Lo ecológico no parece ser un objetivo vital del Socialismo del Siglo XXI




Rómulo Pardo Silva (especial para ARGENPRESS.info)

Debería serlo si reconoce que se va hacia una tragedia humana y ambiental.

Los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales fueron los únicos mandatarios en Copenhague que apuntaron al causante del calentamiento global: el capitalismo y sus sistemas de producción y consumo. Y exigieron acciones enérgicas de los culpables.

Los países ricos las evadieron porque disminuir la quema de combustibles fósiles es reducir la producción, el consumo y las ganancias de las corporaciones.

China, amiga del Socialismo del Siglo 21, prefirió firmar un documento que le permita aumentar la destrucción pero crecer. Su economía se basa en la explotación irracional del planeta, el consumismo de sus nuevos capitalistas y capas beneficiadas, la exportación masiva de bienes sin importar si se justifican ecológicamente.

Los procesos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, preocupados de mantener un fuerte apoyo y una neutralización para defenderse de la conspiración interna y externa, eluden tomar medidas impopulares contra la forma de consumo que rechazan aunque la practican sectores de sus sociedades.

Heinz Dieterich, uno de los teóricos del Socialismo del Siglo 21, cuando se refiere a los problemas del proceso venezolano no incluye ninguno ecológico. (1) Cita la advertencia pública, que sería el pensamiento de la mayoría del servicio diplomático, de Roy Chaderton, ex Ministro de Relaciones Exteriores y actual embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos, de que la revolución bolivariana pudiera perder las elecciones del 2010 y 2012, “por culpa de unos cuantos corruptos e incompetentes” “si no revisamos, rectificamos y reimpulsamos radicalmente”, y “entonces perderíamos la patria y el socialismo: solo nos quedaría la muerte”.

Chaderton y esos funcionarios ven en su país problemas “como la seguridad, la corrupción, la crisis económica --- con una caída del PIB del 4.5% en el tercer trimestre, una inflación del 30%, falta de fondos públicos, un mercado negro y dólar incontrolables, el sistema bancario comprometido--- y la pérdida de credibilidad del discurso oficial, entre otros. A esos problemas internos se agrega el avance de la preparación de la guerra de agresión por Washington, con la activación de seis batallones de aviación colombianas y bases militares en la frontera con Venezuela.”

Ninguna de las preocupaciones se refiere al rumbo dramático que el presidente Chávez denunció en Dinamarca. La mirada se dirige en otra dirección.

Si los gobernantes del Socialismo del Siglo 21 han afirmado que la vida humana depende de afrontar los costos de la mitigación del cambio climático el silencio a la acción correspondiente es una inconsecuencia que se explica por un interés mayor en mantener el proceso como etapa antiimperialista, productivista, de redistribución de ingresos y participación popular. Entendiendo que limitar el consumo publicitado por el sistema global sería ir también contra las expectativas de buena parte de la mayoría que les apoya.

Si bien era correcto imponer a los países desarrollados en Copenhague el pago del daño provocado por su contaminación atmosférica asumiendo el costo de disminuir el consumo con agudos problemas internos, es necesario que también el socialismo vaya abandonando la forma de consumir que denuncia como insostenible.

Los tres países latinoamericanos por el socialismo deben dar una señal de seguir el ejemplo de Cuba como el único país de la Tierra con una huella ecológica sustentable. Podrían, por ejemplo, prohibir la importación de autos sobre determinado consumo, fijar un límite de metros cuadrados a la construcción de viviendas para ricos, poner impuestos prohibitivos al lujo…

Si se marcha, según se dice, a un hundimiento como el Titánic, los revolucionarios no pueden eludir enfrentar el mayor peligro de la especie aunque sus consecuencias sean muy duras. Si recortar las emisiones frenando determinados consumos significa pérdida de empleos, rechazo político, agudización de la lucha con los empresarios, incentivo a la agitación social, habrá que hacerlo en un proceso. Lo contrario es seguir empujando el colapso como la burguesía mundial.

El aporte antiimperialista de los países del Socialismo del Siglo XXI es enorme pero no es lo que se necesita ante las sequías, inundaciones, emigraciones masivas, guerras por el agua…

Salvar el futuro de la vida es lo primero. Hay que decirlo.

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