“Desfachatez y connivencia”, críticas contra el portazo de Trump a la energía limpia

Desfachatez y connivencia. Son las dos palabras que envuelven la decisión de la Administración Trump al derogar el Plan de Energía Limpia, aprobado en el 2015 por Barack Obama, destinado a reducir un 32% las emisiones de CO2 para el 2030 respecto al 2005. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE.UU. protagoniza una situación chocante. “Una agencia pública creada para proteger el medio ambiente adopta decisiones que justamente van en sentido contrario: encaminadas a desproteger el medio ambiente”, sentencia Teresa Ribera, directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (Idris, por sus siglas en inglés.
 
Llama la atención también la complicidad entre la Administración Trump y empresas altamente contaminantes (térmicas de carbón y del sector petróleo). La Administración no invoca los principios del bien común o el interés general. “Hay una connivencia explícita con intereses empresariales muy particulares”, valora Teresa Ribera.

Antonio Cerrillo

“El presidente de EE.UU. se merece un juicio sumarísimo de los habitantes del planeta”, dice Jiménez Beltrán, presidente de la Fundación Renovables

La decisión de Trump irritará a numerosos estados, ciudades y empresas que han apostado por las energías limpias. Y a la vez, abre la puerta a que algunos países que se sienten afectados por la consecuencias del cambio climático emprendan acciones de denuncia al juzgar que se está ocasionando un daño deliberado sobre el sistema climático, cuando ya están demostrados los perjuicios que ocasionan los gases invernadero, a los que ahora se da rienda suelta. Podría discutirse el grado de responsabilidad histórica de cada país en el calentamiento o valorar si su contribución es suficiente para mitigar el cambio climático.
Pero es inaceptable el grado de desasistencia que se vive, por ejemplo, en Puerto Rico, cuyos servicios básicos e infraestructuras han sido arrasados por el último gran siniestro climático, sin que Trump muestre interés en reparar el daño o proteger a su población (seguramente para no sentar precedentes), señalan otros expertos.
Planta de carbón en Castle Dale (Utah, Estados Unidos) (George Frey / AFP)

“El presidente de EE.UU. está cometiendo una prevaricación de alcance global, y esto requiere una responsabilidad exigible por parte de las instancias internacionales y, en particular, por la Organización Mundial del Comercio”, dice Domingo Jiménez Beltrán, presidente de la Fundación Renovables. Según Trump, la reducción de las emisiones y la descarbonización de su modelo energético tiene altos costes para la economía americana y al renunciar a ello lo hace para reducir los costes para la industria y los bienes que exporta EE.UU. “Esto es ventajismo” al por incumplir sus responsabilidades en materia de cambio climático, añade Jiménez Beltrán. “Trump se merece un juicio sumarísimo de los habitantes del planeta por toda su irresponsable política internacional y por su decisión de retirar a EEUU del Acuerdo de París y por eliminar el plan climático de Obama”, añade el presidente de la Fundación Renovables.
Imagen tomada en 2015 en la inundación en la población de Eita, en Kiribati (Jonas Gratzer / Getty)

La decisión aísla más a EE.UU. en la esfera internacional. No es un mazazo definitivo para el Acuerdo de París; pero puede agravar sus carencias. Instalados en una zona de confort, algunos países sentirán menos presión para ser ambiciosos a la hora de cumplir los objetivos de la UE para reducir emisiones de gases.
¿Un ejemplo? España, cuyo Gobierno tramita con parsimonia el proyecto de ley de cambio climático y no ha definido una senda para descarbonizar la economía. Hay quien dice que se siente cómodo con la política de Trump y sin hacer tanta gesticulación...
World Resources Institute
Sam Adams, director del World Resources Institute, declaró: “Retirar el Plan de Energía Limpia no resucitará a la industria del carbón de los Estados Unidos, que se está desmoronando bajo la creciente presión de los bajos precios del gas natural y la creciente competitividad de las fuentes renovables. En cambio, esta retirada socava la posición competitiva económica del país y dilapida el crecimiento del empleo en el creciente mercado de energía limpia”, añade.
“Esta propuesta ignora completamente cómo contribuyen las emisiones estadounidenses a los impactos climáticos globales. Tras la avalancha de huracanes, impulsados en parte por el calentamiento de los mares, ahora no es el momento de retroceder en la obligación del país de reducir los riesgos del cambio climático”, dice este experto. “El administrador Pruitt no debe eludir su responsabilidad de reducir las emisiones de carbono en los Estados Unidos y proteger la salud y la seguridad de los estadounidenses”.

Fuente: La Vanguardia - Natural - Imagen: Luc Descheemaeker

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