HidroAysén: Cuando la transformación social marcha por las calles







Por Patricio Segura Ortiz Periodista psegura@gmail.com

Han sido éstos días azarosos, extraños, impredecibles.  Ni la coalición gobernante ni la oposición se esperaban la reacción ciudadana nacional, e internacional, a la aprobación de las cinco represas en la Patagonia impulsadas por HidroAysén.  Movilización que se ha sustentado logística e informativamente en redes sociales como facebook y twitter, o en el simple correo electrónico, pero que no se ha quedado en el mundo virtual.  No, la movilización se ha hecho presente en las calles de todo Chile, de norte a sur, de este a oeste, como reza el canto aquél que se entona en cada una de las protestas de los últimos días y que llama a alcanzar un ideal “cueste lo que cueste”.
Son chilenos, muchos de ellos jóvenes que pronto tendrán derecho a voto, que están diciendo queremos un cambio profundo, un nuevo pacto socioambiental donde la protección del medio ambiente y el fin a la degradación de los bienes comunes en que se sustentan tantas comunidades sea lo esencial.  No son sólo ecologistas como, caricaturescamente, dicen algunos, sino ecologistas junto a personas que saben que la mejor calidad de vida no puede ser sólo tener más acceso a bienes materiales, algo de lo cual el mercado ya nos ha dicho, equivocadamente, demasiado.
Este gobierno, y algunos próceres de la Concertación, junto a empresarios dinosaurios, con el debido respeto que me merecen los extintos dinosaurios, se han equivocado al leer la realidad.  No hace poco Daniel Fernández, ante la reacción ciudadana de rechazo por la campaña del terror que opuso a Patagonia sin Represas el tétrico mensaje de un “Chile a Oscuras”, señaló que “cientos de twitteros no son un pueblo”.  Sería bueno preguntarle hoy si él considera o no que un 74 por ciento de rechazo a HidroAysén a nivel nacional y un 75 por ciento a nivel regional, sí son un pueblo.  O si los más de 100 mil movilizados en todo el país desde el 9 de mayo, tampoco lo son.
Mismo error cometen los políticos que se quedaron anclados en soluciones del pasado, que habrán sido vistas como viables hace 30 o 40 años, pero que hoy no son compatibles con una sociedad nacional y regional que no está dispuesta a cualquier cosa en pos de un crecimiento que no asegura la equidad ni menos mejor calidad de vida para todos.  Más que desarrollo sustentable, hoy necesitamos hablar de sociedades sustentables.
Hoy es la ciudadanía la que está marcando la pauta de lo que quiere que hagan sus representantes y mandatarios.  Hoy es la ciudadanía la que está diciendo, éste es el Chile y el Aysén que queremos.  Y aunque algunos políticos nacionales y regionales sigan haciéndose los sordos porque simplemente no están preparados para los desafíos de hoy, eso no significa que en algo vaya a cambiar la exigencia que en las calles está haciendo la gente.
La injusticia medioambiental donde millones pagan los costos de los beneficios de muy pocos, el monopolio donde sólo algunos controlan un sector tan estratégico como el de la energía, la decisión de políticas públicas entre cuatro paredes sin participación ciudadana, la privatización de facto de un patrimonio de todos como lo es la Patagonia, son sólo algunas de las insensateces a las que los chilenos estamos diciendo basta.  Que el crecimiento a ultranza no es nuestro objetivo, y eso lo dicen hombres, mujeres y niños, trabajadores y desempleados, dueñas de casa y altos ejecutivos, desde ariqueños a puntarenenses y chilenos en el extranjero, gente de izquierdas y derechas, lo mismo que quienes se autodesignan apolíticos, porque el 74 por ciento representa transversalidad, representa un sentir nacional.
Quien no quiera entender eso, sea gobierno, Concertación o supuesto líder social, simplemente no está a la altura para leer la realidad y, por ende, conducir nuestra hoy, más que nunca, esperanzadora sociedad.  Esperanzadora porque así como desde la base, incluso desde la juventud, están naciendo liderazgos para los nuevos tiempos, también hay quienes viniendo de la política tradicional, como el senador Antonio Horvath, o de la elite espiritual como el obispo Luis Infanti, son portadores de un mandato y están a la altura de lo que es el verdadero anhelo de su comunidad.
Fuente: elmostrador.cl




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Temor de descalabro social en la zona de HidroAysén


Por Susana Segovia



El proyecto HidroAysén ya hace sentir sus efectos en ánimos alterados y relaciones rotas en comunidades de la Patagonia chilena.



