobre plantas. Así acceden al uso de las más de 35.000 especies vegetales. Las localizan en esas tierras desconocidas. Para elaborar un medicamento, las empresas centradas en el sector farmacéutico necesitan estudiar diez mil plantas. En cambio, si se cambia el laboratorio por el Amazonas o Papúa Nueva Guinea y se consulta a sus chamanes, se elabora una fármaco por cada dos plantas que se estudian. Se reduce el tiempo, se reduce el gasto -que suele ascender a 230 millones de dólares-, y el producto sale antes porque el trabajo de investigación ya lo han hecho los médicos indígenas durante cientos de años. De esta manera las empresas farmacéuticas facturan casi nueve billones (con "b") de pesetas. Por supuesto, ellos no reciben jamás un duro. Una vez que la planta en cuestión sirve para algo, la empresa la patenta y los indígenas pueden llegar incluso a tener que pagar cantidades astronómicas por consumir algo que hasta hace poco le regalaba la tierra. Es un futuro posible.
No creamos que la manipulación de las semillas para lograr mejores resultados es algo nuevo; lleva haciéndose de forma natural durante cientos de años. El campo ha sido durante siglos el mejor laboratorio. En la tierra los agricultores han experimentado métodos de cultivo y han desarrollado las semillas más adecuadas para obtener el mejor rendimiento en cualquier circunstancia. Así era hasta que llegó la industrialización. Y con ella llegaron las multinacionales. Y en detrás apareció un ejército de científicos criados en las universidades del norte que empezaron a mirar hacia el campo con ojos de tubo de ensayo. ¿Qué se puede hacer para mejorar la producción?
La agricultura biotecnológica se presentó en su día como la varita mágica para solucionar el hambre en el mundo. Sin embargo, es evidente que de momento no sólo no ha conseguido tan noble propósito, sino que además va en camino de arruinar el modo de vida de millones de agricultores en todo el mundo, que se enfrentan a un sistema pensado para los grandes, no para los pequeños. Las multinacionales pelean encarnizadamente por situarse a la cabeza del sector, y asegurarse de cara al nuevo milenio un buen puesto como intermediarios imprescindibles entre el hombre y la tierra. La feroz batalla para hacerse con las patentes de los nuevos descubrimientos es la prueba de que los intereses económicos siguen estando por encima de los intereses humanos. Son muchas ya las voces, tanto de organizaciones como particulares, que piensan que si no somos capaces de establecer una diferencia entre la fórmula de la Coca-Cola y el genoma humano, es muy posible que no estemos preparados para seguir adentrándonos en los secretos de la vida.
El 97% de las variedades de verduras cultivadas al comienzo del siglo XX se han extinguido, y se supone que los Estados son custodios de la Diversidad Biológica, sin embargo los Estados involucrados en esta irreparable pérdida, no han tomado las medidas precautorias que ésta situación requiere, a pesar de haber suscrito el Convenio de Diversidad Biológica y de continuar hablando sobre Bio-seguridad alimentaria. El Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología derivado del Convenio sobre Diversidad Biológica fue ratificado por 140 países, pero no por Chile. Ello obligaría al país a respetar el principio de precaución al tomar decisiones relativas a los OGMs

«los países industrializados controlan el 97% de las patentes del mundo» y muchas de ellas proceden de conocimientos tradicionales que han sido robados a los pueblos.

La medicina occidental se ha basado en drogas sintéticas, con muchos efectos colaterales, y ahora la gente está volviendo a la medicina tradicional. Uno de cada tres norteamericanos recurren a medicina india, china, al yoga... Y es bueno que se expandan esos conocimientos, pero es intolerable que unas compañías se beneficien de ellos en exclusiva porque son herencia de todos y, al patentarlos como propios, prohíben el acceso libre de la humanidad a sus ventajas.

se supone que una patente es algo nuevo, aunque hoy no es así, y aquí hablamos de productos que proceden de la tradición y, por tanto, que no deberían tener derechos de propiedad intelectual, Además, la patente implica un derecho exclusivo que prohíbe a los demás utilizarla, pero nosotros defendemos la herencia común, el derecho al libre cambio, a compartir.

Carolina Fernández
Patentar la vida: derechos de autor
Tomado de la revista Fusión: http://www.revistafusion.com/


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MINUTA A PRESENTAR A LOS PARLAMENTARIOS DE LA COMISION DE AGRICULTURA, SILVICULTURA Y DESARROLLO RURAL DEL CONGRESO, EL MARTES 07 DE JULIO DE 2009 A LAS 15H30

PARA LA CORRECTA INFORMACON DE LOS PARLAMENTARIOS QUE ESTUDIAN EL PROYECTO DE LEY SOBRE LAS PATENTES VEGETALES presentado por el gobierno de Michelle Bachelet.


