La música de nuestro entorno...




Ex-integrante de Los Blops, chileno y Ecólogo de profesión, Juan Pablo Orrego forma parte de aquellos capítulos épicos de nuestra historia musical. Ganador del Premio Nobel Alternativo de Ecología en 1998, Presidente de Ecosistemas y Coordinador Internacional del Consejo de Defensa de la Patagonia, en esta entrevista nos cuenta cómo pasó de la música a los bosques y en el camino nos apunta un par de cosas para ponernos a pensar…

¿Qué motivó tu tránsito entre la música y la ecología?
Yo siento que llegué a la ecología en gran medida gracias a la música, te cuento. Yo estudié en el Alianza Francesa, un colegio con una mirada totalmente eurocéntrica, muy despreciativa de nuestra realidad, especialmente de nuestra realidad indígena y, además, en mi familia había muchos momios, así que este tema nunca nadie me lo mostró. Luego, después del golpe, yo me quise ir de Chile y no volver nunca más, habían pasado cosas muy terribles, varios parientes y amigos asesinados, Victor Jara entre ellos. Entonces un tío de Canadá me ofreció vivir con él y ayudarme a entrar en la universidad allá, pero antes de eso pasé a ver a mi madre quién estaba refugiada como socialista en Ecuador. Bueno, el tema es que al llegar a Quito me encuentro con la presencia indígena en las calles, indígenas vestidos a su usanza, y rápidamente siento que se me abre una grieta en el cerebro, algo me hace “crack” en la mente, porque con mi paila de músico inmediatamente comencé a percibir que había una sofisticación y un complejidad extraordinaria en la música de los pueblos originarios. Las tarkas, las quenas, los huaynos, era un mundo que realmente me perturbó en ese momento porque no me calzaba con el paradigma que tenía yo en mi cabeza, el cual decía que estos personajes eran prácticamente unos fósiles vivientes cuyo único destino era asimilarse a la civilización o perecer.
La influencia de la cultura indígena
Quizá lo que más me llamó la atención, además de los trajes y los colores, fue su energía, una actitud de estar parados sobre la tierra, una dignidad y un orgullo muy lindos, algo que más adelante pude ver en otros países andinos también. Y finalmente, cuando me fui a Canadá, ya tenía esta gran inquietud encima.
Al llegar allá mi visión de las culturas indígenas había cambiado totalmente, yo descubrí indoamérica desde la biblioteca central de la universidad de York, en Toronto. Comencé a escuchar música étnica, primero de américa del sur, luego centro américa, norte américa y realmente aluciné. De hecho después salté a Indonesia, India, me puse a estudiar mridanga (tambor tradicional) con un profesor hindú, después estudié percusión africana, estuve leyendo muchísimo durante todo ese tiempo y tratando de sumergirme en todo este universo que estaba recién descubriendo y al cual había llegado a través de la música.
Los Blops y la ecología
Algunos temas de Los Blops tienen una fuerte vinculación con la naturaleza, ¿Tuvo esto relación con tu  interés personal por la ecología?
Si te fijas bien, es impresionante ver como aparecían en las canciones de Los Blops temas con letras como el sol, las estrellas y los bosques. Es curioso porque yo aún no tenía la menor idea de que iba a terminar estudiando ecología y sin embargo en la música de la banda había un énfasis con la naturaleza, incluso con la alienación de la sociedad con respecto de la naturaleza, el mismo Los Momentos, hay como una sensibilidad bien particular. Sambayé fue posterior a todos estos estudios y puede ser un buen ejemplo de esta preocupación latente. De hecho yo compuse la parte en español del Sambayé y realmente lo que yo relato ahí es un sueño muy fuerte, muy vivido.
Comencé a estudiar las diversas culturas, sus cosmovisiones, sus sistemas de cultivo, alimentos que hasta el día de hoy son la base de casi todas nuestras comidas. Luego me metí fuertemente en el fenómeno chamánico de las plantas maestras, el uso de plantas alucinógenas precisamente como puente entre el ser humano y la naturaleza, como una forma de inmersión en la naturaleza. A raíz de todo esto me di cuenta de que los indígenas buenamente arraigados se sitúan en el orden natural de las cosas de una manera totalmente distinta a la nuestra, son realmente biocéntricos, lo que me llevó a una reflexión sobre la forma en la que estábamos llevando nuestro mundo y a interesarme finalmente por la ecología. Entonces: Música, pueblos indígenas, ecología. Para mí hay un continuo entre estos temas.