COCHRANE, Chile, (Tierramérica).- El área que inundarán las cinco represas de HidroAysén no supera 0,05 por ciento de la superficie de la región chilena de Aysén. Pero se trata justamente de los valles donde reside la mayor parte de la población, indican quienes viven aquí.

En el corazón de la austral Patagonia en los valles del río Ñadis, unos 45 kilómetros al sur de la ciudad de Cochrane, viven 14 familias que deben ser reubicadas ya que la central hidroeléctrica Baker 2, una de las cinco que proyecta el consorcio HidroAysén, dejará la zona bajo agua.

Habitantes de estos paisajes, Elisabeth Schindele, Rosendo Sánchez y sus dos hijos se dedican en sus 492 hectáreas a la cría de animales, al cultivo de un huerto familiar y a organizar cabalgatas hacia El Saltón, en el río Baker. Sus vecinos más próximos están a cuatro kilómetros.

Según un sondeo de la consultora internacional Ipsos de fines de abril, 61,5 por ciento de los encuestados en todo el país se manifestaron contrarios a las hidroeléctricas, que el 9 de mayo obtuvieron luz verde de las autoridades regionales ‒nombradas por la Presidencia‒ luego de tres años de tramitación y sin responder unas 11.000 observaciones ciudadanas. 

"Hicimos observaciones en el proceso de participación ciudadana y hasta hoy día no fueron respondidas. Quisimos saber qué paso con nuestra junta de vecinos, con nuestra sede, qué pasó con nuestras relaciones culturales, familiares, económicas", dijo Schindele a Tierramérica.

"Si nos relocalizan por separado se va a perder esta comunidad, ellos no hacen un esfuerzo para entender esto", agregó.

Las 14 familias serán desplazadas antes de que se llene el embalse, pero sólo aquéllas con títulos de propiedad serán reubicadas, apuntó Schindele. Hay trabajadores establecidos aquí, sin ser propietarios, que son parte de la forma de vivir en el Baker, señaló.

Las represas se construirán en los ríos Baker, el más caudaloso del país, y Pascua para generar 2.700 megavatios y llevarlos por una línea de transmisión de 2.000 kilómetros a Santiago y a la región minera de Atacama.

HidroAysén está conformado por las empresas Endesa ‒la firma española de energía adquirida por la italiana Enel‒ y Colbún, parte del grupo chileno Matte, que controlan 70 por ciento del mercado eléctrico nacional.

A Cochrane se llega subiendo en dirección norte por la carretera austral. La escultura de un huemul en la plaza y un cóndor de madera que cuida una esquina sirven de presentación a esta ciudad de 3.000 habitantes en la que Teresa Catalán tiene un restaurante familiar.

Hija de pioneros de la zona, después de vivir veinte años en la vecina región de Los Lagos, decidió regresar a la Patagonia con su esposo.

"He vivido en lugares donde ha habido mucha plata y después se han transformado en lugares fantasmas, donde el estigma de ser una mala población es lo que queda luego que se ha ido esa riqueza enorme", dijo Catalán a Tierramérica.

Se estima que llegarán unos 5.000 trabajadores, y otros tantos vendrán atraídos por las oportunidades de servicios en un período de 10 a 12 años. Los patagones temen que con ellos se disparen la delincuencia, la prostitución y el embarazo precoz.

"Me preocupa mucho el embarazo adolescente que se podría ver incrementado por la gran población masculina que traerían los proyectos", dijo a Tierramérica la concejala de Cochrane, Tatiana Aguilera. 

Entre 1985 y 1987 Endesa construyó una minicentral hidroeléctrica de paso para abastecer a las poblaciones de esta área. Si bien la obra no atrajo a tantos trabajadores, dejó una generación de jóvenes sin apellidos paternos en la comuna, comentó Aguilera. Cochrane tiene un hospital público en un edificio modular construido en 1970 para atender a las comunidades de Villa O'Higgins, Caleta de Tortel, Puerto Bertrand y Puerto Guadal.

Pero la atención de los partos sólo se hace en Coyhaique, unos 345 kilómetros al este de aquí, y los traslados demoran entre seis y siete horas.

La empresa ofrece instalar un centro privado de atención para sus trabajadores, pero la salud de los que vengan a ocuparse en actividades conexas quedará a cargo del sistema público, observó la concejala Aguilera.

Ya hay impactos más intangibles.

“Hemos sido intervenidos en nuestra cultura, y eso se ha visto reflejado en que antes muchas cosas se hacían por la voluntad de las personas”, recalcó Aguilera.