1. INFORMACION GENERAL, algunos antecedentes y consideraciones sobre las patentes.

La biotecnología entre otras aplicaciones es aquella tecnología que produce los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), más conocidos como productos transgénicos. Esta tecnología es aplicable a la agricultura, la ganadería e incluso a la industria farmacéutica. Su objetivo es obtener derivaciones de las especies naturales e introducirles características que potencien el producto comercialmente.
Los pasos que en materia legislativa se están dando sobre este asunto en Europa Occidental y en EEUU van todos en el peligroso sentido de proteger legalmente a la industria biotecnológica (especialmente a la ingeniería genética y a la clonación), es decir, de declarar legal la patente de cualquiera de las partes o genes de toda planta, animal o ser humano.
Los agricultores de Norteamérica, Brasil y Argentina entre otros, están descubriendo la cara oculta de la “revolución biotecnológica”. Por orden de la autoridad, han tenido que renunciar a la milenaria tradición de guardar semillas para la siguiente siembra. La autoridad se llama Monsanto. Por contrato, se les prohíbe taxativamente reutilizar las semillas patentadas, so pena de multas millonarias.
Los seres humanos compartimos esencialmente los mismos genes. Genes que también se encuentran en otros animales. Nuestra composición genética representa la herencia común de toda la vida en la Tierra. No se puede patentar la nieve, el águila o la gravedad y no se deberían poder patentar tampoco los genes. Se piensa que las patentes promueven la innovación, pero eso es porque la mayoría de las patentes se concede para las invenciones humanas. Los genes no son invenciones humanas, son componentes del mundo natural.
Es necesario distinguir entre un invento, que es susceptible de ser patentado y un descubrimiento, que no lo es. La identificación de secuencias de ADN debe comprenderse dentro de la categoría de los descubrimientos y éstos, como es sabido, no son patentables. En España, la Ley de Patentes establece que sólo son patentables las invenciones (artículo 4), por lo que la identificación de secuencias de ADN no son susceptibles de patente.
1. Un primer argumento alude a la imposibilidad de patentar la vida,- o una secuencia de ADN-, que no es propiamente una invención, sino un descubrimiento, pues las secuencias que se recombinan ya existían en la naturaleza y eran parte de un patrimonio común y heredado. Cualquier persona, puede morir a causa de la patente de un gen que nunca debería haberse registrado. Los seres vivos no son un "invento" humano. La materia biológica se puede aislar y reproducir en un tubo de ensayo con técnicas de biotecnología, pero eso no significa que haya sido inventada en un laboratorio. Es tan absurdo como pretender la concesión de derechos de autor a quien fotocopie una obra literaria, alegando que el proceso de fotocopia constituye una innovación.
2. La diversidad vegetal y animal es un patrimonio colectivo de los pueblos, en particular de las comunidades indígenas y campesinas del Tercer Mundo. Y las patentes sobre plantas y animales equivalen a una abusiva autorización para la apropiación de ese patrimonio colectivo, desposeyendo de sus beneficios presentes y futuros a quienes lo han cuidado y conservado por milenios.
3. Las plantas y los animales, así como los genes y la materia biológica humana, son la base de la innovación en la agricultura y en la medicina, y la concesión de derechos de monopolio (patentes) sobre estos bienes es un atropello contra derechos humanos fundamentales: el derecho a la alimentación, el derecho a la salud y el derecho a la vida sin intervenciones que la alteren.
4. Las patentes de genes se están utilizando en la actualidad para paralizar investigaciones, impedir pruebas médicas y ocultar información esencial. Las patentes de genes retrasan el ritmo de avances médicos en enfermedades mortales y aumentan los costos en más de tres veces en Europa. ¿Por qué? Porque el poseedor de la patente de un gen puede cobrar lo que quiere. ¿No podría alguien hacer esa misma prueba más barata? Puede, pero entonces el poseedor de la patente paraliza la realización de la prueba por cualquier competidor. Es el dueño del gen. Nadie más puede hacer la prueba en lugar de él. De hecho, ni siquiera usted puede donar su propio gen a otro científico sin el permiso correspondiente. El gen puede existir en su cuerpo, pero ahora es propiedad privada. Lejos de incentivar la innovación, estas patentes son un obstáculo a la investigación y a la innovación en el campo de la salud y de la agricultura, sobre todo en el sector público que es el que tiene la mayor responsabilidad de la salud y bienestar de las poblaciones más desfavorecidas.
Las Oficinas de patentes europeas y americanas han concedido recientemente patentes a invenciones biotecnológicas que son de cobertura extremadamente amplia, las que monopolizan ámbitos de investigación biotecnológica en lugar de proteger únicamente los inventos. Incluso la propia industria biotecnológica se está dando cuenta de que esta política de patentes puede ser contraproducente. Las patentes amplias pueden impedir una mayor innovación y reforzar las protestas sociales en contra de la idea de patentar tipos de seres vivos.

