La Geoingeniería amenaza los océanos

Miembros de una coalición global de 195 organizaciones de 45 países suenan la alarma por la amenaza de la geoingeniería a los ecosistemas que sustentan la vida en todo el planeta. La campaña ¡No manipulen la Madre Tierra! (Hands Off Mother Earth -HOME, por sus siglas en inglés) llamó hoy a la sociedad civil y a las autoridades de los gobiernos de todo el mundo a oponerse radicalmente a los experimentos de geoingeniería marina.

Por Organizaciones y comunidades del mundo


Recientemente se anunció la  primera prueba de una técnica de geoingeniería solar a cielo abierto en Australia, un ejemplo de los distintos tipos de geoingeniería que podrían ocasionar daños permanentes a los ecosistemas si llegaran a desplegarse. Sin embargo, el experimento de Australia no es el único que establece un precedente tan peligroso.
Los geoingenieros desafían descaradamente la moratoria acordada en la Organización de las Naciones Unidas —dice Silvia Ribeiro del Grupo ETC. La industria de los combustibles fósiles promueve este tipo de proyectos a gran escala, para poder continuar con la extracción y las emisiones de dióxido de carbono, lo que implica un gran peligro a los océanos del planeta.


Organizaciones de la Sociedad civil levantan la voz: los experimentos 
presentan peligros locales y globales
La geoingeniería es un conjunto de técnicas basadas en la premisa de que es posible intervenir y manipular a gran escala los sistemas planetarios en vez de reducir las emisiones de gases para evitar aumentos catastróficos de la temperatura atmosférica. Tales técnicas incluyen una variedad de procedimientos cuya eficacia no está comprobada, para bloquear la luz del sol o rebotarla de regreso al espacio, o para retirar dióxido de carbono de la atmósfera.
La geoingeniería se propone manipular el clima global y se presenta como alternativa a la reducción drástica de las emisiones sin enfrentar las causas del cambio climático — afirmó Silvia Ribeiro. Realizar megaproyectos que podrían cambiar la dinámica o química de los océanos es una empresa de alto riesgo con serias incertidumbres acerca de sus impactos en los ecosistemas marinos.”
Instrumentar remiendos técnicos de alto riesgo es un enfoque que avanza a pesar de oposición global y llamados internacionales a tratar la geoingeniería marina con extrema precaución. El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) asumió  una moratoria sobre fertilización oceánica en 2008 y  una moratoria sobre todas las formas de geoingeniería (incluida la investigación a cielo abierto) en 2010 [1]. El Protocolo del Convenio de Londres adoptó una prohibición sobre la fertilización oceánica en 2013. Las pruebas a cielo abierto de la geoingeniería solar en Australia establecen un precedente particularmente peligroso, abriendo paso al uso de una tecnología riesgosa que si se despliega a gran escala podría afectar otras regiones e incluso los ecosistemas oceánicos que los investigadores aseguran que están tratando de proteger.
De forma consistente, el gobierno de Australia se ha alineado a los intereses de las compañías de combustibles fósiles al promover soluciones falsas para el cambio climático como las que siempre propone la industria —explica Louise Sales, del proyecto sobre Tecnología Emergente de Amigos del a Tierra Australia. El experimento de gestión de la radiación solar que se planea en la Gran Barrera de Coral no es la excepción, pues entraña enormes riesgos. Para enfrentar verdaderamente el cambio climático, necesitamos serios cortes a las emisiones de CO2, y no remiendos técnicos que nos distraigan.  
Este Proyecto en Australia asegura que protegerá la Gran Barrera de coral, pero la geoingeniería no enfrenta las causas principales de la destrucción de los corales (acidificación oceánica y contaminación de las costas). El proyecto está conectado a un equipo de geoingeniería que ha estado trabajando para desplegar la misma técnica de blanqueamiento de nubes en las cercanías a Monterrey Bay en California.[2]
Ha habido intentos para probar las técnicas de fertilización oceánica en las costas de Chile y Perú que también contravienen al Convenio de Londres y la moratoria del CDB: Oceaneos, organización conectada con  anteriores experimentos ilegales en Canadá, presenta sus actividades como “siembra oceánica”, argumentando que se trata de un método para aumentar las reservas de peces.
Rechazamos que se intente usar la degradación de los ecosistemas o supuestas mejoras a las pesquerías como excusa para justificar el avance de la geoingeniería marina. Esos experimentos violan la moratoria internacional, y hay evidencia científica que indica que los riesgos e impactos son mucho más grandes que los supuestos beneficios, afirmó Samuel Leiva de Terram, Chile.
La geoingeniería implica  numerosos riesgos ambientales, geopolíticos y económicos que afectarían al mundo de formas diferenciadas, favoreciendo a empresas e individuos que ya lucran con el cambio climático. Pequeños experimentos en la tierra, [3] el océano o el aire, [4] no resultan en información sobre los impactos de la geoingeniería en el clima o en los sistemas ecológicos. En vez de ello, los proyectos funcionan como punta de lanza para abrir paso a experimentos e inversiones mayores para que los experimentos de geoingeniería se adopten a gran escala.
Los océanos y los mares son cruciales para las comunidades y para la vida en el planeta. Hoy la  campaña HOME renueva su llamado a detener todos los experimentos de geoingeniería marina.
Breve información sobre algunos riesgosos experimentos de geoingeniería 
en ecosistemas marinos:
Experimento: Blanqueado de nubes marinas (rociar agua del mar hacia el cielo para abrillantar las nubes y que reflejen la luz del sol de vuelta al espacio). Quiénes lo promueven:  Instituciones australianas y la Southern Cross University Dónde: Aguas costeras cerca de Townsville, Australia.
Riesgos para los océanos: Si se realizara a macroescala, podría cambiar los patrones de precipitación regionales o incluso globales. Mayor acidificación del océano y mayor contaminación costera de los arrecifes de coral podrían sobrevenir por el uso ininterrumpido de combustibles fósiles.
Experimento: Distribuir millones de micro-burbujas de cristal sobre el hielo del ártico para rebotar la luz del sol y ralentizar su derretimiento en los meses cálidos. Quién lo promueve:  Ice911 project
Dónde: Utquiagvik (antes Barrow), Alaska y Winnipeg, Canadá.
Riesgos para los océanos: Posibles cambios a los patrones climáticos, precipitación y corrientes marinas; efectos desconocidos de las micro-burbujas sintéticas si entran en la cadena alimentaria, inhibición potencial del crecimiento de flora que perturbe las cadenas tróficas marinas, acidificación del océano por el uso continuado de combustibles fósiles.
Grupos indígenas de esta región se oponen al experimento y están cuestionando los impactos potenciales de la inhalación de las micro-burbujas.
Experimento: Fertilización oceánica (estimular el crecimiento del plankton para que secuestre carbono, pero esto es hipotético. Quién lo promueve:  Oceanos
Dónde:  Aguas costeras de Chile y Perú
Riesgos para los océanos: Des-oxigenación que crearía “zonas muertas”; crecimiento potencial de algas tóxicas y remoción de nutrientes del agua que perturbaría los ecosistemas a lo largo de las corrientes.
Experimento: Surgencia costera (traer agua de lo profundo océano, rica en nutrientes, a la superficie de las aguas costeras, para estimular el crecimiento del plankton, lo que hipotéticamente absorbería CO2). Quién lo promueve:  GEOMAR Helmholtz Centre for Ocean Research, Alemania.
Dónde : Aguas costeras de Callao, Perú y de la corriente Bengela Current en la costa occidental de África del Sur.
Riesgos para los océanos: Liberación potencial de CO2 almacenado en el océano profundo, posible incremento de la acidificación océanica, disrupción de la red alimentaria marina y las pesquerías.