Es el caso de “El encuentro costumbrista”, una muestra de jineteo, doma y ordeñe que se organizaba con participación voluntaria de los pobladores. Desde que HidroAysén lo financia, se acabó la idea de colaborar. Ahora quien participa recibe un pago.

La Caleta de Tortel, la comuna más sureña de Aysén, está enclavada en la desembocadura del Baker, entre los campos de hielo Norte y Sur y el océano Pacífico. No tiene calles, sino pasarelas de madera que atraviesan canales y estuarios, islas y áreas escarpadas de la cordillera.

Por esas pasarelas que tejen la vida de Caleta de Tortel pasa Irma Gruelet, pequeña comerciante que tiene un kiosco de café y dulces en la entrada del pueblo. Su casa está cerca de la escuela y, mientras habla, se escuchan detrás de su voz las de los niños saliendo de clases.

“Aquí no son todos los que están disconformes, todo lo contrario, la gente a veces necesita ayuda, e HidroAysén se la ha dado", argumentó.

Es el caso de Nancy Domínguez. La empresa le financió un kiosco de caramelos y artesanías para los turistas que visitan el estuario del río Baker, y que se teme sufra inundaciones periódicas con las represas.

"Claro que (las represas) producen un daño ambiental, pero para nosotros, que somos adultos mayores con bajos ingresos, esto nos permite mejorar nuestra vida", sostuvo Domínguez.

En la capital regional, Coyhaique, la católica radio Santa María cuestiona el proyecto. Ya hubo impacto social incluso antes de que se aprobara HidroAysén, dijo a Tierramérica la periodista Claudia Torres en una de las cabinas de transmisión. 

La comunidad se dividió entre quien recibió dinero de la empresa y quien no, entre "vendidos" y sin precio, describió. “Ellos no han dimensionado el daño que han causado”.

Para Michel Mouré, gerente de operaciones de HidroAysén, sugerir que los ciudadanos de Aysén se dejan comprar por la empresa es "un insulto". 

Los aportes, desde becas hasta apoyo a microempresarios, son parte de la política de "responsabilidad social empresarial" de HidroAysén, que representa una oportunidad de superar el desempleo y la pobreza en una de las zonas más abandonadas del país, sostuvo.

El 20 de mayo, el consejero regional René Hermosilla Soubelet, del gobernante partido Renovación Nacional (RN), dijo en el programa de Torres que "hay gente de RN que está involucrada con HidroAysén, que recibe plata... Esa gente yo creo que tendría que inhibirse inmediatamente de este proceso".

Ese mismo día se produjo el incendio de una casa cuyo propietario, favorable a las represas, culpó a "delincuentes que están aprovechando la oportunidad para dividir la región".

Al oeste de Coyhaique, en Puerto Aysén, la gente camina pausadamente y reconoce sin mucho esfuerzo a quien no es de la zona. En una tienda de discos se ofrece el primer compacto de un artista local que canta a la Patagonia, y un colectivo de jóvenes organiza una cabalgata de sensibilización ecológica.

Para el dirigente Hugo Díaz, de la Agrupación Wall-Mapu, allí está la esperanza. “Cada día más jóvenes se pliegan a esta lucha, y esos jóvenes interceden o influyen en las cabezas de sus padres”, concluyó.

http://www.tierramerica.info/nota.php?lang=esp&idnews=3982


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Entrevista al senador Antonio Horvarth


“La línea de transmisión de Energía Austral pasaría por la casa de la ministra Benítez”
El parlamentario tiene información que señala que el trazado de las otras centrales que se sumarían a HidroAysén, llegarían hasta el mismo patio de la titular de Medio Ambiente en Villa Marta; una posibilidad por la que incluso tendrían que indemnizarla. También dispara contra Golborne y dice que al proyectar las energías renovables como “una aspiración”, el ministro no sólo falta al proyecto de campaña de Sebastián Piñera, sino que tampoco conoce la información necesaria sobre el tema.