ALGUNAS CONSECUENCIAS:
• La concesión de patentes sobre seres vivos supone la apropiación de una parte de ella –de la vida-, para su explotación, reduciendo la relación de la sociedad con la naturaleza a solo intereses económicos.
• Los derechos de una persona a decidir sobre su propio cuerpo y su vida se verían gravemente dañados si los seres humanos, o partes de su cuerpo, sus rasgos físicos y psicológicos, y la información genética pueden convertirse en propiedad exclusiva del titular de una patente.
• Los animales estarán expuestos a nuevas formas de sufrimiento y se convertirán en auténticas "fábricas" animales para la producción farmacéutica.
• Las patentes vegetales implican el pago de altos royalties, que muchos agricultores no están en condiciones de asumir, y de aquellos que lo hacen, transfieren estos costos al consumidor.
• El resultado de patentar los OGM es que estas patentes pueden usarse para impedir la innovación. Las patentes genéticas bloquean la innovación, inhiben la investigación y nos ponen a todos en riesgo.


2. UNA DE LAS APLICACIONES DE LA BIOTECNOLOGIA. ES LA TRANSGENIA, ¿PORQUÉ LOS AGRICULTORES NOS OPONEMOS A ELLA?
El problema de la alimentación en el tercer mundo no se soluciona a través de la agricultura transgénica. La afirmación de que con ayuda de la técnica transgénica se podría eliminar el problema del hambre, carece de una base fundamentada. Desde hace casi dos décadas, esto se basa únicamente en expectativas que no se han cumplido.
Los cultivos transgénicos implican un grave riesgo de contaminación genética que es irreversible e incontrolable.
La fauna y los insectos benéficos son amenazados por los cultivos transgénicos, con las consecuencias negativas para el medio ambiente.
Ya se han constatado efectos adversos en la salud humana y animal a causa del consumo de alimentos modificados genéticamente.
La agricultura transgénica conduce hacia la uniformidad genética y con ello hacia una erosión genética, con pérdida de la biodiversidad en campos donde se imponen monocultivos extensivos.
Generan perdida de fertilidad en los seres vivos
Se vienen constatando rendimientos más bajos en cultivos transgénicos comparados con los cultivos convencionales.
Se está produciendo una destrucción del tejido social de los pequeños agricultores, su producción de alimentos y el comercio local.
Se establece una dependencia del agricultor frente a las multinacionales que producen las semillas transgénicas y agroquímicos.
Hay generación de resistencia por la aplicación sistemática de agro tóxicos, con la consecuente generación de súper-malezas.
Hay imposición de condiciones a los agricultores a través de las patentes y del pago de royalties.
Pérdida de los mercados donde los consumidores han tomado una mayor conciencia respecto a los OGM y la población rechaza los alimentos transgénicos. En la UE más del 70% de la población rechaza la agricultura transgénica. La preferencia de los consumidores en Europa va en dirección hacia una agricultura realizada de forma acorde con la naturaleza, en la que los puntos de vista éticos, en relación al cuidado de los animales y las plantas, son decisivos.
La agricultura ecológica está seriamente amenazada- la coexistencia no es posible.
La industria transgénica no es transparente para el ciudadano, no es informada, no es democrática y en muchos casos como en Paraguay fue introducida ilegalmente.
3. PROPUESTAS:
1. Solicitar una moratoria inmediata en la continuación del trámite legislativo de este Proyecto de Ley sobre patentes vegetales, hasta que se haya realizado un amplio debate social y consulta a la ciudadanía.
2. Un No rotundo a la coexistencia con los cultivos transgénicos a causa de la incontrolable contaminación genética que implican.

3. Continuar con las investigaciones científicas sobre los efectos de los alimentos de origen transgénico en los organismos vivos, en la salud humana y animal y en el medio ambiente.

4. En coherencia con las condiciones ecológicas, climáticas, geográficas, sociales y económicas de Chile en el contexto Mundial, como país, ha de tomarse la decisión de transformarse en una potencia agroalimentaria sobre la base de la producción de los alimentos que demanda y necesita la humanidad del siglo XXI, que son alimentos que den garantía de salud y bienestar para la población, en el respeto de los ecosistemas y de todos los recursos naturales aún disponibles. De lo contrario lo único que se obtendrá en un desprestigio de su producción agrícola.


ASOCIACION DE AGRICULTURA BIOLOGICO-DINAMICA DE CHILE A.G.

ASOCIACION BIO-BIO ORGANICO

ASOCIACION DE AGRICULTURA ORGANICA DE CHILE AAOCH

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