Notas:
[1] Los experimentos para verter partículas de hierro y otras substancias al mar, para probar la fertilización (una forma de geoingeniería marina) comenzaron a realizarse en 1998. Muchos estudios científicos que expusieron  sus impactos y su falta de eficacia para capturar carbono se han publicado desde entonces. Desde 2007,  protestas y oposición global a la geoingeniería por parte de la sociedad civil y movimientos sociales han aumentado significativamente. Como resultado, el Convenio de Londres sobre la Prevención de la Contaminación Marina y el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica adoptaron una  moratoria sobre fertilización oceánica en 2008.
El Protocolo del Convenio de Londres fue más allá, adoptando una prohibición sobre la fertilización oceánica en 2013. Una moratoria sobre todas las formas de geoingeniería (incluyendo experimentos a cielo abierto a menos que cumplieran con criterios estrictos) se adoptó en el  CBD en 2010. En 2012, Russ George, apodado el geoingeniero deshonesto, condujo un experimento por el que no fue sancionado, que consistió en arrojar más de 90 toneladas de partículas de hierro al Océano Pacífico en los territorios Haida Gwaii en costas de Canadá. El gobierno canadiense se opuso posteriormente a esta acción y la prohibió, el experimento fue igualmente vituperado por la Nación Haida. En 2016, el Convenio sobre la Diversidad Biológica  reafirmó su moratoria.
No obstante, el respaldo de poderosas industrias de combustibles fósiles y algunos multimillonarios continúan alentando los experimentos al aire libre, en violación de la moratoria global.
[2] El blanqueamiento de nubes se explica en el texto  El gran fraude climático, del Grupo ETC y la Fundación Boell, página 93.
[3] Experimentos de geoingeniería en tierra se explican en el texto  El gran fraude climático, del Grupo ETC y la Fundación Boell, página 44.
[4] Experimentos de geoingeniería en el aire, como Scopex, se explican en el texto  El gran fraude climático, del Grupo ETC y la Fundación Boell, página 90.
Boletín de prensa colectivo: Campaña HOME, Fundación TERRAM, GRupo ETC, fundación Heinrich Boell y Amigos de la Tierra Australia.
Para mayor información sobre geoingeniería, visite Monitor de geoingeniería, GeoengineeringMonitor.org
Contactos:
Samuel Leiva, Terram, Chile, sam.leivag@gmail.com
Silvia Ribeiro, Grupo ETC, México, silvia@etcgroup.org
Louise Sales, FOE Australia, louise.sales@foe.org.au
Linda Schneider, Heinrich Boell Foundation, Alemania,  schneider@boell.de
Fuente: Monitor de Geoingeniería

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