por ALEJANDRA CARMONA

El senador Antonio Horvath (RN) tiene un romadizo persistente. Carga con un pañuelo de género en el bolsillo de su pantalón desde el 9 de mayo. Ese día, su nariz se humedeció. A sus pies cayeron dos bombas lacrimógenas mientras protestaba contra la aprobación de HidroAysén en Coyhaique y desde entonces parece que la congestión se quedó como una enfermedad crónica. “No importa, lo tomo como una herida de guerra”, dice con los ojos rojos, sacudiendo su pañuelo beige, antes de enumerar por qué salió a la calle a protestar ese día y por qué nadie lo va a convencer de que HidroAysén es un buen proyecto: “Me opongo porque tengo claros antecedentes de que los potenciales desarrollos que tenemos en el área austral, sin estos megaproyectos, son lejos más relevantes desde el punto de vista económico, social y ambiental. No sólo para la Patagonia, sino que también para Chile”, dice Horvath.
El parlamentario asegura que no hay para qué levantar una mega apuesta en la Patagonia si Chile tiene a la mano el potencial para desarrollar Energías Renovables no Convencionales (ERNC). “Fui coordinador de Tantauco –el grupo asesor programático de Sebastián Piñera durante la campaña– de las ERNC y lo pusimos en el programa de gobierno: el llegar al 20% el año 2020, el demostrar que teníamos 20 mil MW disponibles como para aprovechar en este minuto y, además, ahora tenemos los antecedentes de la agencia Bloomberg que señala que hoy en día las ENRC compiten con más bajo costo y con mejor precio distribuido.

- Si incluso el informe de Bloomberg lo dice, ¿por qué en Chile no existe una mayor intención de invertir en este tipo de energías y cumplir con ese 20%?
-Se puede cumplir. Hay mucha demanda del sector minero. El informe Bloomberg que está respaldado, además, por académicos de la Universidad de Chile, lo recibimos en la Comisión de Energía y Medio Ambiente del Senado y no lo entregaron al Gobierno porque ven que el gobierno está de alguna manera abrazando este proyecto de HidroAysén  y eso no le corresponde a hacerlo a un gobierno. Un gobierno lo que tiene que hacer es asegurar  energía, que haya desarrollo económico, que se cumplan las reglas del juego; entonces lo presentaron en el Congreso. Ellos claramente respaldan  una serie de otros estudios que tenemos en Chile y desenmascaran las razones por las cuales no pueden competir hoy en día las ERNC.
-¿Cuáles son esas barreras?
-Estas barreras son que en primer lugar la energía está amarrada a un oligopolio en el cual hay tres o cuatro empresas grandes que en el fondo tienen amarrada la generación, transmisión y la distribución  y están con contratos por 10 ó 20 años hacia el futuro. En segundo lugar, a las empresas no renovables les pagan de acuerdo a un mercado donde el precio va variando cada media hora. Entonces cuando hay alguien que quiere promover una energía renovable, como les pagan de esa manera, no tienen ningún respaldo económico: los bancos no le dan crédito, el Estado no es aval, y por lo tanto no puede competir. Otra barrera es que si como impusimos que la matriz hoy por ley tiene que tener un 5% de renovables y el 2024 tiene que tener el 10%,  resulta que las renovables no convencionales se lo tienen que vender a las empresas grandes y esas reciben esta energía que es más barata que la que ellos generan. Pero la diferencia queda en utilidad para las empresas grandes y no se traspasa el precio a los consumidores. Mientras no resolvamos esto, las ENRC van a estar como el pariente pobre de la competencia. Es como entrar a correr con un pie amarrado.
-Si usted participó en el grupo Tantauco y ya se conversaba de la relevancia de las ERNC ¿Qué pasó en el camino?
-La verdad es que quedamos más de algunos sorprendidos. Poco a poco se va cambiando el discurso. Con el ministro Raineri –que también estuvo a cargo de un grupo Tantauco– íbamos bien alineados con cumplir el 20/20, con meter las renovables, hacer proyectos demostrativos, etcétera. Con la salida del ministro Raineri hay un cambio de giro y el ministro Golborne empieza a decir que el 20/20 es una meta aspiracional. Yo fui testigo que este compromiso existió, por lo tanto vemos que hay un ´safe` de los compromisos de la campaña de gobierno y del programa del gobierno. Por eso es que en este minuto lo hemos hecho presente. Primero lo hicimos en forma interna, porque los trapos sucios se lavan en casa, pero si persisten con esto, uno tiene que sacar la voz en forma respetuosa y hacer ver que tenemos que ir hacia el camino que nos programamos originalmente.