El tema de la improvisación siempre estuvo presente en la historia de Los Blops ¿Cómo era este proceso en la banda?
Cuando tú eres músico, experimentas una rica interdependencia al tocar, ya que para obtener esa melodía o esa canción que el mundo está escuchando, cada uno debe poner su granito, su notita en el momento apropiado para que el resultado gestáltico de lo que están haciendo entre todos logre convertirse finalmente en una creación colectiva. Cuando tú improvisas – y es algo que en Los Blops hacíamos mucho – es súper loco lo que sucede, porque empiezas a desarrollar una suerte de telepatía. La telepatía está ayudada porque están tocando ciertos acordes, hay una cierta escala, un determinado ritmo que entre todos ponen el piso para la improvisación, pero igual hay toda una onda de irse siguiendo entre todos, casi de ir adivinando para donde va a ir el bajista o el baterista para poder ir siguiendo las ideas que fluyen desde cada uno de los músicos. Es por eso que yo siento, que cuando uno es músico, se experimenta con todo esto de salirse del individualismo y aprender a entenderse como una unidad mayor.
¿De dónde viene la inspiración?
Yo nunca he dejado de tocar, de hecho toco mucho en mi casa, mucho, hasta el día de hoy siempre me he preguntado de donde viene todo esto, de donde vienen las inspiraciones, las melodías. Tu sabrás siendo músico, que de repente estás ahí dándole a unos acordes, dándole y dándole vueltas, y de a poco empieza a surgir una melodía, y yo tengo clarísimo que tu eres un puente, que la melodía no la estás realmente creando tú. Tú estás jugando un papel muy importante, no lo estoy borrando, pero esto va mucho más allá. Las melodías son insólitas, es como si llegaran de otra parte, de la vida, de la naturaleza, del entorno… viéndolo de esta forma, que es como yo lo veo – y creo que es la forma correcta, entre comillas, de hacerlo – puedes llegar  a sentir que la música como algo totalmente ecológico, un verdadero regalo de la naturaleza. Mira la música africana por ejemplo, o la música de la india, que me sorprendió muchísimo, no existen las partituras, jamás, es impensado, ya que todo se aprende por oído, con una rigurosidad extraordinaria, pero siempre de oído, ya que esta muy fuerte esta sensación de que la música brota desde y a través de ti. Te instalan un ritmo, te instalan una melodía y después se van hasta las distancias más insólitas, después vuelven y se dan otros lujos como si nada. Yo insisto, hay que ser muy egocéntrico, y muy ciego como músico, para no ver que esas melodías geniales que están saliendo de tu instrumento vienen de otra parte.
Nuestra separación de lo natural
Yo he descubierto, siendo ecólogo, de que los seres humanos somos absolutamente parte integral de la naturaleza, algo que al mencionarlo parece obvio pero que al estar tan inmersos en nuestro sistema de funcionamiento hemos ignorado completamente. De hecho, el hombre ha creado esta ilusión letal de que los seres humanos estamos separados de la naturaleza, y no solamente estamos separados, sino que somos superiores. Y es curioso que derribar esta ilusión sea tan sencillo, por ejemplo deja de respirar 3 minutos a ver que te pasa, hazle un seguimiento al dióxido de carbono que exhalas y verás la cantidad de plantas que lo procesan. El mismo hecho de orinar está diseñado para que podamos devolver el nitrógeno al medio ambiente, algo muy distinto a la locura que hacemos nosotros al ir al baño y lanzar la orina con 30 litros de agua por una cañería.
La misma palabra ecología significa “estudio del hogar”, y mucha gente – con muy buena intención por cierto – suelen decir “tenemos que cuidar el planeta porque es nuestro hogar”, pero aun no se dan cuenta de que nuestra relación con la biosfera es mucho más profunda, es una interdependencia total. Todo lo que le hacemos al medio ambiente, nos lo estamos haciendo a nosotros mismos ya que somos parte de un continuo indivisible y en perfecto equilibrio. Y no me sorprende que dentro de este olvido de nuestra propia esencia, se pierda también su verdadero sentido, el sentido profundo de la música. 
http://www.alavena.cl - Publicado en el Boletin de Ecosistemas 322 - Imagenes: los18temas.blogspot.com - dicelacancion.com

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