ENERGÍAS RENOVABLES Y GOLBORNE

Frente a la pregunta de si este cambio en la ruta se ha debido a presiones, el senador Horvath dice que lo que sí cree que hay, son personas que estiman o están convencidos de que estos son buenos proyectos. “A nuestro modo de ver –estoy hablando de las termoeléctricas y de los mega proyectos de la Patagonia– son proyectos que vienen del siglo pasado y que han sido maquillados y en proceso de evaluación ambiental han vulnerado la institucionalidad, la aplicación de la ley de bases y la salida que se espera del gobierno políticamente es que el consejo y el grupo de ministros que ve las apelaciones la resuelvan, pero no hay ninguna indicación en ese sentido si los mismos ministros y el Presidente de la Republica persisten en decir que aquí se ha cumplido con todas las reglas del juego”.
La energía está amarrada a un oligopolio en el cual hay tres o cuatro empresas grandes que en el fondo tienen amarrada la generación, transmisión y la distribución  y están con contratos por 10 ó 20 años hacia el futuro. En segundo lugar, a las empresas no renovables les pagan de acuerdo a un mercado donde el precio va variando cada media hora. Entonces cuando hay alguien que quiere promover una energía renovable, como les pagan de esa manera, no tienen ningún respaldo económico: los bancos no le dan crédito.
-¿Si ya estaba conversado, por qué cree que el ministro Golborne plantea las energías renovables como una aspiración?
-Yo he hablado más de una vez con el ministro Golborne y él no tiene todos los antecedentes del caso. Yo creo que él no está inmerso en todos los antecedentes que significan las ERNC y cuando uno habla pública y privadamente con él, él dice ‘demuéstrenme que son mejores’. Bueno, Bloomberg se lo demuestra. Entonces yo creo que hay que tomar esos antecedentes y analizarlos en profundidad; y como esto no ha ocurrido hasta la fecha, es que un grupo transversal de parlamentarios hemos presentado una comisión técnica, ciudadana  y política para que presente una matriz alternativa al gobierno.

-¿Me está diciendo que el ministro de Energía no sabe tanto de energía?
-O sea, no ha estudiado los antecedentes a fondo. Es la única explicación que yo tengo. Porque uno es ingeniero civil, tiene sus posgrados y uno entiende que las personas tienen que estudiar estas cosas a fondo y no guiarse por una campaña del terror que ha instaurado Daniel Fernández, que además, hace ver que esta es la energía más amigable, la más eficiente, que es la mejor que compite en Latinoamérica, cuando todos estos antecedentes no son así y son claramente engañosos.

-¿Cuáles son las responsabilidades de la Concertación y la Alianza en la aprobación de HidroAysén?
-Acá hay responsabilidades de distinto tipo. La Concertación tuvo todos los antecedentes en su minuto, con observaciones que eran esenciales de acuerdo a la ley para objetar el proyecto. Incluso tuvo procedimientos que fueron en considerados irregulares por la Contraloría. Sin embargo, no objetó el proyecto, no lo rechazó, y esa es una responsabilidad. El actual gobierno, con los antecedentes técnicos y todo lo que venía del gobierno de la Concertación, también forzó su aprobación. Por eso, más que un paso necesario, lo que pasó el 9 de mayo fue un tropezón innecesario.

-¿La imagen de Ralco post Endesa, es una excepción o es una forma de hacer las cosas?
-Las empresas juegan con las reglas que la sociedad les impone, y ellos maximizan beneficios, minimizan costos y tratan de externalizar costos. O sea, que la sociedad pague las cosas que ellos pueden evitar; y los mejores ejemplos son los megas proyectos y en el caso de Pangue y Ralco, generaron un serie de expectativas… pero hoy son las  comunas más pobres de Chile, tienen tasas de cesantía enormes, pagan las tarifas eléctricas más caras y además, han roto la red cultural. Les prometieron turismo, capacitación, emprendimiento, etcétera… No hay un claro compromiso con estas comunidades porque eso no lo debe hacer la empresa sino que el Estado.

-La línea de transmisión va a ser la batalla más grande que librarán los opositores a las represas. Y no sólo por HidroAysén, también por Energía Austral. ¿Cómo ve ese escenario?
-Energía Austral  es un proyecto distinto, que viene piolita, por debajo, es una herencia  de Alumysa. En el caso de Energía Austral, además, la línea pasaría por el campo, la casa de la ministra del Medio Ambiente (María Ignacia Benítez). Lo encuentro hasta irónico… ellos que han cuidado el Valle Marta, tienen aguas termales, piscina, una casa preciosa, donde estuvimos con el Presidente de la República hace un mes atrás… y resulta que justo por ahí pasa una de las líneas de transmisión de Energía Austral.
-¿Y le contó eso a la ministra Benítez?
-Sí, se sorprendió mucho.
-¿No tenía idea?
-No, y en ese caso tendrían que comprarle el campo, indemnizarla.

-Cómo ministra del Medio Ambiente quedaría en un mal pie.
-Así es.

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